lunes, 30 de diciembre de 2024

#NELO: LA TARDE EN SILVANIA

Era una tarde apacible en Silvania. El sol se filtraba suavemente entre las ramas de los árboles, cuyas hojas, como vestidos frondosos, bailaban al compás de una brisa juguetona. En la ladera, los pájaros emergían de sus nidos alcolchonados, entonando melodías que parecían estar destinadas a un solo espectador. Nelo, con los ojos cerrados y el corazón abierto, sentía que aquellas canciones eran para él, como si la naturaleza entera le ofreciera una serenata exclusiva.

Mientras los trinos resonaban, Nelo recordó un versículo de Mateo:
"Mira las aves del cielo que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?"
Ese pensamiento lo llenó de felicidad, y una sonrisa iluminó su rostro mientras continuaba su camino, disfrutando del abrazo de la brisa que parecía susurrarle secretos antiguos.

EL ENCUENTRO EN ZERATENA

Al llegar al pueblo, los sonidos de trompetas y risas infantiles llenaron el aire. Era la cabalgata de los niños, quienes montaban caballos de madera con la alegría propia de la infancia. Nelo observaba la escena con ternura, contagiándose de la felicidad que irradiaban aquellos pequeños.

De repente, el cielo cambió su semblante. Nubes grises se desplegaron y, como si el universo quisiera dar una limpieza ceremonial, comenzó a llover. Las calles se bañaron en una lluvia transparente que dejó todo impecable, un espectáculo que Nelo contempló con calma, mientras pensaba en su cita con kike 

El tiempo pasó, y justo cuando la lluvia cesó, Kike llegó, sonriente y lleno de energía. Se dirigieron a Zeratena, un café acogedor donde las palabras parecían tener vida propia. Allí, entre sorbos de café y el calor de las historias compartidas, los dos amigos exploraron anécdotas, fotografías y recuerdos que trazaban las líneas de sus vidas.

EL PODER DE LAS CONEXIONES

Nelo presentó a dos amigas, Laura y Stefany, quienes escucharon con atención a Kike, un hombre cuya sabiduría y pasión por la literatura irradiaban en cada palabra. El grupo intercambió ideas, reímos y planeamos futuros encuentros literarios, donde los libros serían la excusa perfecta para conectar corazones y mentes.

Al final, Nelo reflexionó sobre el encuentro:
"Kike no solo es un hombre respetuoso, sino un maestro que sabe escuchar, inspirar y elevar el ánimo. Este encuentro me recordó que cada momento de la vida es una oportunidad para aprender, agradecer y crecer."

Antes de despedirse, Kike le dejó una reflexión que Nelo llevaría consigo siempre:
"La verdadera riqueza no está en lo que posees, sino en lo que compartes. Las palabras, las historias y el tiempo son tesoros que multiplican su valor cuando los das a otros."

UN MENSAJE PARA EL ALMA

De regreso a casa, mientras las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo, Nelo pensó en lo bendecido que era. Ese día había sido una sinfonía de emociones, una danza entre la naturaleza, la amistad y las palabras. Agradeció a Dios por los encuentros que nutren el alma y fortalecen el espíritu, y entendió que la vida, como los trinos de las aves, está llena de regalos inesperados para quienes saben escuchar.

#"El Caballo de Luz y los Sueños que Traspasan Fronteras"


 En el tenue amanecer del 30 de diciembre, los cielos sobre Villa de las Bendiciones se teñían con una tímida pincelada anaranjada. Las aves iniciaban su canto mientras un carpintero de plumas rojas y negras picoteaba con fervor un poste de guadua, como si marcara con su ritmo el compás de algo extraordinario. Eran las 5:40 de la mañana, y la temperatura de 18 grados envolvía el ambiente con la suavidad de un abrazo.

Kike despertó de un sueño profundo, de esos que no se olvidan. Había viajado a un mundo más allá de la imaginación, un vasto campo de girasoles y cultivos, donde un labriego cabalgaba sobre un caballo café con un brillo casi celestial, como si estuviera hecho de luz misma. Kike flotaba en el aire, invisible, contemplando aquella escena mágica. El labriego llevaba una sonrisa tan amplia que parecía contener los secretos del universo. Todo vibraba con una energía que Kike jamás había sentido: un equilibrio perfecto entre lo terrenal y lo divino.

Al despertar, intentó regresar a ese mundo extraordinario, pero la realidad le reclamaba. Entonces, meditó, dio gracias a la Divina Providencia y al universo, sintiendo que aquel sueño llevaba un mensaje oculto, un presagio de algo magnífico que estaba por venir.

El día anterior, mientras veía la misa virtual del Santuario de 20 de Julio en YouTube, Kike había notado algo peculiar en los rostros de los asistentes. Cada mirada reflejaba esperanza, un anhelo de transformación. Esa conexión con lo divino llenó a Kike de paz y lo inspiró profundamente.

Al mediodía, recordó un pendiente: un video promocional de su primer libro, enviado por la editorial LETRAME. Tras varios intentos fallidos días atrás, ese día logró subirlo a YouTube con éxito. Pero el sistema le ofreció algo inusual: la opción de programar un lanzamiento. Decidió fijarlo para las 8:00 p.m., compartiendo la noticia con sus amigos por WhatsApp.

Mientras esperaba, Kike se sumergió en sus rituales: escribir, meditar y agradecer. Cuando faltaban solo cinco minutos para el lanzamiento, llamó a Linda, su fiel compañera, para vivir juntos ese instante. La cuenta regresiva comenzó: 5, 4, 3, 2, 1...

El silencio fue abrumador. Nada sucedió. Pero, de repente, una cuenta regresiva mágica de YouTube comenzó: tres minutos cargados de emoción y expectativa. Al llegar a cero, el video emergió como un rayo de luz, mostrando este mensaje:

"En una región apartada de Colombia, donde el tiempo parece detenerse, se encuentra Silvania, un municipio de Cundinamarca. Allí, en un rincón mágico llamado 'Villa de las Bendiciones', rodeado de naturaleza exuberante y paisajes de ensueño, Jaime Humberto Sanabria nos invita a navegar en un mundo donde la realidad y la fantasía se mezclan. Con amaneceres que despiertan sueños y atardeceres que guardan secretos, cada narración conmueve e inspira, llevando al lector a imaginar y descubrir el poder transformador de creer en sí mismo."

Historias que inspiran la imaginación Mi primer libro: video promocional Editorial LETRAME

En ese momento, Kike sintió que el universo entero conspiraba para que su mensaje trascendiera fronteras. Aquella noche, bajo un cielo estrellado, se encomendó nuevamente a la Divina Providencia, agradecido y lleno de esperanza. Supo, con una certeza indescriptible, que sus palabras inspirarían a miles, tal vez millones, a creer en sus sueños.

La historia de Kike nos recuerda que los sueños no conocen límites y que el verdadero poder de la mente humana yace en su capacidad de imaginar y crear. Allí, donde la fe y la perseverancia se encuentran, lo imposible deja de serlo y las fronteras se desvanecen.

domingo, 29 de diciembre de 2024

#"El Aroma de un Nuevo Comienzo: La Última Clausura en las Montañas de Silvania"


 En una fresca y apacible mañana de viernes 27 de diciembre, la finca El Arroyo, ubicada en Yayata Bajo, sector Las Palmas, se despertaba entre susurros de naturaleza. A las 5:30 a. m., don Wilson, el guardián de aquella casa rodeada de una exuberante vegetación, se levantaba como cada día. Antes de que el sol rompiera del todo su indecisión entre la lluvia y el amanecer, don Wilson ofrecía una plegaria al cielo, agradeciendo por los encuentros y las amistades que enriquecerían su jornada.

Su rutina comenzaba con un vaso de agua cristalina, nacida de las entrañas de la montaña. Luego, un baño frío lo despertaba por completo, pero el verdadero ritual era la preparación de su mágico tinto. En la cocina, don Wilson mezclaba café recién molido con un toque de cannabis, ortiga y un dulzor natural de miel de abejas y jarabe de propóleo. El primer sorbo siempre era una celebración. Mientras lo saboreaba, miraba el horizonte, impregnado de los cantos alegres de las aves y el susurro de los árboles danzando al compás del viento.

A las 7:00 a. m., don Wilson partió hacia la oficina central de la UMATA, donde entregó su informe al Dr. Leonardo Carrillo, su jefe inmediato. Juntos repasaron los logros del año y delinearon las últimas estrategias para fortalecer la autosuficiencia de los campesinos de la región. Entre los temas, destacaron la importancia del respaldo que el alcalde de Silvania, el Dr. Ricardo Pulido, había ofrecido al proyecto y cómo sería clave para el año próximo.

A las 9:30 a. m., llegó Kike, el joven entusiasta y narrador del grupo, quien también probó el mágico tinto antes de aceptar un reto: trotar 11 kilómetros hasta la vereda San José Alto. Partió con la determinación de un guerrero a las 9:50 a. m., dejando a don Wilson con la tarea de alcanzarlo más tarde en su motocicleta.




El sendero hacia San José Alto era una sinfonía de vida. Flores de colores intensos bordeaban los caminos, y el aire olía a tierra húmeda y esperanza. Kike llegó a las 10:52 a. m., justo antes de que don Wilson apareciera, sonriente, a los pocos minutos. Ambos fueron recibidos en la finca de Jorge Ávila y María Eugenia Vargas, cuyos tintos tenían un calor especial que hablaba de hospitalidad.



Poco a poco, llegaron los demás integrantes. Cada rostro traía una historia. Flor Beltrán, de la finca El Vergel, y don Hermes Rodríguez, el coordinador del grupo, cautivaron a Kike con relatos llenos de superación. Don Hermes, con voz firme pero serena, habló del derrumbe que destruyó su hogar años atrás y cómo su fe inquebrantable le permitió reconstruir su vida. Hoy sus tierras florecían con cultivos de café, lulo y pastos para su ganado.

Finalmente, llegaron: Flor Priciero, los hermanos Pedro y Jesús Martínez, y así fueron llegando más integrantes, y todos coincidieron en el apoyo incondicional de don Wilson en sus huertas y lombricultivos y en la asesoría en sus siembras de café, plátano, yuca, cilantro y otros cultivos. 

Don Wilson, incansable en su labor, era el centro de aquellas vidas, guiándolos en sus huertas, lombricultivos y siembras. La reunión no era solo para cerrar una CLAUSURA, sino para celebrar un año de aprendizajes y unión. Mientras los miembros del grupo VELTIVERT compartían anécdotas y Kike grababa cada palabra para su canal de YouTube: ZONA DEL EXITO, el ambiente se llenaba de risas, gratitud y sueños compartidos.

Canal: ZONA DEL EXITO

El banquete final fue una verdadera fiesta. Empanadas, masato casero, carne asada, yuca y guacamole se servían como símbolo de esfuerzo colectivo. La tarde se cerró con abrazos sinceros y promesas de un futuro mejor.

Aquella última CLAUSURA no solo marcó el fin de un ciclo, sino el inicio de una revolución silenciosa en la alimentación y la autosuficiencia en las montañas de Silvania. Porque, como enseñó esta historia, la verdadera riqueza está en la unión, el trabajo compartido y la creencia inquebrantable de que juntos podemos construir un mundo mejor.

Esta historia de integración y superación nos invita a reflexionar sobre la fuerza del trabajo colectivo y la importancia de creer en nuestros sueños. Como don Hermes, que reconstruyó su vida desde las cenizas, y como don Wilson, que se dedica a guiar y capacitar a los labriegos, todos tenemos la capacidad de transformar nuestras circunstancias cuando trabajamos con pasión y determinación.

sábado, 28 de diciembre de 2024

#El arco iris que susurraba sueños


 Era un 28 de diciembre, una mañana peculiar en Silvania. Aunque el verano prometía días despejados, el cielo amaneció cubierto por una espesa nubosidad que parecía luchar por dominar el día. Pero la naturaleza, como siempre, tenía su propio plan: la vegetación brillaba con un verde intenso, las flores lucían radiantes, y el contraste entre la niebla y los colores creaba un espectáculo casi irreal.

A las 5:40 a.m., Kike despertó de un sueño que parecía haberse borrado de su memoria como el rocío al amanecer. Un calambre en los gemelos de su pierna izquierda lo sacó de su descanso. Recordó con una sonrisa que quizás la causa fue el desafío del día anterior: un ascenso de 11 kilómetros que completó en tiempo récord, mientras don Wilson, su amigo y compañero de aventuras, lo alcanzó 45 minutos después en su moto.

Kike se recostó de nuevo y, como era habitual, comenzó a escanear su cuerpo en busca de equilibrio. Cuando llegó a los gemelos, cerró los ojos y realizó su peculiar ritual. Con una caricia invisible, transmitió calor a la zona afectada hasta que el dolor desapareció. Al abrir los ojos, algo en su mente le susurró que ese día guardaba secretos.

Mientras meditaba, un recuerdo lo llevó dos días atrás, a la vereda Panamá. Allí, bajo un cielo que acababa de llorar, don Wilson clausuraba una reunión del grupo "Emprendedores de Seguridad Alimentaria". Kike, en su rincón favorito, tomaba notas en su libreta blanca. Fue entonces cuando un destello de luz lo llamó. Salió al patio, y frente a sus ojos apareció un arco iris tan majestuoso que parecía un puente entre mundos.

—Don Wilson —exclamó Kike emocionado—, tome una foto, ¡esto es una obra celestial!

Don Wilson asintió, pero antes de disparar la cámara, tuvo una idea: pidió a Kike que se colocara frente al arco iris, con su libreta en mano y la mirada perdida en el horizonte. La imagen capturó no solo el momento, sino algo más: una conexión inexplicable entre el cielo, la tierra y los sueños de Kike.

Aquella noche, mientras revisaba la foto que don Wilson le había enviado, Kike sintió un escalofrío, como si el arco iris le hablara.. La belleza de esos colores cruzando el horizonte recordó la portada de su primer libro, Historias que Inspiran la Imaginación. Esa puerta que lleva a un mundo mágico simboliza el viaje que inició hace tiempo, cuando decidió escribir para encontrarse consigo mismo y, al mismo tiempo, compartir esa magia con los demás.. En el silencio de la madrugada, tomó su pluma y escribió:

"Mientras contemplo el arco iris desde mi rincón de escritura, siento que cada color me susurra historias por contar, recordándome que los sueños y las palabras pueden iluminar hasta los días más grises."

Al leer esas palabras, algo mágico ocurrió. En la imagen del arco iris, Kike creyó ver figuras danzantes, como si el universo le revelara secretos que esperaban ser contados. Cerró los ojos y pidió a la Divina Providencia:

"Dame sabiduría e inteligencia, para escribir con acierto, historias que inspiren al mundo."

Cuando despertó, horas más tarde, su mente era un torbellino de ideas. Comprendió que cada historia que escribiera no solo sería un relato, sino una semilla de esperanza para quienes la leyeran.

Esta historia nos invita a recordar que la inspiración está en todas partes: en el cielo, en los colores, en los momentos que nos parecen insignificantes. Y que al escuchar nuestro yo interior, tenemos el poder de transformar el mundo. Solo hace falta la valentía de creer y el deseo de sembrar nuestras propias semillas de esperanza.

jueves, 26 de diciembre de 2024

#Sancocho del Huerto a la Mesa

Era una mañana fresca y tibia en Silvania, donde las aves surcaban los cielos en un despliegue de acrobacias, danzando a un compás melódico bajo el azul claro del 26 de diciembre. En las oficinas de la UMATA, ubicadas en la Alcaldía Municipal, el reloj marcaba las 8:00 a.m. El Ingeniero Wilson García y el Dr. Leonardo, director de la UMATA, revisaban el balance de las visitas realizadas la semana anterior. Entre risas y reflexiones, destacaban la gratitud de las comunidades hacia la gestión del alcalde, el Dr. Ricardo Pulido, y su equipo.

La charla derivó hacia la importancia de los blogs para conectar con los habitantes de Silvania, Colombia y el mundo. También discutieron las dos últimas actividades programadas para cerrar el año. Hacia las 9:00 a.m., llegó Kike a las oficinas. Con un tinto preparado por don Wilson en mano, planificaron el siguiente blog en la vereda Panamá Alta, rememorando anécdotas de visitas anteriores. A las 10:00 a.m., Kike partió adelante, y don Wilson salió en su moto a las 10:40 a.m. en un recorrido de 6.20 km. Durante el trayecto, los lugareños lo saludaban con aprecio, y él disfrutaba del paisaje: un cielo despejado, pincelado de azul, y una vista de ensueño hacia Fusagasugá.

A las 11:00 a.m., se encontraron en la finca La Y, en Panamá Alta, donde don Carlos Beltran y su esposa Sofía Ojeda los recibieron con vino de manzana y galletas. Poco a poco llegaron los vecinos, cada uno con un aporte: pollo criollo, yuca, papa, auyama, cilantro, ajo, arracacha, y más, listos para preparar un sancocho cocinado a la leña. Entre los asistentes estaban:

  • María Stella Beltrán de Las Palmas

  • Edith Gutiérrez, coordinadora del grupo

  • María Nevyn López Carvajal, del Alto de la Guaca

  • María Isleny Muñoz de Sánchez, integrante

  • Marcela Molina, de la Finca Diamante

  • Luis Alberto Beltrán Pérez, caficultor destacado

  • Adalguisa Mata, integrante

  • Alquímedes Chitiva, integrante

  • Gladys Fernández y su hija, de la Finca del Recuerdo

  • José Gentil Madrigales, del lote San Pedro

Todos coincidieron en su amor por el campo desde temprana edad. Don Wilson destacó la importancia de rescatar las semillas ancestrales y recuperar los suelos mediante la lombricultura, y reconoció el apoyo del alcalde Ricardo Pulido y su equipo. Con palabras de agradecimiento, Sofía y Carlos ofrecieron su hospitalidad. Destaco la noble labor de la coordinadora del grupo Edith Gutiérrez en este año. Luego, don Wilson alentó a los "Emprendedores de la Seguridad Alimentaria" a que 2025 fuera el año de la revolución productiva, recordándoles máximas como: “Produzco lo que consumo,” “Mi finca produce de todo,” y “El que siembra cosecha.”













Cada participante compartió testimonios breves sobre el año transcurrido, destacando logros y aprendizajes. Finalmente, Kike relató cómo nació su amistad con don Wilson y el homenaje que le dedicó en un blog navideño. Cuando el sancocho estuvo listo, los anfitriones sirvieron los platos, acompañándolos con cervezas heladas. La reunión terminó entre abrazos, risas y deseos de un feliz 2025, visualizando un año mejor que el 2024.

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Sancocho en leña que delicia!!!

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Sin embargo, algo más parecía flotar en el aire aquella tarde. Mientras el fuego de la leña crepitaba bajo la olla, una brisa inusual recorrió la finca, llevando consigo un suave aroma a flores silvestres y un murmullo que, según los más viejos del lugar, era la voz de los ancestros bendiciendo la reunión. Los más atentos afirmaron haber visto un destello entre las copas de los árboles, como si la naturaleza misma se uniera al festín en celebración de la armonía entre las manos humanas y la tierra.

La tarde avanzaba, y el cielo comenzó a teñirse de un rojo intenso. De pronto, un ave de plumaje dorado surcó el aire, dejando a todos los presentes perplejos. "Es un mensaje," murmuró una de las abuelas del grupo. "El espíritu del campo está con nosotros." Este hecho quedó grabado en la memoria colectiva como un presagio de abundancia y unidad para el año venidero.

Al concluir el día, don Wilson se levantó para dirigir unas palabras finales. “Hoy hemos demostrado que juntos podemos lograr grandes cosas. Este sancocho no solo es un alimento para el cuerpo, sino un símbolo de lo que somos capaces de construir cuando unimos esfuerzos y corazones. Recordemos que nuestra tierra nos da todo, y es nuestra responsabilidad cuidarla y respetarla. Sigamos trabajando con amor, y no olvidemos que la verdadera prosperidad comienza en el alma.”

Con esta reflexión, las estrellas comenzaron a aparecer en el cielo. La reunión en la vereda Panamá Alta no solo fue una celebración, sino el inicio de una leyenda que los lugareños contarían durante generaciones. Una historia de esperanza, unión y la magia del campo que, al igual que las semillas ancestrales, continuaría germinando en los corazones de quienes la escucharan.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

#El Mantra de la Gratitud: La Transformación de Kike

 

Era el 25 de diciembre, exactamente a las 12:24 a.m., cuando el eco de los últimos estallidos de pólvora se apagó, dando paso a un amanecer sereno en Villa de las Bendiciones, Silvania. El aire estaba impregnado de una paz casi mágica, como si la noche misma se inclinara en gratitud por la llegada de la Navidad.

Kike, un soñador empedernido, se encontraba en su rincón favorito, reflexionando. Durante el mes de diciembre, su vida había cambiado drásticamente. Había conocido a personas extraordinarias, almas que parecían haberse cruzado en su camino como piezas predestinadas de un gran rompecabezas. Estas conexiones no eran casualidad; Kike lo sabía, y en su corazón rebosaba gratitud.

Entre estas personas estaba don Wilson García, un hombre cuya generosidad y nobleza parecían sacadas de un cuento. Kike lo había conocido en una feria artesanal en julio, donde Linda, su esposa, había inscrito su pequeño emprendimiento. Aquella feria, con su bullicio y colores, marcó el inicio de una amistad peculiar y profunda.

Don Wilson recorría los puestos, haciendo pequeñas compras en cada uno como si quisiera inyectar esperanza en los corazones de los emprendedores. Cuando llegó al puesto de Kike y Linda, su sonrisa cálida bastó para crear un puente de empatía. Fue entonces cuando Kike, con su curiosidad característica, le preguntó:

—¿Y usted por qué es así?

Desconcertado, don Wilson respondió:

—¿Así cómo?

—Tan generoso. Apoya a los emprendedores como si fueran su familia. Eso es algo único en este mundo.

La conversación sembró la semilla de una amistad que se fortalecería con el tiempo. Días después, en una reunión agropecuaria, don Wilson presentó a los vecinos el concepto del rescate de semillas ancestrales. Kike, que siempre había sido un hombre de ciudad, descubrió en esas palabras un amor inesperado por el campo. Fue un momento de epifanía, como si las raíces de la tierra lo llamaran a ser parte de algo más grande.

Con el paso de los meses, la relación entre ambos se transformó en un intercambio de aprendizajes. Kike comenzó a escribir blogs inspirados en su entorno y en las historias de la gente que lo rodeaba. Aunque don Wilson dudó al principio del potencial de Kike como escritor, pronto quedó cautivado por la profundidad de sus relatos.

Lo que don Wilson no sabía era que Kike había encontrado su brújula espiritual en la lectura diaria de la Biblia y en los libros de autores como Deepak Chopra, Lain Garcia Calvo, Eckhar Tolle, Pablo Arango y varios escritores. Estas obras no solo le enseñaron la importancia de la gratitud, sino que también encendieron en su corazón un sueño: si la humanidad practicara la gratitud, el mundo podría transformarse en un lugar más pacífico y compasivo. 

El 2 de octubre, Kike alcanzó un hito que parecía imposible: terminó de escribir su primer libro. Don Wilson, conmovido por la pasión y dedicación de su amigo, lo integró al equipo de la UTAMA, donde Kike ofrecía sus escritos sin pedir nada a cambio. Aunque enfrentaba dificultades financieras, Kike nunca cobró por su trabajo. Para él, escribir era un acto de gratitud y un puente hacia sus sueños.

Esa noche, mientras las estrellas iluminaban el cielo de Villa de las Bendiciones, Kike cerró los ojos y pronunció su mantra:

—Gracias.

Agradeció por las personas que habían llegado a su vida, por las lecciones aprendidas, y por el don de escribir historias que inspiran. Sabía que la Divina Providencia siempre recompensa a quienes actúan con amor y fe.

Esta historia nos enseña que la gratitud no solo transforma nuestras vidas, sino que también tiene el poder de tocar los corazones de quienes nos rodean y, tal vez, cambiar el destino del mundo.

martes, 24 de diciembre de 2024

#Huella de Esperanza en Loma Alta


 Era una mañana luminosa, el 17 de diciembre. El reloj marcaba las 6:00 a.m., y Silvania despertaba abrazada por un sol dorado que parecía bendecir con su calor cada rincón del municipio. Las aves, en un espectáculo celestial, llenaban el aire con sus cantos armoniosos, como si estuvieran componiendo un himno para celebrar el nuevo día. En las veredas cercanas, los campesinos forjadores del campo se preparaban para un día más de arduo trabajo, con la esperanza grabada en cada surco de tierra.

En la oficina de la UMATA, don Wilson García y la ingeniera Martha Poveda compartían un café oscuro, de aroma profundo, mientras escuchaban las palabras del director, el Dr. Leonardo Carrillo. La conversación giraba en torno a una misión importante: visitar la vereda Loma Alta, a 13 kilómetros de distancia. Lo que antes era un sendero intransitable ahora había sido transformado en una carretera digna gracias a la visión del alcalde, el Dr. Ricardo Pulido.

A las 9:00 a.m., los ingenieros emprendieron su viaje en una motocicleta, enfrentándose a un ascenso que serpenteaba entre montañas. A medida que avanzaban, parecían adentrarse en un cuadro vivo: potreros de un verde intenso, árboles majestuosos que narraban historias de tiempos pasados, cultivos de café, mora y tomate de árbol que prometían frutos dulces. Cada curva del camino era un recordatorio de la conexión entre la naturaleza y la humanidad.

Don Wilson y la ingeniera Martha, llegaron a las 9:55 a.m a 150 mts antes del salón comunal, a la casa de donde don Miguel Antonio González y su esposa Alba les ofrecieron un tinto cálido, lleno del alma de la región. Poco a poco, los integrantes del proyecto comunitario comenzaron a llegar: Janneth Baquero y Juan Manuel Ramos, líderes comprometidos; Lorena Pinzón, maestra de lombricultura; Antonio Gaitán, el avicultor generoso; Lizandro Morales, protector de suelos; Stella Sánchez, la soñadora con tierras nuevas. Y así, hasta que 35 personas llenaron el salón, cada una con una chispa de entusiasmo en sus ojos.

La reunión comenzó con palabras de aliento y sabiduría. Don Wilson felicitó a los asistentes por su dedicación y les recordó que 2025 sería un año de revolución en sus vidas: un tiempo para la unión, la producción y el renacer de sus veredas. La ingeniera Martha añadió un mensaje de esperanza, destacando la resiliencia y el amor con los que enfrentaban cada desafío.

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Cuando el reloj marcó la 1:00 p.m., la reunión culminó con un festín: un delicioso ajiaco campesino cocinado con leña, acompañado de masato en la casa de Miguel Antonio y su esposa Alba. Las risas y las historias se mezclaron en el aire, creando un momento que quedaría grabado en los corazones de todos los presentes.





Don Wilson y la ingeniera Martha se despidieron con prisa, pues la madre de Wilson celebraba su cumpleaños ese día. Mientras la motocicleta se alejaba, dejando una estela de polvo en el sendero, los miembros de "Productores Casa Verde" quedaron reflexionando sobre las lecciones aprendidas y las semillas de esperanza plantadas en sus corazones.

Esa tarde, mientras la comunidad compartía un asado, alguien señaló hacia el horizonte. La figura de don Wilson y Martha desaparecía entre las montañas, pero su legado de esfuerzo y dedicación permanecía. En Loma Alta, un rincón olvidado, la esperanza había echado raíces.

Y así, el trabajo incansable de líderes como el alcalde Dr. Ricardo Pulido, el Dr. Leonardo Carrillo y el equipo de la UMATA nos recuerda que las pequeñas acciones tienen el poder de transformar vidas y sembrar el futuro de una nación.

lunes, 23 de diciembre de 2024

#"El Secreto del Amanecer: Cuando los Sueños Tocan el Alma"


Era un amanecer tibio y encantador, aquel domingo 22 de diciembre en Silvania. El cielo se desplegaba como un lienzo infinito, teñido de un azul profundo entrelazado con pinceladas de nubes naranjas, blancas y grises, como si el universo mismo hubiese decidido pintar el día con su toque divino. A las 5:22 am, Kike despertó, aún atrapado por las vibraciones de un sueño tan vívido que parecía haber dejado huellas en su alma.

Ese sueño lo transportaba a un lugar irreal: un laberinto de paredes verdes y aromáticas, donde las hojas parecían emitir su propia luz, como si cada una de ellas contuviera la esencia del sol. Un aire melódico envolvía aquel lugar, y una energía indescriptible lo abrazaba con calidez. Mientras repasaba los detalles, Kike sintió que ese sueño guardaba un mensaje oculto, un eco de algo que había pedido al universo mucho tiempo atrás.

Dieciocho días antes, Kike había dedicado sus pensamientos y oraciones a la Divina Providencia, dejando en sus manos dos deseos concretos y un tercero indefinido, un misterio que confió al universo. Los primeros dos deseos se habían cumplido: el primero a mediados del año y el segundo en aquel diciembre, cuando logró escribir su primer libro, un logro que simbolizaba para él el poder de los sueños.

Pero el tercer deseo permanecía velado en el enigma de lo imposible. En su juventud, Kike había deseado algo que, aunque profundamente anhelado, consideraba inalcanzable. Con el paso de los años, desistió de esa idea, dejando que se diluyera en el tiempo, aunque en sus oraciones aún persistía como una esperanza lejana.

Y ahora, en ese sueño, algo poderoso y misterioso le susurraba que el tercer deseo estaba a punto de cumplirse. Una fuerza invisible lo transportaba a un mundo donde lo imposible se disolvía, y Kike sintió, por primera vez, que aquello que había deseado era una realidad al alcance de su espíritu.

Meditó profundamente, dio gracias y se visualizó abrazando ese día con un renovado sentido de propósito. Conectó con cada fibra de su ser, sintiendo la armonía y la paz infinita que emanaban de su interior. Se levantó, envió impulsos de amor silencioso a su esposa, que dormía a su lado, a su hijo en la habitación contigua, y a la naturaleza que rodeaba su hogar. Este gesto, que Kike había aprendido de Deepak Chopra, era un mantra que simbolizaba su conexión con el universo.

Al mirar por la ventana, absorbió la energía celestial del cosmos, sintiendo que estaba en sincronía con algo mucho mayor. Decidió que aquel tercer secreto o deseo se mantendría oculto hasta que se cumpliera, sellado entre él, la Divina Providencia y el universo.

La historia de Kike nos enseña que no hay límites para soñar y que los verdaderos milagros suceden cuando confiamos, actuamos y nos abrimos al infinito potencial de la vida. Los sueños no solo moldean nuestro destino, sino que también nos muestran que lo imposible es simplemente una barrera que se desvanece cuando vemos más allá y dejamos que las cosas sucedan. 

domingo, 22 de diciembre de 2024

#"Kike, Los Cultivadores de la Loma y el Ajiaco Inspirador"


 Era un 20 de diciembre, y Silvania amanecía envuelta en una brisa refrescante, con el sol filtrándose tímidamente entre las nubes. La temperatura era ideal, 25 grados, y las calles bulliciosas vibraban con la energía de la época navideña. A las 10:05 de la mañana, Kike avanzaba por una concurrida calle, a cuadra y media de la alcaldía, cuando el timbre de su celular interrumpió sus pensamientos.

—Ya le envío la ubicación por Google Maps —dijo la voz familiar de don Wilson al otro lado de la línea.

Sin dudarlo, Kike cambió de rumbo y se dirigió hacia la carretera Sumapaz, vía 40. El camino lo llevó hasta el Mirador Artístico, desde donde comenzó a ascender por senderos bordeados de frondosos árboles frutales, con mariposas danzando en un caleidoscopio de colores. Cada paso le hacía sentir una conexión indescriptible con la naturaleza. A medida que subía, el paisaje se desplegaba como un lienzo vivo, revelando vistas panorámicas de Fusa, Chinauta e Icononzo.

Después de casi seis kilómetros de una caminata exigente pero gratificante al final y gracias a la aplicación de Google Maps, Kike llegó donde don Wilson lo había citado en Villa Rosita, una finca encantadora donde don Eduardo Gaitán y su esposa Rosalba Cortés lo propietarios y anfitriones lo recibieron con un cálido saludo y un delicioso tinto típico de la región.

Allí, Kike conoció a un grupo de personajes extraordinarios, cuyas historias parecían sacadas de un libro mágico:

  • Juan Carlos Alvarado, un artista de 62 años, narró cómo descubrió su talento para el dibujo hace 35 años y cómo, en abril de 2024, las capacitaciones de don Wilson lo inspiraron a plasmar la vida del campo en su arte.

  • José Huertas, un agricultor de 70 años con la vitalidad de un niño, contó cómo las enseñanzas de don Wilson le mostraron una nueva visión del campo, transformando su vida de raíz.

  • Álvaro Mendoza, ingeniero mecánico y escritor de 75 años, recordó cómo el amor por la tierra le devolvió un propósito, uniendo su conocimiento técnico con las labores del campo.

  • Gustavo Forero, evaluador y certificador del SENA, compartió cómo, tras perder su contrato laboral, encontró en el campo una oportunidad para reiniciar y cumplir sus sueños, guiado por las capacitaciones de don Wilson.

  • Finalmente, Eduardo Gaitán relató su transformación: de un citadino sin experiencia agrícola a un apasionado defensor de las semillas ancestrales, cuya finca ahora distribuye plantas y saberes a las veredas cercanas.

El almuerzo fue un festín de sabores: ajiaco con pollo campesino desmenuzado, arroz, y de postre, arroz con leche y uvas pasas. Mientras comían, la conversación fluía como un río, y todos se sintieron como una familia.





Tras el almuerzo, pasaron a un salón con una vista épica de Silvania, donde el sol y la lluvia se alternaban como en un ballet celestial. Don Wilson Gacía ingeniero de la UMATA (Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaría) tomó la palabra para agradecer la solidaridad del grupo y resaltar la importancia de rescatar las semillas ancestrales. Luego intervino la Ingeniera Martha Poveda, felicitando al grupo por su solidaridad entre ellos mismos, luego el ingeniero Duvan, apoyando a los forjadores del campo en comprarles sus cosechas sin intermediarios de por medio y finalmente intervino don Gustavo Forero que hizo una gran inspiradora enseñanza de hacer abono natural y antibióticos de forma natural a partir de los desechos orgánicos de los hollejos, ceniza, cascara de huevo y otros elementos naturales.

El ingeniero Álvaro Mendoza destacó el noble proyecto de Kike, quien había culminado su primer libro: "Historias que inspiran la imaginación" inspirado en la región. Luego, Gustavo Forero compartió técnicas naturales para elaborar abonos y antibióticos, mostrando cómo la sostenibilidad podía transformar vidas.

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"Historias que inspiran la imaginación" reseña

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Destinos!!!

Al final, doña Rosalba ofreció un último tinto acompañado de otro postre, mientras don Eduardo, desde la abundancia de su corazón, regaló a cada invitado una planta de remolacha lista para sembrar.

La jornada concluyó en un ambiente de unión, aprendizaje y gratitud. Kike se marchó con el corazón lleno y una certeza en su interior: el campo no solo era un refugio, sino la clave para un futuro más próspero y sostenible.

viernes, 20 de diciembre de 2024

#"Sharit Zapata: La Voz que Iluminó el Corazón de América"


 Sharit Nicoll Zapata Rincón, conocida en el mundo artístico como "Sharit Zapata, La Voz Estelar de América", nació un luminoso 3 de enero de 2007 en Bogotá, Colombia. Aquella fecha no solo marcó el inicio de una vida llena de música y sueños, sino que coincidió con una peculiar celebración: el Día de las Cerezas Cubiertas de Chocolate, una ocasión en la que los amantes de este dulce se reúnen para degustarlo o crear sus propias versiones.

El origen exacto de esta tradición es incierto, pero se cree que surgió como iniciativa de chocolateros apasionados, buscando dar un toque especial al inicio del año. Para la familia Zapata Rincón, el 3 de enero ya era inolvidable, pero Adriana, la madre de Sharit, siempre decía entre risas: "Mi hija nació para endulzar los corazones como las cerezas cubiertas de chocolate".

Desde pequeña, Sharit mostró un don excepcional. Con apenas cinco años, su voz resonaba en el humilde barrio Portal de Cali como un eco de esperanza. En casa, su madre Adriana la encontraba cantando frente al computador mientras imitaba a sus ídolos: Rocío Dúrcal, Vicente Fernández, Arelys Henao y otros grandes. Su micrófono podía ser una cuchara, un lápiz o incluso un ramito de flores que recogía en la calle. Pero lo más asombroso no eran solo sus interpretaciones, sino cómo parecía que las canciones cobraban vida a través de ella.

Un día, mientras cantaba "Amor Eterno" en el patio, las vecinas juraron haber visto cómo las flores del jardín se inclinaban hacia la niña, como si la naturaleza misma quisiera escucharla. Este rumor, que se extendió rápidamente, atrajo la atención de organizadores de eventos que, por casualidad, buscaban talento para un homenaje a las mujeres en el barrio.

Fue entonces cuando el destino tocó a la puerta de Sharit. Con tan solo siete años, aceptó su primera invitación a cantar en público. Su madre, llena de nervios, temía que su hija pudiera sentirse abrumada frente al público y a un grupo de mariachis que la acompañarían sin ensayo previo. Pero Sharit, con una serenidad que parecía heredada de siglos pasados, subió al escenario.

Esa noche, su voz no solo llenó el salón; pareció elevar los corazones de todos los presentes. "Es como si el alma de una artista legendaria habitara en ella", murmuró uno de los asistentes. Su interpretación fue tan conmovedora que, según cuentan, incluso el cielo de Bogotá se despejó para dejar entrar un rayo de luz que iluminó a Sharit en el momento exacto en que alcanzó la última nota de la canción.

Después de ese evento, Sharit se convirtió en una pequeña estrella local. La rectora de su colegio, Mery Alcira Jiménez, reconoció su talento y le brindó oportunidades para presentarse en eventos escolares, incluyendo el Festival de la Familia. Allí, frente a un público masivo, Sharit no solo cantó, sino que sembró sueños en los corazones de quienes la escucharon.

Pero no todo fue fácil en el camino de Sharit. El barrio donde creció enfrentaba desafíos, y no faltaron las veces en que el ruido de los conflictos exteriores intentaba opacar su canto. Sin embargo, la joven siempre tuvo a tres seguidores incondicionales: su madre Adriana, su abuela Mercedes y su tío Alberto. Ellos no solo la apoyaban, sino que la protegían con un amor tan grande que Sharit sentía que, mientras ellos estuvieran a su lado, ninguna tormenta podría apagar su luz.

Un día, mientras ensayaba para un nuevo evento, recibió un regalo inesperado de su abuela: un collar con un pequeño colibrí dorado. "Este colibrí simboliza la libertad, la fuerza y la magia que llevas dentro, mi niña", le dijo Mercedes. Desde entonces, Sharit no se separó de aquel amuleto, que parecía brillar cada vez que ella cantaba, como si también fuera parte de su destino.

Con el tiempo, las oportunidades crecieron. Cada escenario parecía un peldaño hacia un sueño más grande. Pero también aparecieron desafíos, como la competencia, la presión y las tentaciones de un mundo que no siempre era justo. Sin embargo, Sharit siempre recordó las palabras de su abuela: "Tu voz no es solo tuya, es un regalo para iluminar a quienes te escuchen".



Hoy, Sharit Zapata se encuentra en la antesala de un nuevo capítulo en su vida. Una invitación para presentarse en un importante festival internacional podría ser el trampolín que la lleve a conquistar América. Pero también enfrenta una decisión difícil, pues sabe que alcanzar sus sueños puede requerir sacrificios que podrían cambiar su vida para siempre.

Esta historia continuará...

jueves, 19 de diciembre de 2024

#"Música, Letras y Magia en el Mirador Artístico en Silvania"


 Érase, un atardecer, lunes 16 de diciembre en Silvania, donde la tarde irradiaba un sol dorado que pintaba el cielo con pinceladas de nostalgia y promesas. Un tráfico pesado, como si el tiempo mismo se resistiera a avanzar, frenaba el camino de doña Ligia Marina Másmela y su esposo Germán Pinzón Pineda, quienes se dirigían con ansias al Mirador Artístico de Silvania. El lugar, una joya entre montañas, parecía tener el don de detener la rutina y abrir portales a mundos de inspiración.

Doña Ligia y Germán iban con un propósito especial: encontrarse con Kike, el escritor local cuya obra, "Historias que inspiran la imaginación", había despertado su curiosidad. A las 2:55 p.m., conscientes de que el tiempo se escurría, llamaron a Kike para disculparse por el retraso. La voz de Kike, serena como el murmullo de un río, les respondió:
—Tranquila, doña Ligia. Aquí los espero, sin prisa.

Mientras tanto, el Mirador los aguardaba como un anfitrión discreto, desplegando ante Kike su paisaje de colinas y susurros de viento. Sentado en un rincón, con los ojos cerrados y el corazón en paz, meditaba. El aroma del café recién molido flotaba en el aire, como si la tarde misma quisiera ser testigo del encuentro.

A las 3:18 p.m., el sonido de un motor interrumpió el silencio. Doña Ligia y Germán llegaron al lugar. Al bajar del vehículo, el viento juguetón desordenó sus cabellos mientras sus sonrisas encendían el ambiente. Al acercarse a Kike, ambos lo saludaron con la calidez de viejos conocidos, rememorando el primer encuentro en unas capacitaciones meses atrás.

—Kike, déjame presentarte oficialmente a mi esposo Germán —dijo doña Ligia con orgullo—. Los dos somos músicos, enamorados de la cultura y la educación.

Durante las siguientes dos horas, la magia se tejió en cada palabra. Germán compartió historias de su niñez en Chipa Viejo, evocando su ascenso desde un pequeño pueblo hasta dirigir óperas y zarzuelas en escenarios internacionales. Su voz, acompañada de gestos precisos, parecía arrancar suspiros al paisaje que los rodeaba.

Doña Ligia, por su parte, iluminó la conversación con anécdotas de sus clases de pedagogía infantil, música y danza. Su pasión vibraba en cada palabra, mientras Germán amenizaba con chistes y recuerdos.

Kike, observándolos con admiración, habló de su amor por la escritura, de cómo las páginas de los libros lo guiaron en su juventud y lo llevaron a dar vida a historias que buscaban transformar al lector.
—Escribir es como meditar —confesó Kike—. Encuentras un lugar donde el tiempo no existe y la imaginación es libre de volar.

Cuando Germán sacó los instrumentos, la atmósfera se llenó de notas que parecían bailar entre las montañas. Interpretaron canciones del maestro José Jacinto Monroy, y cada acorde resonó como un eco de las raíces colombianas.

"Que tiene tu mirada" con: Germán Pinzón Pineda y Ligia Marina Másmela Compositor Jacinto Monroy

"Colombia es amor". Con: Germán Pinzón Pineda y Ligia Marina Másmela Compositor Jacinto Monroy

El tinto, servido con esmero, parecía más dulce bajo la influencia de las melodías y las risas compartidas. Fue entonces cuando doña Ligia tomó entre sus manos el libro de Kike, quien le dedicó unas palabras que parecían extraídas del alma misma de Silvania:
"Para doña Ligia, cuya vida es una sinfonía de aprendizaje y arte. Que estas historias sean una inspiración más en su camino."

Al despedirse, doña Ligia y Germán extendieron una invitación para un evento cultural en el mismo mirador, donde poetas, músicos y pintores se reunirían para compartir su arte.

Al día siguiente, un mensaje de doña Ligia llegó al teléfono de Kike:
—Kike, tu libro es un viaje. Cada página me transporta a lugares donde los colores, los olores y los sabores cobran vida. Gracias por compartir tu mundo.

Así, entre música, palabras y montañas, nació una amistad que prometía inspirar a todos los que se cruzaran con su historia.

#Finca La Laguna y los Forjadores del Campo

 Érase una hermosa mañana bajo el abrazador calor en la Estación de Gasolina PUMA de San Raimundo, Cundinamarca. El reloj 
 marcaba las 11:16 a.m. cuando Kike, con su mochila cargada de sueños, descendió de un colectivo procedente de Silvania. Allí lo esperaba una pequeña aventura que marcaría su día.

A los pocos minutos, apareció el ingeniero Duban en su moto, con el rugir del motor anunciando la travesía que los llevaría a la finca La Laguna, situada en la vereda Subia Alta. Kike se ajustó el casco, subió a la moto y se preparó para un recorrido de más de 5 kilómetros que lo sumergiría en un paisaje digno de postal.

A medida que avanzaban, los senderos se transformaron en un túnel verde de frondosos árboles, cultivos de UCHUVAS, y exuberantes frutales que parecían contar historias al viento. El aire estaba cargado de aromas frescos de la tierra húmeda, mientras el sonido de las aves se mezclaba con el ronroneo de la moto.

Tras unos 3 kilómetros, atravesaron un pequeño caserío donde los forjadores del campo, con rostros curtidos por el sol y el esfuerzo, se reunían para sus compras. Cada rincón exhalaba la esencia de una comunidad arraigada a la tierra, donde los valores y el trabajo en equipo eran el alma del lugar.

Guiados por la tecnología de Google, llegaron finalmente a la finca La Laguna, donde los anfitriones e integrantes del grupo: "Sinergia Ecológica" Arnulfo Orjuela y Andrea Carolina Orjuela quienes prestaron la finca para la reunión, los recibieron con sonrisas cálidas y una copa de vino de fruta de gulupa marca MISER, producido con amor en Silvania por Don Wilson. El vino, añejado por cinco años, despertaba los sentidos con su toque embriagante y único.

Ya en la finca, el ambiente estaba impregnado de camaradería. Invitados: Jhon Sanchéz y su esposa Sofia Romero, líderes del grupo "Sinergia Ecológica". También se encontraban: Luz Caro, los hermanos Jordan y Ricardo Gutiérrez, Florentino Rodríguez compartían anécdotas de su transformación: historias de vida que pasaron de la urbe al campo, abrazando prácticas sostenibles como la lombricultura, el cultivo de mora y calabaza, o la creación de abono orgánico. Cada relato era un testimonio de resiliencia y esperanza. 

Jhon Pacheco destacó la importancia del abono orgánico, y Carlos Alberto Velásquez compartió su experiencia como productor orgánico y creador de contenido viral en YouTube, inspirando a miles a adoptar prácticas sostenibles. Los anfitriones: Arnulfo Orjuela y Andrea Carolina Orjuela, eran el alma de la reunión. Su visión de un futuro autosuficiente, donde las asociaciones entre forjadores del campo fueran la clave para enfrentar los desafíos globales, resonó profundamente entre los presentes.

A la 1:00 p.m., Don Wilson, figura inspiradora del grupo, dio inicio a la reunión. Sus palabras resonaron como un eco profundo:

  • "Pensar diferente."
  • "El que siembra, recoge."
  • "Mi finca produce todo."

El auditorio, atento, celebró cada frase con aplausos. La ingeniera Martha Poveda felicitó a los asistentes por su constancia, mientras el ingeniero Duban anunció con entusiasmo nuevas iniciativas para eliminar intermediarios en la compra de cosechas, asegurando así una mejor calidad de vida para los agricultores.

Sinergia ecológica #Granjas #integrales: "Mi #finca produce de todo"

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Delicioso sancocho de gallina!!!

El momento culminante fue el lanzamiento del libro de Kike, "Historias que inspiran la imaginación". Cada capítulo prometía reflexiones nacidas del corazón, diseñadas para transformar vidas y sembrar semillas de cambio.





A las 2:34 p.m., el evento concluyó con un festín: un delicioso sancocho de gallina cocinado a leña, acompañado de papa, yuca, espinazo de cerdo, aguacate, y una refrescante cerveza fría. Entre risas, abrazos, y promesas de un futuro mejor, los forjadores del campo se despidieron, llevando consigo una visión clara para el 2025: un mundo donde la tierra y sus frutos sean la respuesta a los desafíos globales.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

#"El Regreso del Colibrí"


Cuando Maryi llegó a Armenia, lo hizo con una mezcla de esperanza y temor. El apartamento en el cuarto piso, ubicado a 20 minutos del centro, era un espacio nuevo para construir su vida. Su madre, siempre su apoyo incondicional, la acompañó durante el primer fin de semana. Al ver que Maryi parecía adaptarse, se despidió tranquila, confiando en que todo iría bien.

Los días iniciales fueron prometedores, pero la rutina pronto empezó a desgastar a Maryi. Cada jornada comenzaba a las 4 de la mañana, preparando desayuno y almuerzo antes de que él partiera al trabajo. Después, volvía a acostarse, cuidaba de los niños, hacía los oficios, y aguardaba su regreso como única fuente de compañía. Su vida se había convertido en un ciclo interminable de tareas, silencio y soledad.

La tristeza por no poder aportar económicamente se volvió una sombra constante. Maryi veía cómo él cargaba con toda la responsabilidad, y la impotencia se transformó en un estrés que los llevó a frecuentes discusiones. La relación, antes fuerte, parecía desmoronarse lentamente. Finalmente, un día, tras una discusión particularmente dolorosa, Maryi tomó a los niños y volvió a la casa de su madre.

Cuando él llegó al apartamento y lo encontró vacío, el impacto fue devastador. Comenzó a llamarla insistentemente, rogándole que reconsiderara. También buscó ayuda de su suegra y padrastro, pero Maryi se había cerrado en sus emociones. Todo lo que deseaba era empezar de nuevo, lejos de los problemas que la asfixiaban.

Sin embargo, mientras pasaban los días, algo comenzó a cambiar. Una mañana, desde el balcón de la casa de su madre, Maryi observó un colibrí que revoloteaba frente a ella. El pequeño pájaro, con plumas que parecían tejidas con los colores del arcoíris, la miró fijamente. En su mirada, Maryi sintió un mensaje profundo, como si aquel colibrí trajera una respuesta que su corazón necesitaba.

Esa noche, los niños comenzaron a hablar de cuánto extrañaban a su padre. Sus palabras, unidas a la imagen del colibrí, despertaron en Maryi una certeza: había amor, y donde había amor, había esperanza.

Decidió regresar, pero esta vez lo haría con un nuevo comienzo en mente. Su madre tenía una perra rottweiler que recientemente había tenido una camada de 11 cachorros. Uno de ellos, una pequeña perrita, capturó el corazón de Maryi y se convirtió en su nueva compañera de viaje. Cuando llegó de nuevo a Armenia, la familia la recibió con emoción, incluida la gatica que ya vivía en el apartamento.

La separación, aunque dolorosa, había servido para que ambos entendieran el valor de su relación. Aprendieron que, incluso en los momentos más difíciles, ceder un poco de orgullo y recordar lo que los une es esencial para seguir adelante.

Mientras decoraban la casa para la Navidad, Maryi vio al colibrí regresar al balcón. Esta vez no estaba solo; otro colibrí revoloteaba a su lado. Los observó con el corazón lleno de gratitud, comprendiendo que aquel pequeño mensajero había sido un símbolo de renovación y esperanza.

La historia de Maryi no terminaba allí. Ahora, con una familia más fuerte y la magia de los colibríes en su vida, sabía que cada día traería nuevas aventuras y lecciones. 

Esta historia, continuara....

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