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viernes, 22 de noviembre de 2024

#Semillas de Esperanza que Comienzan a Hacerse Realidad

 

Era una tarde esplendorosa de noviembre, con un viento tibio que acariciaba la piel y parecía susurrar secretos del universo. A las 2:00 p.m., Jaimito, un soñador con alma de escritor, se preparaba para asistir a un evento en el sector de Santa Rita. La ocasión: la entrega de un vivero como parte del "Plan Semilla Nativa," impulsado por el visionario don Wilson, un líder comunitario comprometido con el bienestar rural.

El lugar de encuentro era la casa de una gran líder de la región. Sin embargo, Jaimito estaba intrigado por una figura que parecía envolver la reunión en un halo de misterio: la doctora Olga Romero. Don Wilson había hablado de ella días atrás, destacando su compromiso con las causas sociales y su labor a través de la Fundación.

Jaimito decidió faltar a la capacitación en el Punto Digital de Silvania para no perderse este evento único, donde tendría la oportunidad de aprender más sobre el proyecto y su impacto. Sin embargo, al llegar al sector, no encontraba el lugar exacto de la reunión. Perdido, llamó a don Wilson, quien, demostrando su disposición para ayudar, fue a recogerlo en su moto.

Al llegar, lo recibió con un salpicón de frutas tropicales, un gesto que reflejaba la calidez y generosidad de la región. Entre los asistentes estaban el paisa Gerardo Soler, un campesino luchador con una sonrisa indomable; el ingeniero agrónomo Alberto Vargas, quien aportaba su conocimiento técnico; la señora Blanca Urrego, disfrutando de un almuerzo; y el señor Alfonso Aguirre, otro líder comunitario. Todos esperaban ansiosos la llegada de la doctora Olga.

Quince minutos después, apareció la doctora Olga con un gesto de bienvenida: un almuerzo lleno de sabores autóctonos y un salpicón para Jaimito. Ambos se reconocieron al instante; se habían visto fugazmente en una feria de emprendedores meses atrás. Fue entonces cuando comenzó una conexión especial. La doctora quedó encantada al descubrir que aquel "escritor fantasma" cuya prosa poética había leído en varias ocasiones no era otro que Jaimito.

Durante la reunión, Jaimito escuchó fascinado cómo la doctora Olga narraba la creación de su fundación, inspirada en un sueño que interpretó como un mensaje divino. Desde entonces, su misión ha sido trabajar incansablemente por los más vulnerables: los niños, las mujeres en riesgo, y los ancianos olvidados.

El evento también fue una oportunidad para planificar el crecimiento del "Plan Semilla Nativa." Don Wilson, con una sonrisa de satisfacción, dio la bienvenida a Jaimito como parte del equipo, confiándole liderar el vivero “Semillas de Esperanza” desde su propia casa. Además, la doctora Olga le asignó la tarea de crear un grupo de WhatsApp para fortalecer la comunicación y coordinar futuras reuniones.

Entre conversaciones llenas de sueños y propuestas, la doctora compartió experiencias que conmovieron a todos. Narró cómo había rechazado beneficios económicos de ciertas entidades, optando en cambio por pedir mercados para las familias necesitadas. Para ella, cada "gracias" que recibía era un regalo de Dios, una semilla de esperanza que florecía en el corazón de quienes tocaba.

El día culminó con la celebración conjunta de los cumpleaños de don Wilson y la doctora Olga. La torta de tres cremas con fresas y un vino de cosecha 2018 aportado por don Wilson llenaron el ambiente de alegría. También hubo aguardiente elaborado con hierbas medicinales, preparado por el paisa Gerardo, y cervezas bien frías, cortesía del esposo de la doctora. Las risas, las fotos y los brindis hicieron de la noche un recuerdo imborrable.

https://youtu.be/o8ybalQH6fk?si=Vq0qa4NC8z5sMGI0




La reunión terminó a las 8:00 p.m., pues al día siguiente la doctora Olga y don Wilson madrugarían para representar las necesidades de la región en una reunión con el gobernador de Cundinamarca.

Esta historia nos enseña que los sueños se cumplen cuando confiamos en el universo y actuamos con determinación. También nos recuerda que el verdadero liderazgo no busca beneficio propio, sino el bienestar de los demás. En el camino de la vida, las semillas de esperanza siempre encuentran un terreno fértil donde florecer.

lunes, 18 de noviembre de 2024

#Semillas de Esperanza: La Jornada que Transformó Silvania

Era un lunes radiante, el 18 de noviembre, cuando la brisa fresca y el sol cálido auguraban un día lleno de promesas en la oficina de la UMATA (Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria) de la Alcaldía de Silvania. Desde temprano, don Wilson García y la ingeniera Martha Poveda organizaban con esmero los detalles para recibir a sus invitados: don Alfredo Contreras, Olga Lucía Poveda, Sandra María Ramírez y Jaimito Sanabria.

Con el corazón dispuesto, Wilson y Martha preparaban café con dedicación, sabiendo que esa jornada no solo era laboral, sino un paso hacia un cambio profundo en las tierras de la vereda Yayata, en el sector de Pomarroso. Mientras tanto, habitantes del municipio acudían a la oficina con sus peticiones. Don Wilson, con su generosidad característica, obsequiaba pequeñas bolsas de semillas nativas a cada visitante, regalándoles no solo semillas, sino también esperanza y un recordatorio de las raíces ancestrales de la tierra.

A las 8:30 a.m., los invitados llegaron. La bienvenida fue cálida, marcada por una charla técnica entre sorbos de café. Luego, el grupo se dirigió al huerto detrás de la Alcaldía, donde don Wilson, cual maestro sembrador, entregó una de caja de abono enriquecido con lombriz californiana y estiércol de caballo de forma oficial a don Alfredo. Explicó con detalle cómo, con paciencia y cuidado, una sola caja podría multiplicarse en 45, trayendo vida a los suelos fatigados.(ver videos):

https://youtu.be/YPtN4YnikGE

https://youtu.be/iphksIHuRMw

Además de la capacitación, don Wilson entregó ramas para sembrar en sus fincas y 500 bolsas a Jaimito Sanabria, quien se convirtió oficialmente en el guardián de un vivero comunitario en su casa. Con instrucciones precisas de la ingeniera Martha, Jaimito aprendió los pasos para transformar esas bolsas en recipientes fértiles, siguiendo estas pautas:

  1. Seleccionar un sitio sin encharcamientos.
  2. Usar tierra negra, cascarilla, abono orgánico o humus, y cal.
  3. Llenar las bolsas de forma compacta, evitando burbujas, y alinearlas cuidadosamente.
  4. Humedecerlas antes de sembrar.

Al finalizar, las casas de don Alfredo y de Jaimito quedaron investidas de un propósito mayor: un huerto de lombrices y un vivero comunitario, respectivamente. Estos lugares no solo serían puntos de cultivo, sino también centros de distribución para las tierras vecinas, multiplicando el alcance de este proyecto de rescate agrícola.


La jornada terminó entre sonrisas y agradecimientos. Don Wilson y Martha se quedaron atendiendo con entusiasmo a más habitantes que llegaban a la UMATA, mientras los invitados, cargados de herramientas, semillas, y sobre todo inspiración, regresaron a sus hogares.

Pero más allá de las lombrices, las ramas y las bolsas, ese lunes se sembraron en los corazones de todos semillas de esperanza. La unión de estas personas no solo marcó un hito para Silvania, sino que también dio vida a una causa noble: rescatar las semillas ancestrales y devolver a la tierra su promesa de abundancia.

Enseñanza:
Esta historia nos muestra que cuando se unen las manos y los corazones, la transformación es posible. Rescatar nuestras semillas ancestrales es más que un acto agrícola; es un llamado a valorar nuestras raíces, a cuidar la tierra y a trabajar juntos por un futuro promisorio para nuestra comunidad.

 

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