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sábado, 1 de febrero de 2025

#“Silvania, Tierra de Promisión e Inspiración”


 Érase un Sábado 1 de Febrero. Las 9:00 am, en una mañana esplendorosa y soleada en Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parecía detenerse. Kike se encontraba haciendo ejercicios de fortalecimiento cuando, de pronto, un pajarito amarillo comenzó a picotear y cantar en la ventana de su sala. ¿Qué mensaje traería aquel pequeño mensajero del viento? Se preguntaba Kike, pues ya eran tres días consecutivos en que los pájaros venían a visitarlo. En otras ocasiones, se alejaban al notar su presencia, pero ahora se dejaban filmar con su celular, como si quisieran transmitirle un secreto ancestral.

A las 9:09 am, Kike se despidió de Linda y salió a entrenar por un paraíso natural en los alrededores del sector. Mientras corría, atravesó dos ríos: el Subía y otro de aguas cristalinas, donde observó a una pareja sumergida en su propio mundo de calma. Con cada zancada, su corazón latía con fuerza, invadido por una inspiración que emergía desde su alma:

—Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a Silvania, el lugar donde nació mi primer libro: "Historias que Inspiran la Imaginación". Aquí, en esta tierra bendita, sentí cada célula de mi ser vibrar mientras escribía. Esta obra ha tocado los corazones de quienes han tenido el privilegio de leerla.

Kike recordó con emoción los 15 libros que la editorial de España le envió de cortesía. Trece de sus amigos le habían comprado un ejemplar, y en el transcurrir de las semanas siguientes comenzaron a llamarlo con testimonios inauditos de inspiración. Relatos que asombrarían a Kike y que jamás imaginó provocar con sus palabras. Historias de transformación, de esperanza, de valentía. Historias que probaban que su pluma tenía el poder de cambiar vidas.

Los testimonios hablaban por sí mismos. Personas que encontraron en su libro el valor para ser diferentes, para elegir la bondad, la perseverancia y el amor por encima del miedo y la duda. Ahora, España le había enviado 200 libros subsidiados, y su deseo era claro: que esos testimonios verdaderos se multiplicaran y que cada ejemplar encontrara un dueño dispuesto a ser transformado por sus páginas.

Kike volvió a la realidad y se dio cuenta de que había recorrido casi 7 kilómetros. No entrenaba hacía más de ocho días, pero aquella mañana se sentía renovado y revitalizado. Al llegar a casa, Linda lo recibió con un abrazo cálido. Después de estirar y desayunar, subió los videos de los pájaros a YouTube y dedicó la tarde a llamar a sus amigos en Bogotá. En pocas horas, seis ejemplares fueron encargados con dedicatoria y autógrafo.

En cuanto a las regalías, sabía que tendría que esperar, quién sabe cuánto tiempo. Pero lo aceptaba con serenidad. Lo importante era que su libro ya estaba publicado a nivel mundial. Se propuso impulsar sus 200 libros desde ese día, sin distraerse en la espera de lo incierto. Fluiría con la vida, confiando en que lo que nace del corazón, a su debido tiempo, dará sus frutos.

Esta historia nos enseña que la paciencia y la calma en momentos difíciles son clave para la armonía interior, y que aquello que nace del alma, con amor y propósito, siempre encontrará su camino hacia los corazones que necesitan inspiración.

lunes, 27 de enero de 2025

#"El Guardián de los Sueños y Secretos de la Bahía"


 Era una fría mañana de junio de 1982 en Bogotá, cuando los amaneceres se vestían de heladas y los copetones eran apenas un susurro en los frondosos árboles. En ese entorno gélido y bullicioso, un joven llamado Kike, de apenas 17 años, comenzaba su jornada como cuidador de carros en la bahía de la Notaría Novena, ubicada en el barrio Chicó. Aunque llevaba solo tres meses en el trabajo, su uniforme azul de paño y la cachucha de vigilancia que le había obsequiado el notario, el Dr. Joaquín Caro, eran símbolos de un sueño cumplido.

Aquel puesto, aparentemente humilde, había sido un regalo del destino. Kike recordaba con claridad el día en que, luego de innumerables intentos fallidos y bajo la insistencia de su madre, se plantó por última vez frente a la oficina del Dr. Joaquín. El notario, con su mirada severa y sus dudas, se rascó la cabeza antes de ofrecerle una oportunidad inesperada: "No hay más vacantes, pero puedes cuidar los carros de la bahía. Tendrás un contrato indefinido, un uniforme nuevo, y, quién sabe, quizás algo más".

La emoción desbordó a Kike, quien aceptó de inmediato. Con el cheque en mano que le entregó el notario, fue a un almacén de renombre y adquirió un traje Manhattan y unos zapatos de la misma marca, cumpliendo así un sueño de juventud. A partir de ese lunes 15 de marzo, Kike empezó a trabajar con orgullo, ocultando su elegante atuendo bajo la cachucha de celador.

Los días transcurrían entre propinas generosas y los saludos de los clientes, hasta que algo inusual comenzó a suceder. De pronto, lujosos Mercedes Benz llegaban en fila, entrando con velocidad al edificio contiguo a la bahía. Hombres de porte imponente, vestidos con trajes finos, bajaban de los autos y siempre saludaban a Kike con una sonrisa.

Un día, la rutina de Kike cambió radicalmente. Desde la oficina más alta del edificio, fue llamado por uno de los hombres más carismáticos que había visto jamás: Gonzalo Rodríguez Gacha, quien, con su camisa de lino blanco, botas de cuero y carriel paisa, irradiaba una mezcla de poder y misterio. Gonzalo lo miró fijamente y, tras un breve silencio, sacó un fajo de billetes de una gaveta y los colocó en el bolsillo de Kike.

"Cuida bien de mis carros, Kike", le dijo con una sonrisa que parecía esconder un secreto más grande que la ciudad misma. Aunque las palabras eran simples, algo en su tono provocaba una inquietante mezcla de fascinación y suspenso.

Esa tarde, al revisar su bolsillo, Kike descubrió con asombro que Gonzalo le había regalado cincuenta mil pesos, una suma que multiplicaba varias veces su salario mensual. Aquella fortuna inesperada le permitió disfrutar de mejores almuerzos, ropa nueva y fragancias exquisitas. Sin embargo, las palabras de Gonzalo resonaban en su mente: "Cuida bien de mis carros".

Meses después, el Dr. Joaquín lo llamó a su oficina para ofrecerle un ascenso. Pero, al mismo tiempo, una noticia estremecedora sacudió a Bogotá: Gonzalo Rodríguez Gacha, el hombre que había sido tan generoso con Kike, resultó ser uno de los narcotraficantes más buscados del país.

Kike entendió entonces el significado de aquellas palabras y de la desbordante generosidad. Reflexionó sobre las oportunidades y las elecciones que el destino pone en nuestro camino. Aunque el origen del dinero de Gonzalo había sido oscuro, Kike nunca dejó de valorar las lecciones que aprendió: la importancia de la dignidad en el trabajo, la gratitud y el esfuerzo por alcanzar las metas con integridad.

Esta historia no solo relata el encuentro entre un joven soñador y un hombre envuelto en sombras, sino que nos invita a reflexionar sobre cómo los caminos de la vida pueden cruzarse de manera inesperada, moldeando nuestro carácter y nuestras aspiraciones.

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