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jueves, 24 de abril de 2025


 

El domingo 20 de abril amaneció envuelto en un silencio místico, en un rincón del mundo donde el tiempo parece detenerse: Villa de las Bendiciones, en Silvania. La lluvia del día anterior había purificado el aire, y las hojas de los guayacanes brillaban como si la madrugada las hubiera pulido una a una con amor.

Kike se levantó con el alma liviana. Aunque había dormido poco, su corazón ardía como antorcha olímpica. El día anterior había sido la culminación de un sueño largamente acariciado. Y sin embargo, lo intuía: esa página de vida aún no estaba del todo escrita.

A las 8:30 a.m., después de su rutina de meditación y lectura, recibió un mensaje inesperado.

Era Nelo, una amiga entrañable con mirada de sabia y alma de caminante. Le escribió:

“Kike, me enteré que ha sido un éxito total tu libro. ¿Puedo verte hoy? Me encantaría comprar un ejemplar.”

Kike sonrió. No solo por saber que otro libro encontraría su destino, sino porque sentía que ese encuentro traía consigo algo más grande. Acordaron verse a la 1:30 p.m. en el Café Zeratema, su segundo hogar literario.

Kike se retrasó cinco minutos, atendiendo la visita de Karen y Omar, mientras Nelo llegó puntual, con una blusa roja y pantalón negro. Una combinación de colores que, aunque opuestos, evocaban elegancia, pasión, poder y misterio. Se abrazaron como lo hacen quienes se entienden más allá de las palabras.

Se sentaron junto a la ventana, donde la luz del sol entraba como una caricia. Kike sacó un ejemplar nuevo de su morral y se lo entregó con gratitud. Nelo lo recibió como quien recibe una reliquia.

“Este libro tiene energía”, dijo. “No es un libro común. Aquí hay algo más… ¿Lo escribiste desde el dolor, cierto?”

Kike asintió. No hizo falta explicar. Nelo lo comprendía todo. Hablaron de los capítulos, de los personajes que parecían salidos de la vida misma, de los mensajes escondidos entre líneas como tesoros esperando ser descubiertos.

Nelo pidió una malteada. Kike, una crema con fresas. Y entonces, le escribió una dedicatoria que había reservado solo para ella desde hacía semanas:


Para Nelo,

que en la mañana de la vida siembra semillas de amor,
y en cada paso deja huellas de luz.
Este libro y sus historias nacen con el deseo de inspirarte a ser siempre tu mejor versión,
a cultivar en tu corazón la fe, la bondad y la valentía que te hacen única.
Que cada palabra aquí escrita te recuerde que el verdadero crecimiento viene de dentro,
y que los pequeños actos de amor pueden transformar tu mundo y el de quienes te rodean.
Gracias por ser parte de este camino.


En ese instante, llegaron Karen y Omar al café. Ordenaron un tinto suave con jengibre. A cada sorbo, las ideas fluían como ríos nuevos. Nelo compartió su emprendimiento de jabones artesanales hechos con ingredientes naturales. Omar y Karen, encantados, le compraron uno cada uno. Kike ofreció su apoyo para conectarla con más clientes. Se contaron sueños y risas, se tejieron puentes.

Y entonces surgió un plan inesperado: una tertulia literaria. Un espacio donde los lectores pudieran compartir lo que sintieron al leer el libro, lo que sanaron, lo que revivieron.

“No se trata solo de vender libros”, dijo Nelo. “Se trata de despertar almas dormidas. Y eso, amigo, tú lo estás logrando.”

Se tomaron fotos para el recuerdo y se despidieron con una promesa en el aire: volver a encontrarse pronto, con más amigos, más historias, más vida.

Más tarde, ya en casa, Kike, Karen y Omar compraron víveres y cruzaron el sendero interior hacia la vivienda. Mientras Karen y Omar se sentaban en el sofá, Kike notó algo inusual en el pasillo que conduce a la habitación de Juanpis. En el suelo, en una posición curiosa, se encontraba un escarabajo verdoso. Un escarabajo almizclero.


Kike lo levantó con cuidado. Le tomaron fotos y más tarde investigó su significado espiritual:
"En la mitología egipcia, el escarabajo representa al dios Jepri, símbolo del renacimiento y la transformación eterna. Su nombre significa ‘el que llega a ser por sí mismo’."

Un escalofrío suave le recorrió la espalda. La sincronía era demasiado precisa para ser casualidad.

Esa noche, Omar compró una botella de aguardiente amarillo. Compartieron hasta la medianoche. Kike solo aceptó dos copas. Tenía una intuición que le pedía mantenerse sobrio.

Se fue a la cama pensando en la propuesta de Liliana, jefa de la biblioteca de Silvania, quien lo había invitado a un encuentro literario en Fusagasugá el miércoles. Aún no sabía si podría ir. Algo lo ataba al presente, a sus invitados, a los caminos que aún no terminaban de revelarse.

¿Qué le impedía decir que sí a ese encuentro literario?
¿Seguirán Karen y Omar en Villa de las Bendiciones hasta el martes?
¿Y qué otras señales le esperan a Kike en esta historia aún en construcción?

Esta historia continuará.

lunes, 21 de abril de 2025

#“El Escarabajo Sagrado y las Voces del Amanecer”


 Historia

Érase un viernes santo, 18 de abril, en un sitio paradisiaco, rodeado de exuberante naturaleza, donde los pájaros multicolores y las cigarras tejían un coro armónico en un remoto lugar llamado Villa de las Bendiciones, en Silvania, donde el tiempo parece detenerse. Eran las 6:21 a.m. cuando Kike despertó de una noche tranquila, atrapado aún en la magia de un sueño que lo había cautivado.

Soñó con un hombre avaro que intentaba aprovecharse de una humilde mujer en una extraña apuesta. Sin embargo, ella, a pesar de su cansancio y su sencillez, se sobreponía, y cuanto más perdía aquel hombre, más se enojaba, cegado por su soberbia y orgullo. En el último lance, apostó todo… y fue vencido. La mujer, agotada pero invencible, se alzó como la gran triunfadora. En ese instante, una voz desconocida pronunció:
"Cuando avanza la mañana, es una buena mañana."

Kike despertó, buscó su libreta y su esfero, y anotó aquella frase enigmática. No tenía lógica en ese momento, pero horas después la descifró:
“Persiste y vencerás.”
Y comprendió que él era ese espíritu humilde que lucha contra los obstáculos representados por el hombre avaro.

Mientras seguía acostado, evocó los días anteriores. El martes habían llegado sus visitantes: Karen Tatiana y Omar. El miércoles, entre charlas y recuerdos, Omar se confesó:
—Querido Kike, he sido escritor de cuentos, poesías, crónicas y fanzines. También pintor y músico aficionado. Lo que hago, lo hago con esmero, aunque algunos digan que carece de técnica. Vivo una práctica espiritual no como religión, sino como trascendencia, sin pretensiones de superioridad. Respeto toda vida, hasta la de los insectos diminutos… son pequeñas porciones de Dios.

Kike se sintió identificado. Omar continuó:
—Dicen que el signo que me rige, diciembre, me ha dotado de sensibilidad y dotes artísticas. Por eso, tus historias son un espejo en el que me reflejo. Aquel miércoles salieron a hacer compras. Kike logró reunir a última hora una cuota gracias a la venta de sus libros. Aquella tarde, Omar los invito a disfrutar de una cerveza propia de la región en el Café Zeratema.

A la mañana siguiente, Kike le dedicó su primer libro:

“Para Omar, caminante del espíritu y el arte:
Gracias por abrir tu corazón en este encuentro inesperado, que más que casualidad, siento fue un llamado de almas afines. Eres un tejedor de historias y buscador incansable de sentido.
Que estas Historias que Inspiran sean para ti un espejo de tu viaje interior, y de esos seres diminutos y maestros invisibles que, como tú dices, son pequeñas porciones de Dios.
Gracias por coincidir en el misterio de la vida. Que Deepak, Eckhart y Gabo sigan siendo faros para ambos.”

Omar se propuso terminar de leer Historias que Inspiran la Imaginación antes de volver a Bogotá.

La tarde lluviosa del jueves los llevó a caminar por un sendero que Kike conocía hasta llegar al pueblo. Esta vez convencieron a Juanpis para que los acompañara. Recorrieron tres kilómetros por caminos frondosos, charcos de lluvia, y bordeando el río Subia, hasta Silvania.


Kike les mostró la cancha acústica, la iglesia… y Omar los sorprendió invitándolos a un almuerzo en un sitio exclusivo: cuchuco y una picada deliciosa con longaniza, rellena, papa criolla, carne de cerdo y limonada en un restaurante frente a la alcaldía. De allí partieron, a un tercer piso panorámico de un edificio emblemático, cerca de la alcaldía, se deleitaron con cervezas, aromáticas y brownies. Compraron víveres para el viernes santo, cuando gran parte del comercio cerraba.


De regreso, a solo 150 metros de Choriloco, Omar se topó con un escarabajo verde metalizado, enorme y brillante. Le tomaron fotos y videos; era algo único. Más tarde, Kike investigó y descubrió que estos escarabajos son símbolo de esperanza y renovación. En algunas culturas, su aparición señala que la naturaleza está en plena actividad.

Esa noche, Omar salió a comprar una torta de frutas: era el cumpleaños de Karen. Lo celebraron con vino y aguardiente amarillo Néctar. Conversaron de música, crecimiento personal y encuentros literarios en Bogotá. Omar le compartió a Kike su obra: CHIFLÓN REBELDE 2 DIGITAL FINAL. Fue un jueves santo inolvidable.

Ya el viernes, a las 8:37 a.m., Kike, tras meditar, orar y activar sus chakras, se sumergió en la lectura de Una Historia para Contar de Gabo, donde el Nobel narraba la memoria de su infancia y juventud, el origen de su imaginación.

Luego bajó a conversar con Karen, quien le contó, con cierto misterio, que había escuchado la voz de un hombre hablando en la madrugada. Kike, intrigado, fue a revisar a Juanpis y lo encontró dormido. Omar seguía descansando. El misterio quedó en el aire.


Karen preparó huevos revueltos con cebolla y tomate, embueltos silvanenses y chocolate caliente. Más tarde, Omar y Kike recolectaron leña e improvisaron un fogón, mientras Karen recogía auyamas, papas y verduras de la huerta. Con pollo criollo prepararon un delicioso sancocho, acompañado de limonada de naranjas ácidas de la finca.


La tarde transcurrió entre conversaciones sobre literatura y mentores espirituales. Fue entonces cuando, en la sala, apareció un escarabajo sagrado de color negro, igual al de los jeroglíficos egipcios. Lo recogieron, le tomaron fotos y videos. Kike investigó:
El escarabajo egipcio, símbolo del Sol naciente, de protección contra el mal y de fuerza diaria, era también un emblema de resurrección.

Aquella noche, Kike recibió mensajes de amigos cercanos pidiéndole disculpas por no poder asistir al lanzamiento de su primer libro, pues se hallaban de vacaciones. Kike preparó una y otra vez su libreto para su presentación en el Café Taller Zeratema de Silvania.

Y así, con el misterio del escarabajo, las voces del amanecer y los mensajes ocultos en los sueños, la aventura de Kike, Karen Tatiana, Omar y Juanpis apenas comenzaba.

…Esta historia continuará.

jueves, 17 de abril de 2025

#Del Café Zeratema al Afiche que lo Hizo Real


Érase un lunes, 14 de abril, a las 5:04 p.m.
Una tarde hermosa y despejada abrazaba a Silvania, como si el invierno hubiera decidido, por fin, darle una tregua al pueblo desde el día anterior. El cielo lucía un azul profundo, manchado de pinceladas blancas que flotaban suaves, sin prisa, como testigos silenciosos de un día que ya se perfilaba especial
.



Por primera vez en años, se respiraba una calma desconocida. El corredor  Vía 40 Express Bogotá-Girardot, después de cuatro años de estrés, trancones y plantones pacíficos, finalmente había sido habilitado con tres carriles por sentido. El bullicio había cedido paso al alivio, y esa paz se extendía como un manto invisible sobre los rostros de los habitantes.

En Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parece detenerse a 600 metros de la carretera  Vía 40 Express Bogotá-Girardot, se divisaba a lo lejos aquella imponente vía que ahora respiraba tranquila. Allí, Kike terminaba de hacer llamadas a amigos, buscando aliados que creyeran en su sueño: su primer libro.

Fue entonces cuando ocurrió algo que le erizó la piel.
Un mensaje de Laura Baquero, su amiga y dueña del Café Taller Zeratema, apareció en su WhatsApp.
No era cualquier mensaje. Era el afiche promocional del lanzamiento de su libro.

Lo impactante no fue solo verlo — con sus letras elegantes y el logo de aquel rincón mágico de Silvania — sino saber que Laura ya lo había compartido en redes sociales y en grupos locales, dándole vida pública a un evento que, hasta hacía poco, no era más que un susurro en la cabeza de Kike.

Hay personas que con un simple gesto pueden convertir sueños en realidades.
Así fue Laura.
En ese instante, todo cobró sentido: las caminatas, los relatos escritos de madrugada, las conversaciones en cafés, los días de incertidumbre…
El proyecto cobraba forma.
Pero más que el afiche en sí, fue el gesto de lealtad, cariño y apoyo incondicional lo que dejó a Kike conmovido.

Y lo más emocionante:
El afiche anunciaba oficialmente el lanzamiento de su libro “Historias que Inspiran la Imaginación” para este sábado 19 de abril a las 3:00 de la tarde en ese mismo lugar cargado de magia: el Café Taller Zeratema.

Como si eso fuera poco, corría el rumor de que un periodista de Bogotá podría llegar a cubrir el evento.
La posibilidad de que alguien de la capital, con libreta en mano y mirada curiosa, recogiera esa historia nacida en un rincón de Silvania, sumaba misterio, expectativa y emoción al momento.

De repente, Kike evocó un recuerdo muy especial…
El 31 de diciembre de 2024, una tarde en la que la lluvia había cedido, él llegó sonriente y lleno de energía a Zeratema, ese café donde las palabras no solo se dicen, sino que se sienten.
Allí lo esperaba su entrañable amiga Nelo, con su energía generosa y su alma servicial.
Ese día, entre sorbos de café y recuerdos que se arremolinaban como el viento en la plaza, exploraron juntos anécdotas, fotografías y trozos de vida.

Al final de esa tarde, Nelo le presentó a dos amigas: Laura y Stefany.
Ellas escucharon a Kike con atención, cautivadas por su pasión, su sencillez y esa chispa que tiene quien habla desde el alma. Rieron, compartieron ideas y, entre planes literarios y sueños colectivos, Nelo propuso algo que cambiaría el destino de Kike:



Que Laura y Stefany apoyaran su proyecto, exhibieran su libro y le abrieran un espacio en sus vidas y en su café.

Nelo cerró ese encuentro con una reflexión que se quedó tatuada en la memoria de Kike:

“La verdadera riqueza no está en lo que posees, sino en lo que compartes. Las palabras, las historias y el tiempo son tesoros que multiplican su valor cuando los das a otros.”

Hoy, ese pequeño gesto de entonces se había transformado en un afiche, un evento y un sueño compartido.


Cierre Emotivo

Hoy, quiero darle las gracias públicamente a Laura Baquero y a Café Taller Zeratema, ese rincón mágico donde los sueños se vuelven escenario, donde la literatura se respira en cada rincón y donde las palabras tienen vida propia.

Gracias por ser parte esencial de este primer vuelo de mi libro "Historias que Inspiran la Imaginación".

Este sábado 19 de abril, a las 3:00 de la tarde, estaremos viviendo este sueño juntos en Zeratema.
Y quién sabe… tal vez entre los asistentes, un periodista de Bogotá lleve esta historia más allá de nuestras montañas.

Porque cuando los sueños se comparten…

dejan de ser imposibles. 

miércoles, 16 de abril de 2025

#Un Encuentro que Cambió Todo


 Era el 28 de marzo, a las 3:20 p.m., en una tarde gris, de esas que parecen tener ganas de llorar en forma de lluvia. Kike, como parte de su rutina diaria, había iniciado la mañana con yoga, meditación y respiración consciente en su lugar favorito: Villa de las Bendiciones, un rincón donde el tiempo parece detenerse, donde el canto de los pájaros, el susurro del viento y el aroma de los árboles lo reconectaban con su esencia.

Después de aquella rutina que le daba claridad y paz, decidió llamar a Laura, del Café Taller Zeratema. Él notaba que Laura seguía con entusiasmo sus blogs y pensó en ofrecerle un ejemplar de su libro.

Marcó su número y, al escuchar su voz, la saludó: —Hola Laura, ¿cómo vas con tu emprendimiento?

Laura, eufórica, le respondió: —¡Muy bien, Kike! Y aprovecho para felicitarte por tus blogs, son increíbles las historias que relatas.

Kike, con gratitud, le dijo: —Gracias, Laura. Justamente te llamo para contarte que ya tengo ejemplares de mi libro a la venta. Me gustaría saber si quieres apoyarme adquiriendo uno.

A lo que Laura, en tono emotivo, respondió: —¡Claro! Y si gustas, puedo organizarte un evento de lanzamiento para el sábado 19 de abril en la tarde. ¡Anímate! Viene gente de varias regiones a escuchar este evento.

Kike, entusiasmado, le respondió: —¡Sí, dale! Me interesa muchísimo.

Así pasaron los días, y llegó el 14 de abril. Kike volvió a llamarla a las 10:05 a.m. para confirmarle la realización del evento en Sábado Santo. Kike agradeció a Laura por aquel noble gesto, que para él significaba mucho.

Pero ese 14 de abril no terminó ahí.


Esa misma noche, a las 8:36 p.m., Kike tomó su teléfono y marcó a Carolina, una amiga especial que, tiempo atrás, había tocado su corazón con su historia. Quiso saludarla y compartirle su alegría por todo lo que estaba sucediendo.

Carolina le contestó emocionada, y tras el saludo le expresó: —Gracias, Kike… gracias por aquel blog que escribiste el 20 de enero, “Soltar es Amar”. No tienes idea de lo que significó para mí. Tus palabras, escritas con el alma, tienen ese poder de sanar. Ese día, cambió algo en mí… y hoy quiero contarte que mi hijo, que estaba en Estados Unidos, ha regresado… transformado, lleno de luz y amor.

Duraron hablando una hora y veintisiete minutos, compartiendo experiencias, anécdotas y reflexiones. Kike se sorprendía con cada palabra de Carolina, confirmando una vez más que las palabras que nacen del alma jamás se apagan, sino que tienen el poder de tocar, sanar y transformar corazones, incluso a la distancia.

La charla fluyó tan profunda y sincera que en medio de la conversación, dos llamadas entraron al teléfono de Kike. Con pena, le pidió disculpas a Carolina: —Carolina, discúlpame… me están entrando dos llamadas importantes. Te prometo que seguimos esta charla, porque está siendo muy valiosa para mí.

Se despidieron con cariño y quedaron en seguir conversando más adelante, conscientes de que esas conexiones sinceras y esas palabras desde el alma siempre dejan huellas imborrables.

Desde Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parece detenerse y las palabras viajan con aroma a montaña, Kike comprendió que las palabras que se escriben con el alma jamás se apagan. Ellas se quedan latiendo en otros corazones.

Fue hasta el amanecer del miércoles siguiente que Kike decidió compartirle al mundo esta historia, entendiendo que este era solo el comienzo de un camino hermoso, donde su libro, sus palabras y sus vivencias se convertirían en compañía, refugio e inspiración para quienes necesitan volver a creer en la vida.

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