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domingo, 3 de agosto de 2025

# "Kike, el Vendedor de Café"

La vida a veces nos habla en silencio, pero otras veces... lo hace a gritos desde los sueños.”

Era un sábado 2 de agosto en una región apartada de Colombia, donde el tiempo parece quedarse dormido entre las montañas verdes y húmedas de Silvania, un rincón del mundo donde la realidad convive con lo invisible, y lo cotidiano se llena de magia. Allí, en una casita enclavada entre árboles frutales y pájaros madrugadores, Kike despertó a las 4:14 a. m., alterado por un sueño que le dejó el alma sacudida.

En su visión onírica, Kike caminaba por una calle de su pueblo, empujando su fiel carro de tintos, como cada mañana. Todo parecía normal hasta que al pasar frente a una construcción, observó varios andamios inestables. Algo lo impulsó a detenerse, sacar su termo de tinto, colocarlo sobre una silla... y seguir caminando unos pasos.

Pero en ese instante, el viento cambió.

Kike miró hacia atrás y, con el corazón encogido, recordó que había dejado el termo. Se dio la vuelta para recogerlo, pero antes de poder regresar, los andamios comenzaron a derrumbarse. El tiempo se detuvo. Todo cayó en cámara lenta, como si el universo le estuviera dando una segunda oportunidad. Vio el termo estallar en mil pedazos justo donde había estado segundos antes… Y en ese momento, se despertó.

Jadeando, sudando, con el corazón galopando en su pecho. Pero estaba bien. Vivo.

Se quedó unos minutos en silencio, mirando el techo, sintiendo una mezcla de frustración, gratitud y claridad. “Se rompió el termo… pero yo estoy vivo”, se dijo en voz baja. Y entonces lo entendió: la vida vale más que mil termos.

Respiró hondo. Se levantó. Dijo su oración a la Divina Providencia, envió pensamientos de amor a Linda, a Juanpis —que celebraban un cumpleaños en Bogotá— y a los clientes que, sin saberlo, serían parte de su jornada.

Kike encendió el fogón, comenzó a preparar tintos, aromáticas, sus nuevos productos: carajillo, perico, milo, chocolate, cacao… Todo con la dedicación de un alquimista del café. Hizo sus ejercicios, escribió sus oraciones, y a las 9:00 a. m., salió a recorrer Silvania con el alma ligera.


En la plaza, don Wilson —un cliente fiel y mentor literario— le renovó su apoyo para el nuevo libro y hasta le recargó el termo con café fresco. Kike siguió su recorrido, ofreciendo sonrisas y bebida caliente. A eso de la 1:08 p. m., regresó a Villa de las Bendiciones para alistarse para la segunda jornada. Ese día, el desayuno fue tardío pero sabroso.sonrisas, 

En la tarde, una coincidencia hermosa: se encontró con una compañera del club de lectura de Silvania, quien le presentó a su hija Ángela. Entre sorbos de carajillo, hablaron sobre su próximo libro, sobre sueños y sobre lo real que puede llegar a ser lo que imaginamos.

Cayó la noche. A las 7:02 p. m., la jornada terminó con ventas que superaron las expectativas. Sobre las 8:00 p. m., ya estaba de vuelta en casa. Preparó su almuerzo, lo terminó casi a las 9:00 p. m., comió, reposó con un tinto doble… y se fue a dormir, dándole gracias a Dios por la vida, por los aprendizajes ocultos y por un sueño que, aunque inquietante, le salvó el alma.

Antes de dormir, pensó en su siguiente reto: leer durante tres horas seguidas y escribir la historia de su amigo Richi: “Richi y el Balón que Susurraba Sueños”.

Se preguntó si lo lograría…

La historia continúa.


🎇 Enseñanza final:

“No todo lo que se rompe es una pérdida. A veces, los pedazos que se salvan son los que más valen.”
Jaime Humberto Sanabria

 

domingo, 29 de junio de 2025

✨#"El Abrazo del Tiempo: Un Encuentro que Ilumina el Alma"


 Era un 3 de junio, y el amanecer en Villa de las Bendiciones se desplegaba como un lienzo celestial. El sol, aún tímido tras las montañas, parecía querer contar un secreto ancestral. En ese rincón encantado de Silvania, donde el tiempo parece detenerse, las aves multicolores y diminutos insectos danzaban como gotas de Dios, entonando un canto sagrado a las 3:40 de la mañana.

Kike despertó de un sueño profundo con el presentimiento de que aquel día traería algo especial. Se levantó sereno, realizó su rutina sagrada: ejercicios, meditación y yoga. Luego preparó sus tintos y aromáticas, los elixires mágicos que lo acompañaban a diario. Se hidrató con gratitud y partió a las 5:04 am hacia el Hospital Ismael Silva de Silvania, donde cada mañana compartía no solo productos como tapabocas, tintos y aromáticas, sino también palabras de ánimo a quienes esperaban una cita médica o un examen de laboratorio.

Hasta las 8:10 am cumplió su misión matutina. Luego pasó donde don Wilson a cuadrar cuentas del día anterior. A las 9:36 am comenzó su recorrido por las arterias comerciales de Silvania: talleres de motos, carnicerías, supermercados, almacenes... Allí lo esperaban sus clientes habituales, quienes reconocían el toque especial de sus tintos y el alma sanadora de sus aromáticas, preparadas por Linda en Villa de las Bendiciones, con una fusión sagrada de yerbabuena, albahaca y homero.

A las 11:34 am, tras culminar su ruta en el punto de encuentro con los muchachos de las motos, regresó a casa, dejó sus termos mágicos, se despidió de Linda y partió rumbo a Bogotá en un Expreso Bolivariano al mediodía.

Durante el trayecto, Kike cerró los ojos y meditó. En ese instante, como un destello de intuición, recordó llamar a Don Octavio Botero, un viejo amigo y gran emprendedor de la cacharrería en el corazón de Bogotá.

—¡Hola Don Octavio! Le hablo para contarle que voy rumbo a Bogotá —dijo Kike con voz vibrante.

—¡Kike! ¡Qué alegría saber de ti! ¿Cuántos libros llevas? —respondió Don Octavio con sorpresa.

—Llevo tres ejemplares —contestó Kike.

—Perfecto, te apoyo con dos. Te espero en el almacén a las 2:30 pm —dijo con decisión.

—Gracias Don Octavio, le haré una dedicatoria muy especial —prometió Kike, con el alma encendida.

Al llegar a Soacha, Kike visitó a doña Yorly, una fiel lectora que ya había adquirido su obra meses atrás. Luego pasó a comprar productos de Omnilife y se dirigió en Transmilenio hasta la estación San José, desde donde caminaría a su destino: la mítica cacharrería El Rayo, un templo del emprendimiento en Bogotá, fundado hace 33 años.

Allí, en medio de cajas, estanterías y memorias, lo recibió William, antiguo empleado y testigo del legado de Don Octavio. Conversaron sobre el libro, sobre los días pasados y las esperanzas renovadas. De pronto, bajó por las escaleras Don Octavio, quien interrumpió una importante junta directiva para abrazar al viejo amigo que no veía desde 1997.

El tiempo pareció detenerse mientras se fundían en un abrazo que borró décadas. Kike recordaba los días en que le había colaborado con trámites notariales y asesorías, y Don Octavio evocaba su confianza en aquel joven honesto que hoy llegaba como escritor.

Kike lo felicitó por su evolución: más de tres almacenes, más de 30 empleados, y una reputación impecable. Luego le entregó una dedicatoria escrita desde el alma:


Dedicatoria especial para Don Octavio Botero, su esposa e hijos

Con profundo aprecio y admiración, dedico estas palabras a usted, Don Octavio, entrañable amigo y destacado comerciante del mundo de la cacharrería y papelería; fundador visionario de la tradicional Cacharrería El Rayo, que desde hace 33 años ha iluminado con su servicio y compromiso el corazón de su comunidad.

Gracias por su valioso apoyo al adquirir dos ejemplares de mi primera obra, Historias que Inspiran la Imaginación. Su gesto no solo impulsa mi camino como escritor, sino que también me confirma que la amistad sincera y el respaldo genuino siguen siendo pilares fundamentales para crecer.

Que este libro sea una chispa más que alimente su luz interior y la de su hermosa familia, y que siga cosechando éxitos, como lo ha hecho durante toda una vida de esfuerzo y dedicación.

Gracias por creer en mí y por valorar este humilde emprendimiento literario.

Con bendiciones, respeto y aprecio sincero,
Jaime Humberto Sanabria
Villa de las Bendiciones, Silvania – Colombia
Junio 03 de 2025


No hubo tiempo para largas charlas. Don Octavio debía regresar a su reunión con empresarios y directivos. Pero para Kike, ese breve reencuentro fue un destello de eternidad, una lección viva: el tiempo no borra los lazos verdaderos, los fortalece.

Con algunas compras bajo el brazo, emprendió el regreso a Villa de las Bendiciones. Llegó sobre las 7:02 pm. Allí lo esperaba Linda con su sonrisa cálida y una aromática humeante.

Esa noche, al cerrar los ojos, Kike agradeció por el día vivido, por la amistad revivida y por la magia del reencuentro. Sintió que ese día era un susurro de la vida, recordándole que revivir momentos felices no solo nutre el alma, sino que también le da sentido al presente.

Porque cada encuentro verdadero es una chispa que enciende el corazón.


🌟 Esta historia continuará...

La siguiente aventura llevará a Kike al encuentro con una gran emprendedora y profesional de la salud en Silvania.
¿Qué otros misterios y enseñanzas le deparará la vida cotidiana?

lunes, 3 de marzo de 2025

El Umbral de los Sueños: El Nacimiento de 'Historias que Inspiran la Imaginación'


 Era un viernes 16 de agosto de 2024 en Villa de las Bendiciones, un lugar donde el tiempo parecía detenerse. A las 3:30 a. m., Kike despertó de un sueño que trascendía su manera de ver la vida. Durante varias noches había visto a un amigo en un mundo paralelo, un lugar donde todo era posible. En sus sueños, aquel amigo lo guiaba hacia una puerta misteriosa. Al mirar atrás, Kike veía nubes blancas flotando en un cielo infinito; al abrir la puerta, un paisaje de ensueño aparecía ante él: una playa de arena dorada con palmeras danzantes y un amanecer que iluminaba el horizonte con colores imposibles.

Sin embargo, esa noche el sueño fue distinto. Su amigo estaba atrapado en un laberinto impenetrable, una prisión custodiada por fuerzas invisibles de la que nadie había escapado jamás. Kike, sintiendo en su corazón que debía ayudarlo, ideó una estrategia ingeniosa y logró liberarlo. Su amigo lo abrazó con gratitud infinita, pero pronto el miedo se apoderó de Kike: las cámaras de seguridad habían registrado su acto. El peligro de ser descubierto lo hizo sentir el latido acelerado de su corazón.

Entonces, sucedió lo inesperado. Una mujer que monitoreaba las cámaras decidió borrar la evidencia. Kike se preguntó quién era esa extraña aliada y por qué lo había ayudado. Antes de que pudiera obtener respuestas, despertó. Su amigo había desaparecido, pero la sensación de que ese ser no pertenecía a este mundo persistía en su mente.

Aún intrigado, Kike salió a entrenar por los senderos de Villa de las Bendiciones. El canto de las aves acompañaba sus zancadas, y mientras corría, se observaba a sí mismo en cada movimiento. Hizo un circuito de siete kilómetros, pero su mente no podía despegarse del sueño. Al regresar a casa, decidió escribirlo para encontrarle sentido. Investigando su significado, encontró una interpretación reveladora: "Soñar con abrir una puerta a otra dimensión podría significar que estás a punto de tener nuevas oportunidades, culminar etapas o despedirte de personas importantes."

Aquello resonó en su interior. Recordó que en noches anteriores había soñado con una puerta grisácea resplandeciente que lo conducía a una playa al amanecer. Decidió plasmarlo todo en un documento y lo guardó, sin saber que aquel gesto marcaría el inicio de algo grande.

En la tarde, mientras organizaba unas cajas que le había traído don Ricardo desde Bogotá, encontró viejos diarios. Entre esas páginas estaban sus memorias, sus metas, sus pensamientos y reflexiones. Fue en ese instante cuando una chispa se encendió en su interior. ¡Podía convertir todo eso en un libro!

Sin pensarlo demasiado, escribió una carta de motivación para sí mismo, comprometiéndose a transcribir sus recuerdos en documentos. Así nació su pasión por la escritura. Desde aquel día, Kike fue constante, escribiendo sin descanso. A finales de septiembre, al revisar su trabajo, descubrió que ya tenía más de treinta historias. Fue entonces cuando se le ocurrió estructurarlas en un blog y, posteriormente, en un libro. Publicó su primer blog y, poco a poco, fue extendiéndolos en capítulos numerados.

El destino le envió una señal. Al navegar por Facebook, comenzó a recibir anuncios de editoriales. Uno de ellos, LETRAME, llamó especialmente su atención por su enfoque en apoyar a los autores. Movido por la intuición, envió un manuscrito de dieciocho capítulos. Días después, recibió la respuesta que cambiaría su vida:


INFORME DE VALORACIÓN: "Historias que Inspiran la Imaginación"

Buena obra y apta para editar, con estructura sólida y redacción cuidada. Lenguaje evocador y poético, con una narrativa que sumerge al lector en un mundo de sueños y realidades entrelazadas. El tono inspirador y reflexivo invita a la introspección, mientras que la riqueza en la descripción de valores humanos otorga profundidad a la obra.

Recomendamos su publicación.


Kike no podía creerlo. Aquel 16 de agosto marcó el inicio de un sueño, y a finales de septiembre su libro ya había sido aprobado por la editora. Su esfuerzo y dedicación habían dado frutos, convirtiendo su inspiración en una obra que pronto vería la luz.

Pero ¿qué sucedería en los meses siguientes con la edición y publicación de su primer libro? Esa es una historia que continuará...


Reflexión: A veces, los sueños no son solo imágenes fugaces de la mente dormida, sino mensajes que nos guían hacia nuestro destino. Kike descubrió que la clave no estaba en buscar respuestas fuera, sino en escribir su propia historia. Y así, sin buscarlo, encontró su pasión y su propósito.

¡El inicio de un sueño siempre comienza con una pluma y un corazón dispuesto a escribirlo!

lunes, 24 de febrero de 2025

#24 Horas de Drama, Aventuras y Emociones en Bogotá: El Viaje de Kike, segunda parte



 

Kike llegó al barrio Olaya sobre las 10:17 a.m. con la misión de entregar un ejemplar de su libro a su entrañable amigo, el ingeniero Carlos Estrada, quien solía ser su cliente en el corresponsal años atrás. Sin embargo, Carlos no se encontraba, por lo que su hijo, con la misma amabilidad y carisma que su padre, recibió el libro con respeto y gratitud.

Más tarde, Kike visitó a su amiga Nohora, quien días atrás había comprado un ejemplar. Con emoción le compartió:

—Tu libro tiene magia, Kike. Cada capítulo me transporta a una nueva historia y me llena de inspiración. Lo recomendaré en el exterior a mis amigos y familiares para que lo adquieran en sus respectivos idiomas.

Ese cálido elogio llenó de orgullo a Kike, quien agradeció sinceramente antes de continuar su camino. Su siguiente parada fue el negocio de óptica de Mónica, una mujer emprendedora cuya sonrisa amable siempre recibía con calidez a sus clientes. Luego, visitó a Doris, administradora y vendedora en otra óptica, quien se mostró entusiasmada con la idea de leer su libro y le pidió a Kike compartirle más de sus blogs.

El recorrido continuó con Natalia, una administradora de óptica con gran don de escucha, quien recordó con nostalgia las visitas que solía hacer al corresponsal de Kike. Al enterarse de su libro, lo felicitó y prometió mantenerse en contacto para adquirir un ejemplar.

Más adelante, Kike se encontró con don Nelson, un emprendedor dueño de varias ópticas, quien había guardado la tarjeta de Kike desde hacía una semana. A pesar de no ser un lector frecuente, quedó intrigado con la trama del libro y prometió comprar un ejemplar en los próximos días.

En su camino, Kike pasó por la casa de su amigo de tertulias, Juan Carlos Murillo, cuya familia quedó fascinada al escucharlo narrar con emoción sus aventuras en Silvania. Sus ojos reflejaban asombro y admiración mientras Kike compartía sus historias. Convencidos por la pasión del autor, acordaron adquirir un ejemplar.

Siguiendo su trayecto por la carrera 19C rumbo a la avenida Primero de Mayo, Kike visitó a su antigua cliente y amiga Johana en su negocio, Artesanos del Colchón. Johana se alegró de verlo y, con un abrazo fraterno, lo felicitó por su transición de comerciante a escritor. Kike compartió sus blogs y Johana quedó en adquirir su libro muy pronto.

A las 12:06 p.m., Kike abordó un SITP con destino al barrio Sosiego Sur. Su primera parada fue en el restaurante La Pasión, donde entregó un ejemplar de su libro a su amigo Leo, velocista y chef. Leo, ocupado con la creciente clientela, recibió el obsequio con gratitud mientras los comensales hojeaban el menú del día. Kike le dedicó unas palabras a él y a su hijo Mateo:

Para Leo y Mateo Pineda
"A dos velocistas de élite, Leo y Mateo Pineda, cuyo esfuerzo y constancia los han llevado a conquistar podios y triunfos. Su disciplina es prueba de que el éxito se construye día a día. Que este libro sea un impulso para seguir desafiando sus propios límites y alcanzar nuevas metas."

Más tarde, Kike visitó la oficina de su amigo fondista y batallador, Alex Durán. Sin dudarlo, Alex adquirió un ejemplar, y Kike le dedicó estas palabras:

Para Alex Durán
"A mi gran amigo y fiel seguidor de mis blogs, un verdadero soldado en el campo de batalla del asfalto, los senderos y la montaña. Tu espíritu de fondista es digno de admiración, y tu lema resuena como un grito de guerra: 'No los quiero ver caminando en las carreras'. Que este libro te motive a soñar, reflexionar y seguir creciendo sin límites."

Posteriormente, en La Victoria, Kike se encontró con su amigo y rival en carreras, Óscar Herrera, quien le hizo un inesperado regalo: una estufa eléctrica de dos puestos que tenía guardada y sin usar. Entre charla y risas, Kike lo invitó a visitar Silvania junto a sus amigos Alfonso y Nancy, otros apasionados del atletismo.

Más tarde, Kike llegó a casa de sus suegros, donde fue recibido con alegría. Sin embargo, la preocupación por la salud de su nieta Taly era evidente. A través de una audiollamada, la animaron con palabras de aliento. Taly, aunque aún recuperándose, se sintió fortalecida por el apoyo de su familia. Su querida suegra, con el cariño de siempre, le ofreció un almuerzo delicioso: caldo de papa con carne, arroz, vegetales y una refrescante Coca-Cola. Antes de partir, sus suegros, con generosidad, le obsequiaron un mercado y golosinas para sus nietos Juanpis y Daniel Santiago.

A las 5:04 p.m., Kike partió rumbo a Soacha, haciendo transbordos en Transmilenio hasta llegar a su destino. Allí, entregó parte del mercado y dulces a su hijo Juanpis y a su nieto Daniel Santiago. En un emotivo encuentro, intentó animar a su yerno Henry, quien atravesaba un momento difícil.

—No te desanimes ante esta prueba que Dios te ha puesto. Sigue adelante, tú puedes —le dijo Kike con firmeza.

Henry, con la voz quebrada por la emoción, respondió:

—Pero qué prueba tan difícil, querido suegro...

Con un fuerte abrazo, Kike se despidió de su esposa Linda, su hijo y sus nietos mellizos. A las 6:21 p.m., abordó una flota rumbo a Silvania, llegando a Villa de las Bendiciones a las 7:47 p.m. Algo cansado, pero con la satisfacción de una jornada productiva, escribió una parte del blog antes de sumirse en un sueño profundo a las 9:36 p.m.

Así culminaban 24 horas de emociones, encuentros y momentos inolvidables. Una auténtica epopeya de un héroe moderno, real, de carne y hueso, cuya historia aún tiene muchas páginas por escribir. ¿Qué nuevas aventuras le esperarán a Kike en Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parece detenerse?

Esta historia continuará...

 

 



 

martes, 18 de febrero de 2025

#Érase un 17 de febrero en Villa de las Bendiciones: Dónde el tiempo parece detenerse


  La mañana despertó con un velo de misterio. Un resplandor tenue se filtraba entre la bruma matutina, y en el horizonte, aves migratorias trazaban su destino en el cielo. Eran las 5:49 a.m. cuando Kike se levantó con la certeza de que aquel día le deparaba dos retos importantes. Su rutina de yoga, meditación, escritura y ejercicios transcurrió con disciplina, dejando pendiente la lectura. Con energía renovada, se alistó con su pantaloneta bermuda, camiseta, zapatillas minimalistas y su mochila, donde llevaba una botella con agua de la montaña, bananos para hidratarse en el camino y dos ejemplares de su libro, por si encontraba a un buen samaritano dispuesto a comprar uno.

A las 9:00 a.m., listo para partir, puso su cronómetro en cero y comenzó a trotar con un ritmo moderado por la carretera del Sumapaz, vía 40 o autopista Bogotá-Girardot. Mientras avanzaba, llevaba consigo el guion para el video promocional que la editora LETRAME en España le había solicitado. La idea de grabar un video de un minuto y medio le erizaba la piel, pero se propuso aprenderse la mayor parte del texto mientras corría. Protegido por un acetato transparente en caso de lluvia, iba repitiendo frases hasta memorizarlas. Cuando llegó a Fusa, después de 13 kilómetros, ya había aprendido dos de los cinco párrafos.

El tiempo apremiaba. Tras completar su primera diligencia, notó que la segunda oficina cerraba a las 12:00 p.m. y el reloj marcaba las 11:53 a.m. El cielo se tornó amenazante, y Kike, sin impermeable, se preocupó. Un hombre que notó su inquietud le cedió el turno con amabilidad. Kike agradeció en silencio y, con una oración, esperó pacientemente. Lo atendieron justo a tiempo, permitiéndole correr apresurado hacia su próxima parada. En la carrera, su mochila se soltó, pero no podía detenerse a ajustarla. Finalmente, llegó a la oficina con dos minutos de sobra.

Allí lo esperaba una sorpresa. Entre las personas en la sala de espera, reconoció a Luis, un viejo conocido con quien había tenido diferencias en el pasado. Con un gesto de respeto, Kike lo saludó. Luis, tras un breve silencio, preguntó por su ocupación. Al enterarse de que Kike era escritor, le compró uno de sus libros sin dudarlo. Kike, conmovido, le ofreció una dedicatoria, pero Luis declinó, pues pensaba regalárselo a alguien que amaba la lectura. Luego, mirándolo a los ojos, le dijo con sinceridad:

—Eres un gran ser humano y mereces lo mejor de este mundo. Muy pronto sabrás de mí y te compensaré. Me conmueve tu nobleza. Desde hoy, rogaré por ti para que te vaya bien en todo lo que te propongas. Gracias, millones de gracias.

Kike se despidió sin poder procesar completamente lo ocurrido. ¡Qué extraño era el destino! En cuestión de minutos, alguien con quien había tenido un conflicto en el pasado ahora le pedía perdón y le ofrecía palabras de bendición. Intentó escribir sobre ello, pero Luis le pidió que esperara: “Cuando haya sanado mi herida, te avisaré para que me hagas un blog. Por ahora, deja así…”

Kike regresó trotando a Silvania. Durante el camino, la lluvia lo sorprendía por momentos, pero no le molestaba. Seguía repasando los párrafos del guion, avanzando con cada kilómetro. Llegó a casa cerca de las 3:00 p.m., justo veinte minutos antes de que una tormenta se desatara con fuerza. Tras estirar, preparó un almuerzo nutritivo: ensalada roja de remolacha con zanahoria, arroz integral, papa, carne frita de cerdo y un jugo de remolacha cruda con cáscara, que, para su sorpresa, sabía a zanahoria.

La jornada terminó con tres horas dedicadas a su blog y una hora de lectura de Gabo antes de dormir. A medianoche, mientras daba gracias por aquel día, no podía dejar de pensar en el misterioso reencuentro con Luis. ¿Era simple casualidad, o Villa de las Bendiciones ocultaba secretos aún por descubrir? Tal vez, el destino tenía más historias que contar…

Esta historia continuará...

viernes, 16 de agosto de 2024

#"El Amigo de los Sueños: Una Historia Entre Mundos"

 

Érase una vez Jaimito, el Mejor, quien mantenía una amistad afectuosa con un amigo muy especial. Este amigo no era de este mundo; provenía de otra dimensión, y Jaimito lo reconocía solo en sus sueños. Cada noche, esa figura familiar aparecía, pero al despertar, la imagen se desvanecía. No sabía quién era, pero sentía que se camuflaba entre la sociedad, oculto bajo la apariencia de un humano común. Solo en sus sueños se manifestaba verdaderamente.

Anoche, en un sueño, Jaimito lo vio nuevamente. Esta vez, su amigo se encontraba en una situación difícil, atrapado en una prisión que no era para criminales, sino un laberinto bien custodiado del que nadie había escapado jamás. Sin embargo, Jaimito tenía la certeza de que podía ayudarlo a liberarse, y así lo hizo, ideando una solución ingeniosa que permitió a su amigo escapar. La gratitud de su amigo fue inmensa, y Jaimito sintió una profunda felicidad por haberlo liberado de esa prisión imposible.

Todo parecía perfecto, pero pronto se dio cuenta de que había cámaras de seguridad que registraron su acto. El temor de ser capturado por la policía comenzó a crecer en su interior, sabiendo que esas imágenes eran la prueba de su intervención. Sin embargo, al reflexionar, decidió que no le importaba; estaba preparado para enfrentar las consecuencias.

Entonces, la Divina Providencia intervino. La mujer que monitoreaba las cámaras de seguridad borró el momento en que Jaimito ayudó a su amigo a escapar. Jaimito quedó intrigado, preguntándose quién era esa mujer y por qué lo había ayudado. Justo en ese momento, despertó, y la imagen de su amigo desapareció una vez más. Pero una cosa estaba clara: ese amigo, aunque disfrazado de humano, venía de otro mundo, y su conexión trascendía la realidad.

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