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domingo, 17 de agosto de 2025

#"El despertar del Polímata"


 Érase un domingo 18 de agosto, en un rincón enigmático y paradisíaco donde la naturaleza parecía inventarse a sí misma. Un lugar de plantas florecidas, lluvias repentinas y montañas tranquilas: Villa de las Bendiciones. Allí el tiempo se detenía, los pájaros carpinteros martillaban con sus picos la guadua como si fueran relojes ancestrales, y las aves de mil colores revoloteaban dibujando en el aire un paraíso tropical.

A las 4:50 de la mañana, Kike despertó de un profundo sueño. Antes de abrir los ojos, recordó una frase que la noche anterior lo había acompañado como un eco persistente:
“Hay un poder infinito dentro de mí.”

No sabía por qué esa afirmación lo había perseguido hasta dormirlo, pero al despertar, lo primero que hizo fue orar. Se encomendó a la Divina Providencia, pidiendo que sus palabras y escritos tuvieran el poder de inspirar, transformar y sanar, y agradeció el don de la sabiduría para escribir historias que motivaran al mundo. Como cada día, pidió ser 1% mejor que ayer, y 1% mejor mañana que hoy.

Tras activar sus siete chakras, bajó a preparar tintos y aromáticas para vender en el pueblo. Mientras hervía el agua, encendió su celular y al abrir YouTube, lo primero que apareció fue un video con la afirmación que lo había acompañado en sueños: “Hay un poder infinito dentro de mí”. La repetían 108 veces. Kike lo tomó como señal, lo escuchó mientras hacía sus ejercicios y luego meditó agradeciendo la vida, recordando con gratitud a Edwin Quevedo, quien días atrás había comprado un ejemplar de su libro para regalárselo a su esposa Keren Valbuena, una destacada médica veterinaria apasionada por la avicultura. La dedicatoria escrita de puño y letra por Kike llevaba un mensaje de admiración y de inspiración.

En su meditación, Kike también recordó que el día anterior se había levantado a las 3:37 a.m. para leer. En dos horas y media devoró 108 páginas de Vivir para contarla de Gabriel García Márquez. Quedó fascinado con la descripción de aquel viaje periodístico al Chocó: la avioneta de carga con fuselaje roto, los pasajeros cubriéndose la cabeza con periódicos para protegerse de la lluvia, y la tensión de volar en medio de una tormenta para aterrizar en el río. Esa forma de narrar, de convertir la adversidad en literatura, lo inspiraba.

Ese domingo, con sus termos en mano, salió a recorrer el pueblo. Aunque el sesgo del negativismo quiso atraparlo —pocas ventas, cansancio, desánimo—, Kike cambió el chip. Decidió vender con entusiasmo y actitud. Para él, cada tinto vendido era una bendición. Al final no solo le fue bien, sino que regresó a casa con el corazón ligero. Linda lo sorprendió con un delicioso desayuno y, después de organizar su contabilidad, dedicó un rato a leer sobre El Método Polímata.

Allí comprendió algo revelador: él mismo estaba recorriendo ese camino. Recordó su reciente discurso en el Concejo de Silvania, donde había presentado su primer libro Historias que Inspiran la Imaginación. Al inicio los nervios lo hicieron sudar, pero a medida que hablaba, su voz se fue llenando de fuerza poética. Al terminar, fue ovacionado. Ese día vendió tres libros y descubrió una habilidad oculta: la de orador.

Esa tarde Kike entendió que era un polímata en formación: alguien que no se conforma con lo aprendido, que cae y se levanta, que convierte cada error en un escalón. Descubrió que la verdadera riqueza no estaba en acumular conocimientos, sino en aplicarlos con disciplina y creatividad. Como decía Steve Jobs: “La creatividad es solo conectar puntos.”

Reflexionó sobre cómo antes se quejaba de no tener tiempo. Ahora sabía que el problema no era el tiempo, sino las distracciones. La clave era la disciplina: no cuánto sabes, sino qué haces con lo que sabes. Aprendió que ser un polímata no significa saberlo todo, sino nunca dejar de aprender, tener la valentía de explorar lo desconocido y la humildad de aceptar los errores como parte del camino.

Recordó entonces las palabras de Carl Jung:
“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.”

Ese domingo, en medio de pájaros de colores y lluvias repentinas, Kike descubrió su don oculto: la mentalidad polímata, la certeza de que con el 1% de mejora diaria, en un año sería un 37% mejor. Sonrió, convencido de que la vida es un viaje de aprendizaje sin fin.

Y mientras caía una llovizna ligera sobre Villa de las Bendiciones, pensó que tal vez Dios lo había puesto en ese lugar mágico para recordarle que cada día es una oportunidad de crear, crecer y renacer.

…Esta historia continuará.


📌 Aprendizaje:
El verdadero poder no está afuera, sino dentro de nosotros. El camino del polímata nos recuerda que no se trata de saberlo todo, sino de mantener la mente abierta, la disciplina viva y la humildad intacta. Cada error es un paso hacia adelante, cada día una nueva oportunidad de mejorar un 1%.

martes, 22 de abril de 2025

#"El día que la imaginación despertó en Villa de las Bendiciones"



"En los pequeños detalles se encuentra la magia de la vida"

Érase un Sábado Santo, 19 de abril, en una tibia mañana de invierno en Villa de las Bendiciones, un rincón encantado donde el tiempo parece detenerse y lo imposible se vuelve cotidiano. Aquel amanecer, bañado por un sol dorado y el canto celestial de los pájaros multicolores, fue acompañado por una brisa suave que danzaba entre los árboles como si anunciara que algo extraordinario estaba por suceder.

Los visitantes de Silvania comenzaban a empacar sus recuerdos y preparar el regreso a sus destinos. El reloj marcaba las 6:12 a.m., y Kike, con el corazón latiendo como tambor de fiesta, despertaba sabiendo que ese no sería un día cualquiera: ese era el día del lanzamiento de su primer libro, “Historias que inspiran la imaginación”.

Aquel libro no había nacido por casualidad. Había germinado entre leyendas y sueños, en una tierra mágica, donde cada relato estaba lleno de emoción, sanación y una chispa de esperanza. Sus páginas tenían el don de transformar al lector, sumergiéndolo en historias que hacían soñar, reflexionar y volver a creer en lo cotidiano.

Como cada mañana, Kike se sumergió en su ritual sagrado: meditación, yoga, oración, fortalecimiento físico y una lectura inspiradora. Ese día lo acompañó Gabo, con su obra “Vivir para contarla”, como si el maestro supiera que hoy, Kike también estaba a punto de comenzar a “contar su vida”.

A las 3:00 p.m., en el Café Zeratema, se realizaría el gran lanzamiento. Además, existía la posibilidad de una entrevista radial con Radiosur 106.4 FM, gracias al amigo de Karen que viajaba desde Bogotá sólo para ese encuentro especial.

Mientras Juanpis, su hijo, dormía plácidamente en los brazos de Morfeo, Kike desayunaba junto a Karen y Omar. Karen, como enviada de los dioses, había preparado unos huevos criollos revueltos con cebolla y tomate, envueltos asados y un espumoso chocolate que parecía bendecido por el mismísimo Gabriel García Márquez.

El reloj no perdonaba. Kike alistó su mejor atuendo, repasó su discurso 18 veces frente al espejo y, con algunos ejemplares en su morral, partió apresurado hacia el Café. A mitad de camino, comenzó a lloviznar suavemente, como si el cielo también quisiera participar del evento. Kike apuró el paso bajo aquella lluvia mística y llegó al lugar a las 2:27 p.m.

Karen y Omar lo llamaron, preguntando por una sombrilla. Kike, con voz serena, les indicó dónde hallarla y ellos emprendieron camino para apoyarlo, mientras Juanpis seguía durmiendo, como si su inocencia supiera que los sueños también se sueñan despiertos.

Faltando pocos minutos para las tres, Kike revisó su celular. Mensajes llegaban como bendiciones: amigos de distintas partes del país le deseaban suerte y le agradecían la invitación, aunque muchos estaban viajando por Semana Santa. Kike entendió entonces que el día no era perfecto, pero el momento sí lo era.

Doña Laura, organizadora del evento, improvisó como una maga, aunque no había micrófono. Entonces Kike, con su voz como instrumento, decidió hacer algo fuera de lo común: ir mesa por mesa, llevando su historia como un vendedor de sueños.

En la primera mesa encontró a Johanna y su compañero, invitados por doña Liliana, quienes quedaron cautivados por el relato. Luego visitó dos mesas más, donde fue recibido con sonrisas y gratitud. Finalmente, se acercó a los profesores Robinson Galvis y su familia, quienes le expresaron su apoyo y prometieron adquirir el libro en la quincena.


El balance fue tan positivo como el amanecer de ese día: dos de cuatro mesas dijeron “sí” al libro. Johanna no dudó en llevarse un ejemplar, y Kike le escribió una dedicatoria que parecía más bien un conjuro de gratitud:

La vida, en su forma más bonita, une a las personas a través de pequeños detalles… como un libro, una historia o una simple coincidencia.
Hoy me llena de alegría saber que “Historias que Inspiran” llamó tu atención y tocó tu corazón, porque detrás de cada palabra hay un pedacito de mi alma, mis sueños y mis aprendizajes.
Gracias por abrirle espacio en tu vida a estas páginas, por apoyar este sueño y por recordarme que los mensajes encuentran su camino hacia las personas indicadas.
Que cada historia aquí escrita te abrace, te haga sonreír y te inspire a seguir creyendo en la magia de la vida.

Fotos, abrazos y sonrisas sellaron el encuentro. Kike agradeció profundamente a Laura, quien le reiteró su apoyo incondicional para futuros lanzamientos. Con el corazón hinchado de gratitud, emprendió el regreso a casa, inquieto por haber dejado solo a su pequeño Juanpis.

Ya en casa, lo encontró despierto. Le calentó el almuerzo con el mismo amor con el que había cocinado su libro. A la media hora, regresaron Karen y Omar con una noticia que haría vibrar el alma de Kike: el periodista ya venía en camino a Silvania.

A las 9:00 p.m., don Víctor llegó. Karen los presentó y, sin más preámbulos, el periodista propuso hacer de inmediato la entrevista. Fueron casi seis minutos intensos, donde las preguntas fueron precisas y las respuestas de Kike, certeras como flechas del alma.

La noche se extendió entre charlas sobre literatura, periodismo, anécdotas y risas que sanaban el alma. A la una de la mañana, se despidieron para descansar, aunque el corazón de Kike seguía despierto, latiendo con fuerza.

El domingo traería nuevas sorpresas. Antes de regresar a Bogotá, don Víctor prometió grabar unos videos promocionales para presentar el libro de Kike.

¿Qué más aventuras le aguardaban al soñador de Villa de las Bendiciones?

…Esta historia continuará.

 

jueves, 17 de abril de 2025

#Del Café Zeratema al Afiche que lo Hizo Real


Érase un lunes, 14 de abril, a las 5:04 p.m.
Una tarde hermosa y despejada abrazaba a Silvania, como si el invierno hubiera decidido, por fin, darle una tregua al pueblo desde el día anterior. El cielo lucía un azul profundo, manchado de pinceladas blancas que flotaban suaves, sin prisa, como testigos silenciosos de un día que ya se perfilaba especial
.



Por primera vez en años, se respiraba una calma desconocida. El corredor  Vía 40 Express Bogotá-Girardot, después de cuatro años de estrés, trancones y plantones pacíficos, finalmente había sido habilitado con tres carriles por sentido. El bullicio había cedido paso al alivio, y esa paz se extendía como un manto invisible sobre los rostros de los habitantes.

En Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parece detenerse a 600 metros de la carretera  Vía 40 Express Bogotá-Girardot, se divisaba a lo lejos aquella imponente vía que ahora respiraba tranquila. Allí, Kike terminaba de hacer llamadas a amigos, buscando aliados que creyeran en su sueño: su primer libro.

Fue entonces cuando ocurrió algo que le erizó la piel.
Un mensaje de Laura Baquero, su amiga y dueña del Café Taller Zeratema, apareció en su WhatsApp.
No era cualquier mensaje. Era el afiche promocional del lanzamiento de su libro.

Lo impactante no fue solo verlo — con sus letras elegantes y el logo de aquel rincón mágico de Silvania — sino saber que Laura ya lo había compartido en redes sociales y en grupos locales, dándole vida pública a un evento que, hasta hacía poco, no era más que un susurro en la cabeza de Kike.

Hay personas que con un simple gesto pueden convertir sueños en realidades.
Así fue Laura.
En ese instante, todo cobró sentido: las caminatas, los relatos escritos de madrugada, las conversaciones en cafés, los días de incertidumbre…
El proyecto cobraba forma.
Pero más que el afiche en sí, fue el gesto de lealtad, cariño y apoyo incondicional lo que dejó a Kike conmovido.

Y lo más emocionante:
El afiche anunciaba oficialmente el lanzamiento de su libro “Historias que Inspiran la Imaginación” para este sábado 19 de abril a las 3:00 de la tarde en ese mismo lugar cargado de magia: el Café Taller Zeratema.

Como si eso fuera poco, corría el rumor de que un periodista de Bogotá podría llegar a cubrir el evento.
La posibilidad de que alguien de la capital, con libreta en mano y mirada curiosa, recogiera esa historia nacida en un rincón de Silvania, sumaba misterio, expectativa y emoción al momento.

De repente, Kike evocó un recuerdo muy especial…
El 31 de diciembre de 2024, una tarde en la que la lluvia había cedido, él llegó sonriente y lleno de energía a Zeratema, ese café donde las palabras no solo se dicen, sino que se sienten.
Allí lo esperaba su entrañable amiga Nelo, con su energía generosa y su alma servicial.
Ese día, entre sorbos de café y recuerdos que se arremolinaban como el viento en la plaza, exploraron juntos anécdotas, fotografías y trozos de vida.

Al final de esa tarde, Nelo le presentó a dos amigas: Laura y Stefany.
Ellas escucharon a Kike con atención, cautivadas por su pasión, su sencillez y esa chispa que tiene quien habla desde el alma. Rieron, compartieron ideas y, entre planes literarios y sueños colectivos, Nelo propuso algo que cambiaría el destino de Kike:



Que Laura y Stefany apoyaran su proyecto, exhibieran su libro y le abrieran un espacio en sus vidas y en su café.

Nelo cerró ese encuentro con una reflexión que se quedó tatuada en la memoria de Kike:

“La verdadera riqueza no está en lo que posees, sino en lo que compartes. Las palabras, las historias y el tiempo son tesoros que multiplican su valor cuando los das a otros.”

Hoy, ese pequeño gesto de entonces se había transformado en un afiche, un evento y un sueño compartido.


Cierre Emotivo

Hoy, quiero darle las gracias públicamente a Laura Baquero y a Café Taller Zeratema, ese rincón mágico donde los sueños se vuelven escenario, donde la literatura se respira en cada rincón y donde las palabras tienen vida propia.

Gracias por ser parte esencial de este primer vuelo de mi libro "Historias que Inspiran la Imaginación".

Este sábado 19 de abril, a las 3:00 de la tarde, estaremos viviendo este sueño juntos en Zeratema.
Y quién sabe… tal vez entre los asistentes, un periodista de Bogotá lleve esta historia más allá de nuestras montañas.

Porque cuando los sueños se comparten…

dejan de ser imposibles. 

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