Mostrando las entradas con la etiqueta mundo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta mundo. Mostrar todas las entradas

jueves, 24 de abril de 2025


 

El domingo 20 de abril amaneció envuelto en un silencio místico, en un rincón del mundo donde el tiempo parece detenerse: Villa de las Bendiciones, en Silvania. La lluvia del día anterior había purificado el aire, y las hojas de los guayacanes brillaban como si la madrugada las hubiera pulido una a una con amor.

Kike se levantó con el alma liviana. Aunque había dormido poco, su corazón ardía como antorcha olímpica. El día anterior había sido la culminación de un sueño largamente acariciado. Y sin embargo, lo intuía: esa página de vida aún no estaba del todo escrita.

A las 8:30 a.m., después de su rutina de meditación y lectura, recibió un mensaje inesperado.

Era Nelo, una amiga entrañable con mirada de sabia y alma de caminante. Le escribió:

“Kike, me enteré que ha sido un éxito total tu libro. ¿Puedo verte hoy? Me encantaría comprar un ejemplar.”

Kike sonrió. No solo por saber que otro libro encontraría su destino, sino porque sentía que ese encuentro traía consigo algo más grande. Acordaron verse a la 1:30 p.m. en el Café Zeratema, su segundo hogar literario.

Kike se retrasó cinco minutos, atendiendo la visita de Karen y Omar, mientras Nelo llegó puntual, con una blusa roja y pantalón negro. Una combinación de colores que, aunque opuestos, evocaban elegancia, pasión, poder y misterio. Se abrazaron como lo hacen quienes se entienden más allá de las palabras.

Se sentaron junto a la ventana, donde la luz del sol entraba como una caricia. Kike sacó un ejemplar nuevo de su morral y se lo entregó con gratitud. Nelo lo recibió como quien recibe una reliquia.

“Este libro tiene energía”, dijo. “No es un libro común. Aquí hay algo más… ¿Lo escribiste desde el dolor, cierto?”

Kike asintió. No hizo falta explicar. Nelo lo comprendía todo. Hablaron de los capítulos, de los personajes que parecían salidos de la vida misma, de los mensajes escondidos entre líneas como tesoros esperando ser descubiertos.

Nelo pidió una malteada. Kike, una crema con fresas. Y entonces, le escribió una dedicatoria que había reservado solo para ella desde hacía semanas:


Para Nelo,

que en la mañana de la vida siembra semillas de amor,
y en cada paso deja huellas de luz.
Este libro y sus historias nacen con el deseo de inspirarte a ser siempre tu mejor versión,
a cultivar en tu corazón la fe, la bondad y la valentía que te hacen única.
Que cada palabra aquí escrita te recuerde que el verdadero crecimiento viene de dentro,
y que los pequeños actos de amor pueden transformar tu mundo y el de quienes te rodean.
Gracias por ser parte de este camino.


En ese instante, llegaron Karen y Omar al café. Ordenaron un tinto suave con jengibre. A cada sorbo, las ideas fluían como ríos nuevos. Nelo compartió su emprendimiento de jabones artesanales hechos con ingredientes naturales. Omar y Karen, encantados, le compraron uno cada uno. Kike ofreció su apoyo para conectarla con más clientes. Se contaron sueños y risas, se tejieron puentes.

Y entonces surgió un plan inesperado: una tertulia literaria. Un espacio donde los lectores pudieran compartir lo que sintieron al leer el libro, lo que sanaron, lo que revivieron.

“No se trata solo de vender libros”, dijo Nelo. “Se trata de despertar almas dormidas. Y eso, amigo, tú lo estás logrando.”

Se tomaron fotos para el recuerdo y se despidieron con una promesa en el aire: volver a encontrarse pronto, con más amigos, más historias, más vida.

Más tarde, ya en casa, Kike, Karen y Omar compraron víveres y cruzaron el sendero interior hacia la vivienda. Mientras Karen y Omar se sentaban en el sofá, Kike notó algo inusual en el pasillo que conduce a la habitación de Juanpis. En el suelo, en una posición curiosa, se encontraba un escarabajo verdoso. Un escarabajo almizclero.


Kike lo levantó con cuidado. Le tomaron fotos y más tarde investigó su significado espiritual:
"En la mitología egipcia, el escarabajo representa al dios Jepri, símbolo del renacimiento y la transformación eterna. Su nombre significa ‘el que llega a ser por sí mismo’."

Un escalofrío suave le recorrió la espalda. La sincronía era demasiado precisa para ser casualidad.

Esa noche, Omar compró una botella de aguardiente amarillo. Compartieron hasta la medianoche. Kike solo aceptó dos copas. Tenía una intuición que le pedía mantenerse sobrio.

Se fue a la cama pensando en la propuesta de Liliana, jefa de la biblioteca de Silvania, quien lo había invitado a un encuentro literario en Fusagasugá el miércoles. Aún no sabía si podría ir. Algo lo ataba al presente, a sus invitados, a los caminos que aún no terminaban de revelarse.

¿Qué le impedía decir que sí a ese encuentro literario?
¿Seguirán Karen y Omar en Villa de las Bendiciones hasta el martes?
¿Y qué otras señales le esperan a Kike en esta historia aún en construcción?

Esta historia continuará.

sábado, 12 de abril de 2025

#“Villa de las Bendiciones: El Día en que el Tiempo se Detuvo”


 

Una historia de sueños, señales y destinos cruzados en Silvania, tierra de promisión.


Érase un jueves 3 de abril, en una tibia mañana de invierno en Villa de las Bendiciones, ese rincón oculto donde el tiempo parece detenerse y la sinfonía natural compuesta por pájaros de colores, ladridos de perros y cantos de gallos envuelve todo como un canto sagrado. Los árboles parecían susurrar viejos secretos y los rayos del sol atravesaban las nubes como dedos de luz.

En medio de ese cuadro de realismo mágico, Kike despertó con buena energía. Como parte de su ritual, meditó, y en un gesto lleno de simbolismo, continuó su reto de escribir con la mano izquierda oraciones que lo conectaban con su esencia: el Ave María, Ángel de mi Guarda, Gloria al Padre, y desde hace tres meses, el Padre Nuestro. Lo hacía no solo como un ejercicio espiritual sino también como un entrenamiento cerebral. Kike, cuyo audífono derecho había dejado de funcionar, buscaba afinar su capacidad de escuchar, ejercitando su hemisferio izquierdo a través de la escritura.

Aquel día, con la fe clara y el espíritu fuerte, se sumergió en las páginas de El olor de la guayaba, de Gabo, absorbiendo cada palabra como un conjuro. Luego escribió afirmaciones, visualizó su futuro y agradeció por quienes ya habían comprado su libro “Historias que Inspiran la Imaginación”… y por aquellos que lo harían muy pronto.

Cuando el reloj marcó las 10:26 am, una llamada rompió el silencio: Adriana, la secretaria del alcalde, lo citaba a la 1:40 pm. Kike se arregló con esmero, dejó preparado el desayuno para Juanpis, su fiel compañero, y partió a las 12:51 pm rumbo a la Alcaldía.

📜 El encuentro

Kike llegó temprano. Diez minutos después, el alcalde apareció, se saludaron y la orden fue dada: que abrieran las puertas de la Alcaldía. Los minutos avanzaron hasta que, justo a la hora pactada, Kike subió al tercer piso. Lo llamaron a la oficina y entonces… comenzó el momento esperado:

Kike expuso cuatro sueños:

  1. Integrarse al equipo de la Alcaldía como creador de contenido para relatar historias de Silvania junto a don Jorge Melo, director de Turismo y Cultura.

  2. Organizar una carrera atlética que llenara de vida las calles del municipio.

  3. Facilitar cursos del Sena para jóvenes y adultos, a través de su amiga Yaneth Rivera, que solo requería un salón y un computador.

  4. Presentarle y venderle su libro al alcalde, quien con agrado le compró un ejemplar.

Kike, emocionado, escribió una dedicatoria que quedó vibrando como una promesa:

Dr. Ricardo, gracias de corazón por brindarme la oportunidad de ser parte del equipo de la Alcaldía. Que este libro sea una fuente de inspiración para liderar con visión, compromiso y pasión, haciendo de Silvania un lugar aún más próspero y reconocido.

Sin embargo, un misterio quedó flotando en el aire. Por culpa de su audífono dañado, Kike no logró escuchar bien las últimas palabras del alcalde. Salió de la oficina con una mezcla de satisfacción y desconcierto… ¿qué habría dicho el alcalde al final? Solo Adriana le confirmó que la foto oficial se tomaría el jueves 10 de abril


🥘 El regreso a Villa de las Bendiciones

De regreso a su refugio, Juanpis lo esperaba. Kike preparó una sopa de pastas con verduras y pollo, arroz con verduras, plátano maduro, papa frita, pasta y carne asada de cerdo, acompañados de un jugo de tomate de árbol, típico de la región.

Esa noche, mientras planeaba escribir esta misma historia, la promesa de la foto lo obligaba a esperar una semana más. En otra esquina de Silvania, la Dra. Olga Romero, don Wilson y el Paisa brindaban en secreto por Kike, deseando verlo algún día como pieza clave en ese equipo de soñadores que buscan transformar la Villa de las Bendiciones en la tierra que inspire a Cundinamarca, Colombia y al mundo entero.

🌙 Y entonces…

¿Qué sucederá el jueves 10 de abril?
¿Qué palabras fueron aquellas que Kike no alcanzó a escuchar?
¿Será que los sueños se tejen en Villa de las Bendiciones con hilos invisibles de fe, destino y magia?

Esta historia continuará…

viernes, 28 de marzo de 2025

#El Libro Que Despertó Al Mundo

Era un viernes 28 de marzo en Villa de las Bendiciones, una mañana fresca y tibia, donde el tiempo parecía detenerse. El sol, disfrazado de esplendor, se ocultaba tras nubes preñadas de lluvia. El canto de las aves coloreaba el aire con melodías celestiales, mientras Kike despertaba de un sueño profundo. Eran las 5:40 a.m. Desde su lecho observó el cielo infinito, que se debatía entre la luz y la tormenta. Cerró los ojos unos instantes más, permitiendo que su subconsciente terminara de descargar los resquicios de la noche, renovando su energía.

Revisó su celular, no tanto para ver la hora, sino para reafirmar la afirmación que había repetido por veinte días al despertar: una frase que cerraba con un "gracias" y un "sí" definitivo, como si estuviera reprogramando su destino. Agradeció a Dios por su salud inquebrantable, por su fortaleza física y mental, y por cada persona que había comprado su libro. Sonrió al recordar su reto del martes: vender tres ejemplares el miércoles. Superó la meta con cuatro ventas y, más aún, sembró nuevas oportunidades para la semana siguiente.

Cada lector era una historia en sí mismo, y Kike las revivió en su mente. Su entrañable amigo Edgar Beltrán, compañero de incontables entrenamientos y carreras, recibía su ejemplar con una dedicatoria que exaltaba su disciplina. María, antigua socia en Omnilife, compró el libro para su hijo José Yamid, estudiante de la Universidad Nacional y aspirante a escritor. Nicolás, seguidor fiel de sus blogs, adquirió su ejemplar con la promesa de compartirlo con Sharon Dayana, una emprendedora admirable. Y Wilfer, quien emergió de las cenizas del desplazamiento para construir un emporio de arepas, también se sumó a la lista de lectores.

El jueves, el destino le sonrió nuevamente. Jairo, un lector selecto, no dudó en comprar su ejemplar. Kike lo sorprendió con una dedicatoria especial, consciente de que su amigo apreciaba la literatura de Vargas Llosa y García Márquez. Era un honor que un lector tan exigente se adentrara en sus relatos.

Aquella mañana de viernes, Kike se encomendó a Dios y se dispuso a desbrozar la maleza de su casa y la huerta comunal. Domingo, su vecino, le ofreció ayuda junto a un amigo, pero antes era necesario cambiar la cuchilla de la guadaña. Kike hizo dos viajes al pueblo para asegurarse de que todo estuviera en condiciones. Justo cuando iban a comenzar, la lluvia irrumpió sin previo aviso, postergando la tarea. Domingo partió a Bogotá con su compañero, prometiendo regresar el martes para ayudarle.

Kike no perdió el tiempo. Llamó a viejos amigos, ofreciéndoles su libro. Descubrió que su red de contactos era mucho más extensa de lo que imaginaba. Varios se mostraron interesados en adquirir un ejemplar en los próximos días.

Por la tarde, cocinó un almuerzo digno de un festín: sopa de pasta con pierna de pollo, papa y yuca, acompañado de arroz, plátano y un jugo refrescante de guatila. Compartir la comida con su hijo Juanpis le brindó un instante de paz y gratitud.

El reto del sábado era claro: comenzar a editar el video promocional de su libro en el Mirador Artístico, con la ayuda de Ligia y su esposo Germán. Kike sentía que era el momento de llevar su obra al mundo. Contaba con el apoyo incondicional de amigos que promovían su trabajo en redes sociales y en el extranjero: Celmira en San José del Guaviare, Consuelo en Nueva York, Ricardo Salamanca a través de su hija en Francia y Carlos Mayorga en Europa y Estados Unidos.

Sin embargo, Kike sabía que la tarea de hacer que su libro resonara en el mundo era suya y de nadie más. En un mercado saturado de historias, destacar era un desafío titánico. ¿Lo lograría?

...Esta historia, continuará.

Querido lector, te invito a sumergirte en relatos que te harán soñar, reflexionar y encontrar inspiración en lo cotidiano. Cada historia que comparto está impregnada de enseñanzas basadas en experiencias, sueños y momentos que han marcado mi camino. Si alguna vez has sentido que necesitas un impulso para seguir adelante, este libro es para ti.


Plataformas dónde encuentras mi libro‼️‼️🦉🎼😇🙏

Te llevaré a través de relatos emocionantes que te ayudarán a ver la vida desde una nueva perspectiva, recordándote que cada día es una oportunidad para crecer y evolucionar.

Te comparto la carátula del libro y el enlace de Google donde encontrarás las plataformas en las que puedes adquirirlo en cualquiera de sus cuatro formatos. Agradezco tu apoyo, pues esta es mi única fuente de ingreso y mi misión en el mundo: escribir con sabiduría e inteligencia, inspirando a través de mis palabras.

¡Gracias por ser parte de esta aventura literaria!



 

domingo, 2 de marzo de 2025

#El despertar de Kike: entre la magia y el destino


 El amanecer del 28 de febrero trajo consigo un resplandor dorado que teñía el horizonte. A las 5:40 a. m., Kike despertó con una energía vibrante, sintiéndose pleno y fortalecido a pesar de los retos que la vida le había presentado. Mientras observaba el infinito desde su ventana, sintió una conexión inexplicable con el universo, como si una fuerza invisible le susurrara al oído: Hoy es un día especial. Sus pensamientos se entrelazaban con la brisa matutina, recordándole que no había razones para quejarse, pues su salud era inquebrantable y su espíritu, indomable.

A las 6:00 a. m., inició su ritual sagrado: tres horas de meditación, yoga, lectura, escritura y ejercicios físicos. Era su forma de prepararse para lo desconocido, para recibir el día con la serenidad de un monje y la determinación de un guerrero. Al finalizar, una llamada interrumpió su momento de introspección. Era Wilson, el ingeniero de la UMATA, quien, con un tono eufórico, le extendió una invitación:

—Te espero el lunes, Kike. Necesito tu ayuda para elaborar un blog sobre la entrega de elementos del campo a las personas que asistieron a las capacitaciones.

Kike sonrió. Trabajar gratis con la Alcaldía de Silvania a través de la UMATA siempre le había llenado el alma. No había dinero de por medio, pero la satisfacción de ayudar era su mayor recompensa.

Luego de desayunar, tomó el teléfono y marcó el número de su padrino, Félix Torres. Desde 1991 no se veían, pero cada fecha especial los unía a través de llamadas cargadas de risas y recuerdos. Su amistad se había forjado en los pasillos de la Notaría Novena y se mantenía intacta con el tiempo. Como siempre, la llamada inició con su tradicional intercambio de apodos:

—¡Hola, Tigre de la Malasia! —exclamó Kike con entusiasmo.

—¡Hola, Gabriel García Márquez! —respondó su padrino, riendo.

Kike sintió una oleada de emoción. Días atrás, algunos amigos ya le habían mencionado que su estilo de escritura evocaba el realismo mágico del maestro Gabo, pero escucharlo de su padrino lo hizo sentir que su obra realmente estaba dejando huella. Félix, con su voz cargada de afecto, le pidió un ejemplar de su nuevo libro Historias que inspiran la imaginación.

—Tus relatos trascienden fronteras, Kike. Tienes magia en tus palabras. Enviémelo con una dedicatoria para mí y para Lucerito. Será un honor leerte.

Con el corazón lleno de gratitud, Kike redactó la dedicatoria:

A mis queridos padrinos, Félix Torres y Luz Amanda Díaz.

A Félix, el Tigre de Malasia, cuya alegría ilumina cada llamada y cuyas palabras son un faro de optimismo. Tu entusiasmo me recuerda que la felicidad es una decisión diaria.

A Lucerito, un alma luminosa, fuerte y admirable. Su fortaleza y su corazón son un refugio para quienes tienen el privilegio de conocerla.

Con gratitud y cariño, Jaime Humberto Sanabria.

Esa tarde, Kike se entregó a los placeres simples: cocinó unas lentejas con cebolla y zanahoria, acompañadas de arroz integral y carne asada de cerdo. Para el jugo, experimentó con guatila, limón y azúcar, logrando un sabor similar al kiwi. Saboreó cada bocado con la certeza de que la vida estaba llena de pequeños milagros.

Al caer la noche, su mente se proyectó hacia el futuro. Marzo sería el mes de la expansión; su libro debía llegar al mundo. Ya había conquistado a su círculo cercano, ahora debía alcanzar a lectores desconocidos, almas que hallarían en sus letras un refugio. Además, al día siguiente, Doña Ligia Madagascar y su esposo lo habían invitado a presentar su libro en el Mirador Artístico de Silvania. Era la oportunidad perfecta para darse a conocer como escritor.

Antes de dormir, sintió una presencia divina envolviéndolo con su manto de paz. Cerró los ojos y sonrió. Mañana será un día 1% mejor que hoy, pensó. Y con esa certeza, se entregó al sueño.

¿Qué aventuras le esperan a Kike en el Mirador Artístico? ¿Qué maravillosas personas conocerá? ¿Cuál será su estrategia para conquistar el mundo con su obra?

Esta historia, continuará...

jueves, 13 de febrero de 2025

#"El Salto de Fe de Kike"


 Era un 11 de febrero de 2025, a las 6:00 a. m., en Silvania. La mañana despertaba con un aire apacible y misterioso. Una nube gigante, teñida con pinceladas de color naranja, cubría la casa de Kike, mientras en el horizonte se divisaban nubes grises que presagiaban lluvias en la tarde. En "Villa de las Bendiciones", donde el tiempo parecía detenerse, Kike aguardaba con expectación un correo crucial: la respuesta de la agente literaria en España sobre la fase final de la comercialización de su libro a nivel mundial.

Había prometido no revisar su correo ni mensajes hasta completar su rutina matutina: ejercicios de meditación, oración y reflexiones escritas, además de la lectura continua de dos libros clave en su crecimiento personal: uno de Gabo, para enriquecer su léxico, y otro de Osho, para fortalecer su motivación. No fue sino hasta las 9:00 a. m. cuando finalmente abrió su bandeja de entrada. Ahí estaba el esperado mensaje de María del Mar, su agente literaria de LETRAME.

La noticia era un hito en su carrera: debía cambiar su perfil en Instagram acorde a su nueva vocación de escritor para que la editorial pudiera compartir su contenido con el mundo. Además, le concedían una entrevista... pero hasta mayo. Sin embargo, había una segunda opción: enviar un video de un minuto o minuto y medio para que ellos lo publicaran en sus reels.

La emoción inicial dio paso a una ola de incertidumbre. Por dos horas, Kike se sintió abrumado. Sabía que el éxito de su libro no dependía exclusivamente de la editorial, sino de su capacidad para convencer al mundo de la importancia de su obra. La idea de exponerse a través de un video lo inquietaba, pero finalmente, tras una hora de meditación, llegó a una conclusión ineludible:

—No hay de otra. Tendré que atreverme a dar ese salto cuántico hacia la fama. Pero no lo hago por la fama, lo hago porque quiero que mi mensaje llegue a millones de personas en el mundo.

Con renovada determinación, miró la cantidad de libros que se publicaban diariamente en todas las plataformas y, con el alma en vilo, pidió a la Divina Providencia la inspiración necesaria para crear un video que cautivara a su audiencia. Se sentó a escribir el libreto, ensayó múltiples veces frente a su celular, grabó y borró, perfeccionando cada toma. Se dio un plazo de una semana para tener el video listo.

Por la tarde, a las 3:30 p. m., su celular sonó. Era su entrañable amigo Óscar Rico, su cómplice literario desde sus días en Bogotá. Antes de que Kike pudiera contarle sobre el video, Óscar le lanzó una sugerencia inesperada:

—Hermano, ¿por qué no haces un handstand en el video? Es una forma única de hacerte notar. Tienes un don para escribir diferente a muchos escritores.

La propuesta lo tomó por sorpresa, pero al instante encajó con su objetivo.

—¡Qué coincidencia, mi hermano! Justo me pidieron un video para convencer al mundo de la importancia de mi primer libro. Ya que lo mencionas, mándame unos tips para hacer handstands. También he estado pensando en narrar mis blogs por audio para la gente que no gusta de leer.

Óscar, emocionado, le respondió:

—¡Esa es la actitud, Kike! Y, por cierto, necesito que me envíes un ejemplar con una dedicatoria para mí, mi esposa y mis hijas.

—¡Por supuesto, hermano! Envíame la dirección y los nombres para la dedicatoria. Mañana mismo te lo mando.

Más tarde, chateó con su amigo Manuel Céspedes, quien, con su sabiduría y generosidad de siempre, le sugirió cuidar la ambientación y el vestuario para que el video tuviera un impacto visual poderoso.

Esa noche, en lugar de terminar su blog, se dedicó a cambiar su nombre de usuario en Instagram, alineándolo con su nueva identidad como escritor. A la 1:00 a. m., finalmente se acostó, visualizando el gran salto que estaba por dar: una presentación ante el mundo, con el objetivo de transformar corazones a través de sus escritos inspiradores.

domingo, 19 de enero de 2025

#El Camino de Kike: Una Aventura de Superación y Magia

En una mañana serena, de un sábado, 18 de enero, a las 5:13 a.m., en Villa de las Bendiciones, un lugar donde el tiempo parece detenerse, Kike despertó de un apacible sueño. Como cada día, comenzó su ritual matutino con profunda devoción: meditó, dio gracias por todo lo que la vida le brindaba, visualizó sus objetivos y se auto observó, conectándose con cada parte de su cuerpo. Luego, con el corazón henchido de gratitud, elevó una oración sincera:

—Gracias, Dios mío, por darme sabiduría e inteligencia para escribir con acierto historias que inspiren al mundo, porque, ¿quién, sino Tú, inspiran a un mundo tan maravilloso?

Se levantó con renovada energía y se asomó por la ventana. Un cielo insondable e infinito se desplegaba ante sus ojos, un lienzo de estrellas centelleantes que parecían susurrarle secretos ancestrales. Inspirado por la majestuosidad del universo, decidió afrontar un nuevo desafío: repetir la hazaña de hace dos días, trotar hasta Fusagasugá para realizar un pago adelantado y regresar trotando a casa.

Tras su rutina de yoga y una sesión de escritura en hojas en blanco, donde trazó sus metas del día, realizó ejercicios de fortalecimiento. Se vistió con su pantaloneta y camiseta favorita, se hidrató y comió un banano para energía. Guardó una botella de agua y otro banano en su mochila. A las 8:30 a.m., se despidió de su querida esposa, Linda, con una sonrisa y salió con determinación, iniciando su cronómetro desde cero.

El camino lo llevó a la carretera principal de la vía Sumapaz, también conocida como la vía 40. La naturaleza exuberante lo acompañaba, un mar de verdes colinas y el aroma fresco de la mañana impregnaba el aire. Los restaurantes a la orilla del camino bullían de actividad, sus empleados hacían señales a los autos para que se detuvieran a desayunar. Kike, corriendo en sentido contrario al tráfico, recibía los saludos y palabras de aliento de los ciclistas que regresaban de Fusa, con quienes compartía el amor por el desafío.

El sol, ya en lo alto, derramaba su luz dorada, calentando suavemente la carretera. Kike avanzaba con paso firme, superando los ascensos exigentes con determinación. Cada kilómetro era una batalla contra sí mismo, una conversación interna de esfuerzo y motivación.

Finalmente, llegó a Fusagasugá. Tras completar su diligencia, se sentó por un momento, bebido de su botella de agua y comió su banano. Respiró profundamente y, sin perder tiempo, inició el viaje de regreso. Mientras corría, observaba los buses intermunicipales que pasaban a toda velocidad con letreros luminosos que mostraban destinos como Pasto, Cali, Pitalito, Florencia, Armenia e Ibagué. Cada nombre evocaba en su mente la idea de viajes, leyendas y nuevas aventuras por vivir.

Cuando el pueblo de Silvania finalmente apareció en el horizonte, Kike sintió una oleada de satisfacción. Hizo unas compras rápidas en el mercado y, al llegar a casa, detuvo su cronómetro. Más de tres horas de recorrido y 26 kilómetros de esfuerzo quedaron registrados. Alzó los brazos al cielo, agradecido por el reto cumplido, por su cuerpo fuerte y por la oportunidad de disfrutar del viaje.

Esta aventura nos recuerda que las cosas más simples de la vida, las que a menudo pasamos por alto, están llenas de belleza. Cada instante, cada paso, es una oportunidad para observar, apreciar y disfrutar con nuestros cinco sentidos. Y en la rutina, en la repetición, también reside la magia de la vida.

Kike demostró que la perseverancia y el amor por los pequeños detalles pueden transformar un simple recorrido en una historia digna de ser contada.

 

sábado, 4 de enero de 2025

#Bajo el sol mágico del primer día

 

Era el amanecer del 1 de enero, y Bogotá parecía haber caído bajo un hechizo. La ciudad, usualmente bulliciosa, amanecía tranquila, cubierta por un aire frío de 8 grados que cortaba las mejillas, pero con un cielo despejado que prometía aventuras. Desde la ventana, en Suba, Jhonny Alberto Moreno observaba la luz dorada que comenzaba a pintar los tejados. El viaje que tenía por delante vibraba en su mente como una melodía emocionante. Su bicicleta, recién ajustada en el taller, esperaba ansiosa por enfrentar las pendientes y descensos que lo llevarían a Silvania, al corazón de Villa de las Bendiciones, donde Kike y Linda, sus entrañables amigos, lo recibirían.

Carmenza Moreno, su madre y compañera de aventuras, también se preparaba para el trayecto. Ambos sabían que este no era un simple viaje; era una conexión con algo más grande, un ritual que parecía abrirse paso entre el tiempo y el espacio.

Mientras Jhonny recorría las vacías calles de Bogotá, sentía el latido de la ciudad bajo sus ruedas. Había algo místico en esa paz inusual del Año Nuevo: el aire fresco, las avenidas despejadas, los primeros rayos de sol abrazando los edificios. En el terminal, Carmenza subió a un bus casi vacío, una escena extraña para ser temporada alta. Jhonny, decidido a no dejarse vencer, partió con su bicicleta, persiguiendo el horizonte.

El camino estaba lleno de desafíos. La subida al Alto de Rosas probó su resistencia, mientras que el descenso, con sus vientos caprichosos y las sombras proyectadas por los conos en la carretera, le exigía una concentración absoluta. Cada curva parecía un susurro del viento, una advertencia, un desafío. En un momento, una ráfaga fuerte lo tambaleó, y por un instante, el tiempo pareció detenerse. ¿Qué habría pasado si perdía el equilibrio? Pero Jhonny, con el corazón latiendo como un tambor, retomó el control, una sonrisa de victoria dibujándose en su rostro.

Al llegar a Silvania, la magia del lugar lo envolvió. A 1,470 metros sobre el nivel del mar, este rincón escondido parecía un portal a otro mundo. Los cafetales y los frutales daban la bienvenida con un aroma dulce, y el calor abrazaba como un amigo perdido. Carmenza lo esperaba con una sonrisa que hablaba de orgullo y alivio. La conexión entre madre e hijo, reforzada por la aventura, brillaba como un faro en ese día especial.

Villa de las Bendiciones era un refugio perfecto. Kike y Linda los recibieron con calidez, y pronto el lugar se llenó de risas, anécdotas y desconexión del mundo. Fue entonces cuando Kike sorprendió a Jhonny y a su madre con un regalo especial: una dedicatoria en el libro "Historias que inspiran la imaginación".


—A Carmencita y su hijo, amigos que han inspirado mi imaginación y mi corazón —leyó Kike con voz solemne, arrancando sonrisas y lágrimas de emoción—. Este capítulo es un homenaje a su fuerza, su amistad y los momentos inolvidables que hemos compartido.

El día continuó con un festín preparado por Linda: arroz, carne, papa salada, plátano frito y un jugo de zanahoria que parecía haber capturado la esencia misma del sol. Entre juegos de parqués y conversaciones llenas de esperanza, la noche cayó suavemente sobre Silvania.

Antes de dormir, Jhonny tomó el libro de Kike y comenzó a leer. Cada página era un espejo, un recordatorio de que las verdaderas aventuras no están en los destinos, sino en los corazones que se conectan a lo largo del camino.

El día siguiente prometía más desafíos: correr con su madre entre los senderos mágicos de Silvania. Pero Jhonny sabía que cada paso, cada kilómetro recorrido, era más que una prueba física. Era un recordatorio de la fuerza del espíritu, del amor incondicional de su madre, y de la magia que habita en los pequeños momentos de la vida.

Esta historia nos recuerda que la vida es una serie de aventuras que se despliegan entre los desafíos del camino. No importa cuán empinado sea el sendero o cuán fuerte sople el viento; lo importante es avanzar con el corazón lleno de determinación y amor. Cada viaje, cada experiencia, se convierte en un capítulo de nuestra propia historia. Atrévete a vivirla al máximo, rodeado de las personas que amas, porque al final del día, son los momentos compartidos los que realmente nos llenan de vida y nos inspiran a seguir adelante.

Esta historia, continuará..........

miércoles, 25 de diciembre de 2024

#El Mantra de la Gratitud: La Transformación de Kike

 

Era el 25 de diciembre, exactamente a las 12:24 a.m., cuando el eco de los últimos estallidos de pólvora se apagó, dando paso a un amanecer sereno en Villa de las Bendiciones, Silvania. El aire estaba impregnado de una paz casi mágica, como si la noche misma se inclinara en gratitud por la llegada de la Navidad.

Kike, un soñador empedernido, se encontraba en su rincón favorito, reflexionando. Durante el mes de diciembre, su vida había cambiado drásticamente. Había conocido a personas extraordinarias, almas que parecían haberse cruzado en su camino como piezas predestinadas de un gran rompecabezas. Estas conexiones no eran casualidad; Kike lo sabía, y en su corazón rebosaba gratitud.

Entre estas personas estaba don Wilson García, un hombre cuya generosidad y nobleza parecían sacadas de un cuento. Kike lo había conocido en una feria artesanal en julio, donde Linda, su esposa, había inscrito su pequeño emprendimiento. Aquella feria, con su bullicio y colores, marcó el inicio de una amistad peculiar y profunda.

Don Wilson recorría los puestos, haciendo pequeñas compras en cada uno como si quisiera inyectar esperanza en los corazones de los emprendedores. Cuando llegó al puesto de Kike y Linda, su sonrisa cálida bastó para crear un puente de empatía. Fue entonces cuando Kike, con su curiosidad característica, le preguntó:

—¿Y usted por qué es así?

Desconcertado, don Wilson respondió:

—¿Así cómo?

—Tan generoso. Apoya a los emprendedores como si fueran su familia. Eso es algo único en este mundo.

La conversación sembró la semilla de una amistad que se fortalecería con el tiempo. Días después, en una reunión agropecuaria, don Wilson presentó a los vecinos el concepto del rescate de semillas ancestrales. Kike, que siempre había sido un hombre de ciudad, descubrió en esas palabras un amor inesperado por el campo. Fue un momento de epifanía, como si las raíces de la tierra lo llamaran a ser parte de algo más grande.

Con el paso de los meses, la relación entre ambos se transformó en un intercambio de aprendizajes. Kike comenzó a escribir blogs inspirados en su entorno y en las historias de la gente que lo rodeaba. Aunque don Wilson dudó al principio del potencial de Kike como escritor, pronto quedó cautivado por la profundidad de sus relatos.

Lo que don Wilson no sabía era que Kike había encontrado su brújula espiritual en la lectura diaria de la Biblia y en los libros de autores como Deepak Chopra, Lain Garcia Calvo, Eckhar Tolle, Pablo Arango y varios escritores. Estas obras no solo le enseñaron la importancia de la gratitud, sino que también encendieron en su corazón un sueño: si la humanidad practicara la gratitud, el mundo podría transformarse en un lugar más pacífico y compasivo. 

El 2 de octubre, Kike alcanzó un hito que parecía imposible: terminó de escribir su primer libro. Don Wilson, conmovido por la pasión y dedicación de su amigo, lo integró al equipo de la UTAMA, donde Kike ofrecía sus escritos sin pedir nada a cambio. Aunque enfrentaba dificultades financieras, Kike nunca cobró por su trabajo. Para él, escribir era un acto de gratitud y un puente hacia sus sueños.

Esa noche, mientras las estrellas iluminaban el cielo de Villa de las Bendiciones, Kike cerró los ojos y pronunció su mantra:

—Gracias.

Agradeció por las personas que habían llegado a su vida, por las lecciones aprendidas, y por el don de escribir historias que inspiran. Sabía que la Divina Providencia siempre recompensa a quienes actúan con amor y fe.

Esta historia nos enseña que la gratitud no solo transforma nuestras vidas, sino que también tiene el poder de tocar los corazones de quienes nos rodean y, tal vez, cambiar el destino del mundo.

viernes, 16 de agosto de 2024

#"El Amigo de los Sueños: Una Historia Entre Mundos"

 

Érase una vez Jaimito, el Mejor, quien mantenía una amistad afectuosa con un amigo muy especial. Este amigo no era de este mundo; provenía de otra dimensión, y Jaimito lo reconocía solo en sus sueños. Cada noche, esa figura familiar aparecía, pero al despertar, la imagen se desvanecía. No sabía quién era, pero sentía que se camuflaba entre la sociedad, oculto bajo la apariencia de un humano común. Solo en sus sueños se manifestaba verdaderamente.

Anoche, en un sueño, Jaimito lo vio nuevamente. Esta vez, su amigo se encontraba en una situación difícil, atrapado en una prisión que no era para criminales, sino un laberinto bien custodiado del que nadie había escapado jamás. Sin embargo, Jaimito tenía la certeza de que podía ayudarlo a liberarse, y así lo hizo, ideando una solución ingeniosa que permitió a su amigo escapar. La gratitud de su amigo fue inmensa, y Jaimito sintió una profunda felicidad por haberlo liberado de esa prisión imposible.

Todo parecía perfecto, pero pronto se dio cuenta de que había cámaras de seguridad que registraron su acto. El temor de ser capturado por la policía comenzó a crecer en su interior, sabiendo que esas imágenes eran la prueba de su intervención. Sin embargo, al reflexionar, decidió que no le importaba; estaba preparado para enfrentar las consecuencias.

Entonces, la Divina Providencia intervino. La mujer que monitoreaba las cámaras de seguridad borró el momento en que Jaimito ayudó a su amigo a escapar. Jaimito quedó intrigado, preguntándose quién era esa mujer y por qué lo había ayudado. Justo en ese momento, despertó, y la imagen de su amigo desapareció una vez más. Pero una cosa estaba clara: ese amigo, aunque disfrazado de humano, venía de otro mundo, y su conexión trascendía la realidad.

"Seguidores"

🌙 El Misterio de los Tres Encuentros

  Érase un miércoles 27 de agosto, cuando el alba emergía sobre una tierra humedecida por el rocío. La alameda dorada, hacia la curva de sen...