Sharit Nicoll Zapata Rincón, conocida en el mundo artístico como "Sharit Zapata, La Voz Estelar de América", nació un luminoso 3 de enero de 2007 en Bogotá, Colombia. Aquella fecha no solo marcó el inicio de una vida llena de música y sueños, sino que coincidió con una peculiar celebración: el Día de las Cerezas Cubiertas de Chocolate, una ocasión en la que los amantes de este dulce se reúnen para degustarlo o crear sus propias versiones.
El origen exacto de esta tradición es incierto, pero se cree que surgió como iniciativa de chocolateros apasionados, buscando dar un toque especial al inicio del año. Para la familia Zapata Rincón, el 3 de enero ya era inolvidable, pero Adriana, la madre de Sharit, siempre decía entre risas: "Mi hija nació para endulzar los corazones como las cerezas cubiertas de chocolate".
Desde pequeña, Sharit mostró un don excepcional. Con apenas cinco años, su voz resonaba en el humilde barrio Portal de Cali como un eco de esperanza. En casa, su madre Adriana la encontraba cantando frente al computador mientras imitaba a sus ídolos: Rocío Dúrcal, Vicente Fernández, Arelys Henao y otros grandes. Su micrófono podía ser una cuchara, un lápiz o incluso un ramito de flores que recogía en la calle. Pero lo más asombroso no eran solo sus interpretaciones, sino cómo parecía que las canciones cobraban vida a través de ella.
Un día, mientras cantaba "Amor Eterno" en el patio, las vecinas juraron haber visto cómo las flores del jardín se inclinaban hacia la niña, como si la naturaleza misma quisiera escucharla. Este rumor, que se extendió rápidamente, atrajo la atención de organizadores de eventos que, por casualidad, buscaban talento para un homenaje a las mujeres en el barrio.
Fue entonces cuando el destino tocó a la puerta de Sharit. Con tan solo siete años, aceptó su primera invitación a cantar en público. Su madre, llena de nervios, temía que su hija pudiera sentirse abrumada frente al público y a un grupo de mariachis que la acompañarían sin ensayo previo. Pero Sharit, con una serenidad que parecía heredada de siglos pasados, subió al escenario.
Esa noche, su voz no solo llenó el salón; pareció elevar los corazones de todos los presentes. "Es como si el alma de una artista legendaria habitara en ella", murmuró uno de los asistentes. Su interpretación fue tan conmovedora que, según cuentan, incluso el cielo de Bogotá se despejó para dejar entrar un rayo de luz que iluminó a Sharit en el momento exacto en que alcanzó la última nota de la canción.
Después de ese evento, Sharit se convirtió en una pequeña estrella local. La rectora de su colegio, Mery Alcira Jiménez, reconoció su talento y le brindó oportunidades para presentarse en eventos escolares, incluyendo el Festival de la Familia. Allí, frente a un público masivo, Sharit no solo cantó, sino que sembró sueños en los corazones de quienes la escucharon.
Pero no todo fue fácil en el camino de Sharit. El barrio donde creció enfrentaba desafíos, y no faltaron las veces en que el ruido de los conflictos exteriores intentaba opacar su canto. Sin embargo, la joven siempre tuvo a tres seguidores incondicionales: su madre Adriana, su abuela Mercedes y su tío Alberto. Ellos no solo la apoyaban, sino que la protegían con un amor tan grande que Sharit sentía que, mientras ellos estuvieran a su lado, ninguna tormenta podría apagar su luz.
Un día, mientras ensayaba para un nuevo evento, recibió un regalo inesperado de su abuela: un collar con un pequeño colibrí dorado. "Este colibrí simboliza la libertad, la fuerza y la magia que llevas dentro, mi niña", le dijo Mercedes. Desde entonces, Sharit no se separó de aquel amuleto, que parecía brillar cada vez que ella cantaba, como si también fuera parte de su destino.
Con el tiempo, las oportunidades crecieron. Cada escenario parecía un peldaño hacia un sueño más grande. Pero también aparecieron desafíos, como la competencia, la presión y las tentaciones de un mundo que no siempre era justo. Sin embargo, Sharit siempre recordó las palabras de su abuela: "Tu voz no es solo tuya, es un regalo para iluminar a quienes te escuchen".
Hoy, Sharit Zapata se encuentra en la antesala de un nuevo capítulo en su vida. Una invitación para presentarse en un importante festival internacional podría ser el trampolín que la lleve a conquistar América. Pero también enfrenta una decisión difícil, pues sabe que alcanzar sus sueños puede requerir sacrificios que podrían cambiar su vida para siempre.
Esta historia continuará...
1 comentario:
Linda historia de vida, Scharit nació con ese talento innato de interpretar y cantar, de hacer sentir el contenido de una canción en quienes la escuchan. Emocionante leer ese trascender por los caminos de la vida desde muy...muy pequeñita.
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