Mostrando las entradas con la etiqueta Alcaldía de Silvania. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Alcaldía de Silvania. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de abril de 2025

#“Villa de las Bendiciones: El Día en que el Tiempo se Detuvo”


 

Una historia de sueños, señales y destinos cruzados en Silvania, tierra de promisión.


Érase un jueves 3 de abril, en una tibia mañana de invierno en Villa de las Bendiciones, ese rincón oculto donde el tiempo parece detenerse y la sinfonía natural compuesta por pájaros de colores, ladridos de perros y cantos de gallos envuelve todo como un canto sagrado. Los árboles parecían susurrar viejos secretos y los rayos del sol atravesaban las nubes como dedos de luz.

En medio de ese cuadro de realismo mágico, Kike despertó con buena energía. Como parte de su ritual, meditó, y en un gesto lleno de simbolismo, continuó su reto de escribir con la mano izquierda oraciones que lo conectaban con su esencia: el Ave María, Ángel de mi Guarda, Gloria al Padre, y desde hace tres meses, el Padre Nuestro. Lo hacía no solo como un ejercicio espiritual sino también como un entrenamiento cerebral. Kike, cuyo audífono derecho había dejado de funcionar, buscaba afinar su capacidad de escuchar, ejercitando su hemisferio izquierdo a través de la escritura.

Aquel día, con la fe clara y el espíritu fuerte, se sumergió en las páginas de El olor de la guayaba, de Gabo, absorbiendo cada palabra como un conjuro. Luego escribió afirmaciones, visualizó su futuro y agradeció por quienes ya habían comprado su libro “Historias que Inspiran la Imaginación”… y por aquellos que lo harían muy pronto.

Cuando el reloj marcó las 10:26 am, una llamada rompió el silencio: Adriana, la secretaria del alcalde, lo citaba a la 1:40 pm. Kike se arregló con esmero, dejó preparado el desayuno para Juanpis, su fiel compañero, y partió a las 12:51 pm rumbo a la Alcaldía.

📜 El encuentro

Kike llegó temprano. Diez minutos después, el alcalde apareció, se saludaron y la orden fue dada: que abrieran las puertas de la Alcaldía. Los minutos avanzaron hasta que, justo a la hora pactada, Kike subió al tercer piso. Lo llamaron a la oficina y entonces… comenzó el momento esperado:

Kike expuso cuatro sueños:

  1. Integrarse al equipo de la Alcaldía como creador de contenido para relatar historias de Silvania junto a don Jorge Melo, director de Turismo y Cultura.

  2. Organizar una carrera atlética que llenara de vida las calles del municipio.

  3. Facilitar cursos del Sena para jóvenes y adultos, a través de su amiga Yaneth Rivera, que solo requería un salón y un computador.

  4. Presentarle y venderle su libro al alcalde, quien con agrado le compró un ejemplar.

Kike, emocionado, escribió una dedicatoria que quedó vibrando como una promesa:

Dr. Ricardo, gracias de corazón por brindarme la oportunidad de ser parte del equipo de la Alcaldía. Que este libro sea una fuente de inspiración para liderar con visión, compromiso y pasión, haciendo de Silvania un lugar aún más próspero y reconocido.

Sin embargo, un misterio quedó flotando en el aire. Por culpa de su audífono dañado, Kike no logró escuchar bien las últimas palabras del alcalde. Salió de la oficina con una mezcla de satisfacción y desconcierto… ¿qué habría dicho el alcalde al final? Solo Adriana le confirmó que la foto oficial se tomaría el jueves 10 de abril


🥘 El regreso a Villa de las Bendiciones

De regreso a su refugio, Juanpis lo esperaba. Kike preparó una sopa de pastas con verduras y pollo, arroz con verduras, plátano maduro, papa frita, pasta y carne asada de cerdo, acompañados de un jugo de tomate de árbol, típico de la región.

Esa noche, mientras planeaba escribir esta misma historia, la promesa de la foto lo obligaba a esperar una semana más. En otra esquina de Silvania, la Dra. Olga Romero, don Wilson y el Paisa brindaban en secreto por Kike, deseando verlo algún día como pieza clave en ese equipo de soñadores que buscan transformar la Villa de las Bendiciones en la tierra que inspire a Cundinamarca, Colombia y al mundo entero.

🌙 Y entonces…

¿Qué sucederá el jueves 10 de abril?
¿Qué palabras fueron aquellas que Kike no alcanzó a escuchar?
¿Será que los sueños se tejen en Villa de las Bendiciones con hilos invisibles de fe, destino y magia?

Esta historia continuará…

viernes, 7 de marzo de 2025

#El Reto de Kike: Entre la Fe y la Voluntad


 Era un lunes 3 de marzo. El reloj marcaba las 5:40 a.m. en Villa de las Bendiciones, un lugar donde el tiempo parecía detenerse en un tibio amanecer, al compás del canto de los pájaros de colores, que ofrecían un concierto digno de inspirar a cualquier poeta. Kike, asomado por la ventana, contemplaba el horizonte como buscando inspiración. Para él, aquel día representaba un desafío triple: recoger anécdotas para un reportaje sobre la entrega de insumos agropecuarios a los campesinos beneficiarios del programa de la UMATA, colaborar voluntariamente con el ingeniero Wilson García y la ingeniera Martha Poveda en la distribución de los insumos, y finalmente, terminar su blog: El Umbral de los Sueños: El Nacimiento de 'Historias que Inspiran la Imaginación', donde narraba la historia de su primer libro.

Aquel lunes, Kike realizó su acostumbrada rutina, aunque el tiempo no le alcanzó para los ejercicios de fortalecimiento. Aún persistía la neuralgia que lo aquejaba desde el sábado, tras salir de la reunión en el Mirador Artístico. Le preocupaba que el dolor interfiriera en su ayuda a don Wilson, pero su espíritu batallador lo impulsaba a continuar. Salió de casa a las 7:47 a.m. con la idea de desayunar más tarde. En el camino se encontró con don Alfredo Contreras y su esposa, Olga Lucía Poveda, quienes, al saber de su destino, le ofrecieron llevarlo en su camioneta hasta la alcaldía.

Al llegar, Kike subió al segundo piso y encontró a don Wilson, quien lo recibió con un abrazo fraterno antes de partir en su moto rumbo a la plaza. Kike recorrió los 500 metros a pie, sintiendo que algo en su cuerpo no marchaba con la misma energía de siempre. Sin embargo, su voluntad lo mantenía firme. Al llegar a la plaza, la emoción lo invadió al ver a los campesinos y líderes esperando con ilusión la entrega de insumos. Saludó a la ingeniera Martha, al director de la UMATA, Dr. Leonardo Carrillo, y al equipo de colaboradores. Wilson comenzó a entregar 18 fichas a cada líder, donde se destacaba la Dra. Olga Romero, defensora de las personas vulnerables a través de su Fundación: Ayúdanos a Ayudar a Colombia.

La entrega comenzó con un acto protocolario encabezado por el alcalde José Ricardo Pulido Garzón y su equipo. Kike transmitió el evento en vivo por Facebook, donde fue visto por 242 personas. La jornada avanzó y Kike se encargó de entregar las semillas, hasta que un imprevisto surgió: le pidieron trasladar 10 bultos de abono. Con la molestia en su espalda, supo que la tarea sería ardua. Justo cuando se preguntaba cómo llevaría los cinco bultos restantes, apareció doña Martha Torres, fiel seguidora de su blog y su libro. Con una sonrisa solidaria, le ofreció llevarlos en su camioneta. Kike sintió una profunda gratitud y, en ese instante, el dolor que lo aquejaba desapareció. Un escalofrío recorrió su cuerpo. ¿Sería una simple coincidencia o un mensaje divino?

La lluvia sorprendió la jornada sobre las 3:00 p.m., pero los campesinos, indiferentes al aguacero, seguían cargando sus insumos con determinación. Hacia las 6:30 p.m., un 80% de los insumos ya habían sido entregados. Nadie había tenido tiempo de almorzar, y don Wilson, desde su generosidad habitual, pidió sándwiches para todos. Kike, quien había soportado la jornada con un sobre de Biocros en su mochila, sintió el alivio de la comida compartida. Al final del día, don Wilson le ofreció una retribución inesperada, un gesto que Kike recibió con humildad y gratitud. En ese momento recordó los días en que acompañaba a don Wilson en las clausuras en las veredas y le decía: "Cuánto desearía trabajar directamente con la alcaldía de Silvania, ayudando en esta noble labor de orientar al labriego". A lo que don Wilson, con su entusiasmo característico, respondía: "Kike, tú ya trabajas con la alcaldía, pero gratis, porque con cada blog que escribes, inspiras al mundo sobre la vida en el campo".

Aquella noche, a pesar del cansancio, preparó su cena con pasta, arroz y sardinas, acompañados de jugo de zanahoria. Un café recargado le dio el impulso final para terminar su blog. Al recostarse, sintió su cuerpo agotado pero satisfecho. Volvió a recordar el instante en que doña Martha se ofreció a ayudarlo y cómo, en ese preciso momento, desapareció su neuralgia. Miró al techo y susurró: "¿Por qué a veces dudo de que Dios está siempre a mi lado?". Aquel lunes 3 de marzo le dejó una enseñanza: vivir en estado de gracia es un reto constante, pero cada día trae sus propias señales.

…Esta historia continuará…

martes, 4 de marzo de 2025

#Don Wilson y el Secreto del Arroyo


 En una fresca y apacible mañana del lunes 3 de marzo, la finca El Arroyo, ubicada en Yayata Bajo, sector Las Palmas, despertaba entre susurros de la naturaleza. A las 5:30 a. m., don Wilson, viñero y guardián de aquella casa rodeada de una exuberante vegetación, se levantó como cada día. Antes de que el sol rompiera su indecisión entre la lluvia y el amanecer, ofreció una plegaria al cielo, agradeciendo por los encuentros y amistades que enriquecerían su jornada. Repitió su mantra con voz serena:

“Hoy es un día espectacular, estoy brillando, creciendo, expandiéndome, llenando mi vida a un siguiente nivel.”

Como parte de su ritual, bebió un vaso de agua cristalina, nacida de las entrañas de la montaña. Luego, un baño frío lo despertó por completo. Pero el verdadero encanto de la mañana residía en la preparación de su mágico tinto: café recién molido mezclado con un toque de cannabis, ortiga y un dulzor natural de miel de abejas y jarabe de propóleo. Con el primer sorbo, su espíritu se armonizaba con el canto de los pájaros y el susurro del viento entre los árboles.

A las 7:00 a. m., don Wilson partió hacia la oficina central de la UMATA, en la Alcaldía de Silvania, para entregar su informe al Dr. Leonardo Carrillo, su jefe inmediato. El tema del día: la entrega de insumos del Proyecto de Seguridad Alimentaria "Semillas de Esperanza". En la reunión, repasaron estrategias para fortalecer la autosuficiencia de los campesinos y destacaron el respaldo del alcalde José Ricardo Pulido Garzón y su equipo.


A las 8:19 a. m., Kike llegó para apoyarlo en la logística de la entrega de insumos y en la documentación del evento para su blog. A las 8:56 a. m., llegaron a la plaza de mercado, donde los integrantes de los 18 grupos y veredas comenzaban a reunirse. En una sala privada, don Wilson, junto con la ingeniera Martha Poveda y su equipo, organizó la distribución de abono orgánico y semillas de frijol y maíz. Cada uno tenía una función clara: las chicas elaboraban los listados, otros entregaban bultos de abono, y Kike repartía semillas por libra y kilo. A las 9:00 a. m., don Wilson entregó las fichas por grupos, agilizando el proceso.

https://www.facebook.com/share/v/1BgWmM1P6d/

A las 10:00 a. m., la llegada del alcalde y su comitiva marcó el inicio oficial del evento. En su discurso, recordó las dificultades del año 2024 y cómo, a pesar de los desafíos, lograron sobreponerse. Mencionó que la ampliación del tercer carril, fue peor que la pandemia pasada por las grietas en las viviendas cercanas a la obra, pero también celebró el éxito en la gestión de las pólizas con la concesión Vía 40. Concluyó destacando el impacto positivo de la UMATA en la capacitación de las veredas y la importancia de la entrega de insumos.

El alcalde entregó 18 reconocimientos a líderes destacados, entre ellos la Dra. Olga Romero. La alegría en sus rostros reflejaba el valor de su esfuerzo. Luego, se unió por una hora a la entrega de insumos, compartiendo palabras de aliento con los beneficiarios.

La jornada fue intensa. Desde la mañana hasta las 6:30 p. m., don Wilson, el Dr. Leonardo, la ingeniera Martha y Kike trabajaron sin descanso, sin siquiera un respiro para almorzar. Al finalizar, don Wilson llamó a Kike y, con un gesto sincero, le hizo un regalo como muestra de gratitud. Kike, conmovido por aquel reconocimiento, lo aceptó con humildad y se despidió.

Don Wilson y el Dr. Leonardo permanecieron en la plaza, delineando el plan del día siguiente. Cuando el reloj marcó las 8:19 p. m., don Wilson emprendió el camino de regreso a su hogar, con el corazón rebosante de satisfacción. Bajo el manto estrellado de la noche, su silueta se fundió con el sendero de la montaña, como si la naturaleza misma le abriera paso a su descanso merecido.

jueves, 20 de febrero de 2025

#El Misterio de los Diez Minutos Perdidos


 Era una mañana cálida en Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parecía detenerse. Marcaban las 5:58 a.m. y el sonido celestial de la naturaleza despertaba a Kike. Los pájaros de colores revoloteaban y picoteaban su ventana mientras los primeros rayos del sol se filtraban por las cortinas. Había dormido poco, apenas cuatro horas, pero sentía una energía especial. Hoy era un día importante: tenía una cita con el alcalde Ricardo Pulido para discutir unos cursos del SENA y algunos asuntos personales.


A las 7:32 a.m., bien presentado con pantalón café y camisa de rayas, Kike salió rumbo a la alcaldía. Caminó despacio, absorbiendo cada instante del paisaje matutino. Al llegar a las 7:40 a.m., se encontró con su amigo Wilson, quien lo recibió con alegría. Se dirigieron a la oficina de Wilson, donde compartieron un tinto bien cargado, propio de la región. Entre sorbos y risas, hablaron sobre las entregas de insumos, semillas y plantas que se realizarían a las familias capacitadas a final de año.

Mientras esperaba a la Dra. Olga Romero, Kike intentó agendar su cita con el alcalde, pero la secretaria le informó que no estaría en la oficina hoy. Estaba organizando la celebración de los 90 años de Silvania. Kike lo comprendió de inmediato; habría que esperar unos días más.

Cuando finalmente llegó la Dra. Olga, junto con "el Paisita", discutieron el itinerario de la celebración y el reinado. Kike, sin embargo, no podría asistir; sus compromisos en Villa de las Bendiciones lo reclamaban. Al salir de la alcaldía, Wilson lo presentó con entusiasmo: "Paisa, este es Kike, el escritor y poeta de Silvania". Compartieron otro tinto en un puesto de jugos, riendo y conversando sobre la entrega de insumos el lunes, cuando Kike escribiría un blog sobre el evento.

Terminada la charla, Kike se dirigió a hacer unas compras para su almuerzo. En su recorrido, observaba todo a su alrededor, concentrado en el presente, hasta que se topó con la iglesia. Sintiendo un llamado interno, entró. En el silencio del templo, una única persona oraba en un rincón. Se arrodilló frente a la imagen de María Auxiliadora y cerró los ojos. Con toda su alma, le pidió a Dios que pusiera el momento adecuado para su entrevista con el alcalde y le agradeció por la sabiduría e inspiración para escribir historias que transformaban vidas.


Unos minutos después, el hombre que estaba orando se acercó y Kike le pidió que le tomara una foto junto a la imagen de la Virgen. Se la tomó, se despidieron y Kike quedó solo en la iglesia. Miró su reloj: 10:32 a.m. Cerró los ojos y, de repente, una luz lo envolvió. No pensaba en nada, solo sentía una paz indescriptible. Cuando abrió los ojos, miró nuevamente su reloj: 10:42 a.m. ¡Habían pasado diez minutos que parecieron apenas unos segundos! Durante ese tiempo, nadie había entrado ni salido. Se encomendó una vez más y salió del templo con el corazón acelerado.

Recordó entonces la historia de un famoso actor norteamericano que tuvo una experiencia similar en una iglesia y que, a partir de ese momento, su vida cambió para siempre. Kike sintió que algo grande estaba por sucederle.

Al regresar a Villa de las Bendiciones, revisó su celular. Un mensaje de su amiga Luz Dary lo esperaba:

"Hola, don Jaime. Escribo para felicitarlo por descubrir ese don de la escritura y para agradecerle por permitirnos disfrutar de una buena lectura. En la sencillez está la elegancia de la vida. Historias sencillas, pero transformadoras. Solo me resta agradecer por tan hermoso libro".

Kike sintió un nudo en la garganta. No podía creer el impacto que su libro estaba teniendo en los demás. Sentía que su sueño de inspirar y transformar corazones en el mundo estaba tomando forma. Su libro sería pronto un best seller, lo presentía en cada mensaje de gratitud que recibía.

Con el alma llena de gratitud, preparó su almuerzo: arroz con verduras, alverja sudada con pollo y jugo de guatila cruda con cáscara, hielo, azúcar y medio limón. Le sorprendió que el sabor se asemejara al kiwi. Y, como si fuera poco, logró hacer una mermelada de guayaba natural con frutas casi maduras que tenía en la nevera.

Después, investigó sobre el silencio en las iglesias y encontró algo revelador:

"Experimentar el silencio en una iglesia católica puede ser una forma de acercarse a Dios y encontrar una unión con Él. El silencio ayuda a concentrar la mente y a orar. Es una condición necesaria para escuchar la voz de Dios y encontrar una nueva energía".

Kike comprendió que esos diez minutos en la iglesia no fueron casualidad. Había vivido un instante sagrado, un mensaje divino que aún no terminaba de descifrar. Su historia, apenas comenzaba...

Esta historia continuará...

jueves, 13 de febrero de 2025

#✨ El Susurro del Destino: Kike y la Promesa del Nuevo Amanecer ✨


 Historia:

El reloj marcaba las 4:41 a.m. en una madrugada aún envuelta en penumbras. En Silvania, donde el viento tibio susurraba secretos a las hojas, Kike despertó con una sensación especial en el pecho. No era un día cualquiera. Había algo en el aire, una certeza inexplicable que lo llenaba de energía.

Se sentó en la orilla de su cama, cerró los ojos y meditó. Durante veinte minutos, dejó que la calma se instalara en su ser. Después, con la fe de un peregrino, elevó una oración:

—Dios, dame sabiduría e inteligencia para escribir historias que inspiren al mundo.

Y al abrir los ojos, lo sintió: algo poderoso estaba en marcha.

Como si el tiempo se estirara para concederle un respiro más amplio, aprovechó su hora extra de vigilia. A las 8:00 a.m., Kike se sumergió en la calidez de las palabras, escribiendo con el corazón dos dedicatorias, una para su entrañable amigo Óscar Rico en Bogotá y otra para su querido sobrino Alfonsito Barrantes en Cajicá.

Cada línea que trazaba era un reflejo de su alma, un eco de gratitud por los lazos que el destino había tejido a su alrededor.

Con los libros dedicados y listos para viajar a sus destinatarios, Kike emprendió camino hacia Interrapidísimo. El sol, ya instalado en el cielo, parecía sonreírle. Sin embargo, su jornada apenas comenzaba.

Se dirigió a la Alcaldía de Silvania, donde una oportunidad inesperada aguardaba. Yaneth Rivera, su amiga y aliada en proyectos educativos, le había confiado una misión: presentar una propuesta de cursos gratuitos del SENA para el municipio.

Pero el destino, siempre juguetón, lo desvió momentáneamente.

—El alcalde está en una reunión con la comunidad de Molino Rojo —le informaron.

Sin dudarlo, Kike se dirigió al sector, donde una tensa reunión tenía lugar. Líderes comunitarios, ingenieros del Consorcio La 40, interventores, la CAR, la Gobernación, la Personería, concejales y el propio alcalde, Dr. Ricardo Pulido, escuchaban con seriedad las denuncias de los habitantes.

Las casas cercanas al proyecto del tercer carril habían comenzado a agrietarse peligrosamente. La comunidad, desesperada, había organizado un plantón para exigir respuestas. La indignación flotaba en el aire como un fuego latente, listo para estallar.

Kike observó en silencio, capturando cada emoción, cada frase, cada gesto. El realismo mágico de la vida misma se desplegaba ante sus ojos: el drama de familias al borde de perder su hogar, el choque entre progreso e historia, el pulso firme de quienes luchaban por justicia; recalcando que seguirían indefinidamente con el plantón.

El alcalde, con voz firme, respaldó a la comunidad y exigió al concesionario asumir la responsabilidad. Las miradas se cruzaron, los murmullos se disiparon y, por un instante, Kike sintió que las páginas de su próximo libro ya estaban escribiéndose solas.

Al finalizar la reunión, se acercó a Yaneth, quien le sonrió con complicidad.

Dame un momento, Kike. El alcalde te atenderá pronto.

Y así fue. Con la brevedad de quien tiene mil asuntos en la mente, el Dr. Pulido escuchó su propuesta y respondió con entusiasmo:

Excelente iniciativa. Te espero el viernes de la próxima semana en mi oficina. Hablaremos a fondo. Y tráeme un ejemplar de tu libro, quiero comprártelo.

Kike salió con una sonrisa en los labios y una certeza en el alma: el destino le había reservado ese día para abrirle nuevas puertas.

Al llegar a casa, listo para plasmar en su blog las historias que el día le había regalado, se encontró con un desafío inesperado: no había luz.

Miró la pantalla en negro. Sus dedos ansiosos quedaron en suspenso. Sus pensamientos, atrapados en el silencio de la espera.

No se resistió. Aceptó el mensaje del universo: ese día no era para escribir, era para reflexionar, para asimilar.

Se acostó más temprano, arropado por la gratitud, y cerró los ojos con la serenidad de quien confía en el mañana. Durmió profundo, como nunca antes, sintiendo que el destino le susurraba un secreto al oído:

Descansa, Kike. Mañana escribirás dos veces más fuerte.

FIN

domingo, 29 de diciembre de 2024

#"El Aroma de un Nuevo Comienzo: La Última Clausura en las Montañas de Silvania"


 En una fresca y apacible mañana de viernes 27 de diciembre, la finca El Arroyo, ubicada en Yayata Bajo, sector Las Palmas, se despertaba entre susurros de naturaleza. A las 5:30 a. m., don Wilson, el guardián de aquella casa rodeada de una exuberante vegetación, se levantaba como cada día. Antes de que el sol rompiera del todo su indecisión entre la lluvia y el amanecer, don Wilson ofrecía una plegaria al cielo, agradeciendo por los encuentros y las amistades que enriquecerían su jornada.

Su rutina comenzaba con un vaso de agua cristalina, nacida de las entrañas de la montaña. Luego, un baño frío lo despertaba por completo, pero el verdadero ritual era la preparación de su mágico tinto. En la cocina, don Wilson mezclaba café recién molido con un toque de cannabis, ortiga y un dulzor natural de miel de abejas y jarabe de propóleo. El primer sorbo siempre era una celebración. Mientras lo saboreaba, miraba el horizonte, impregnado de los cantos alegres de las aves y el susurro de los árboles danzando al compás del viento.

A las 7:00 a. m., don Wilson partió hacia la oficina central de la UMATA, donde entregó su informe al Dr. Leonardo Carrillo, su jefe inmediato. Juntos repasaron los logros del año y delinearon las últimas estrategias para fortalecer la autosuficiencia de los campesinos de la región. Entre los temas, destacaron la importancia del respaldo que el alcalde de Silvania, el Dr. Ricardo Pulido, había ofrecido al proyecto y cómo sería clave para el año próximo.

A las 9:30 a. m., llegó Kike, el joven entusiasta y narrador del grupo, quien también probó el mágico tinto antes de aceptar un reto: trotar 11 kilómetros hasta la vereda San José Alto. Partió con la determinación de un guerrero a las 9:50 a. m., dejando a don Wilson con la tarea de alcanzarlo más tarde en su motocicleta.




El sendero hacia San José Alto era una sinfonía de vida. Flores de colores intensos bordeaban los caminos, y el aire olía a tierra húmeda y esperanza. Kike llegó a las 10:52 a. m., justo antes de que don Wilson apareciera, sonriente, a los pocos minutos. Ambos fueron recibidos en la finca de Jorge Ávila y María Eugenia Vargas, cuyos tintos tenían un calor especial que hablaba de hospitalidad.



Poco a poco, llegaron los demás integrantes. Cada rostro traía una historia. Flor Beltrán, de la finca El Vergel, y don Hermes Rodríguez, el coordinador del grupo, cautivaron a Kike con relatos llenos de superación. Don Hermes, con voz firme pero serena, habló del derrumbe que destruyó su hogar años atrás y cómo su fe inquebrantable le permitió reconstruir su vida. Hoy sus tierras florecían con cultivos de café, lulo y pastos para su ganado.

Finalmente, llegaron: Flor Priciero, los hermanos Pedro y Jesús Martínez, y así fueron llegando más integrantes, y todos coincidieron en el apoyo incondicional de don Wilson en sus huertas y lombricultivos y en la asesoría en sus siembras de café, plátano, yuca, cilantro y otros cultivos. 

Don Wilson, incansable en su labor, era el centro de aquellas vidas, guiándolos en sus huertas, lombricultivos y siembras. La reunión no era solo para cerrar una CLAUSURA, sino para celebrar un año de aprendizajes y unión. Mientras los miembros del grupo VELTIVERT compartían anécdotas y Kike grababa cada palabra para su canal de YouTube: ZONA DEL EXITO, el ambiente se llenaba de risas, gratitud y sueños compartidos.

Canal: ZONA DEL EXITO

El banquete final fue una verdadera fiesta. Empanadas, masato casero, carne asada, yuca y guacamole se servían como símbolo de esfuerzo colectivo. La tarde se cerró con abrazos sinceros y promesas de un futuro mejor.

Aquella última CLAUSURA no solo marcó el fin de un ciclo, sino el inicio de una revolución silenciosa en la alimentación y la autosuficiencia en las montañas de Silvania. Porque, como enseñó esta historia, la verdadera riqueza está en la unión, el trabajo compartido y la creencia inquebrantable de que juntos podemos construir un mundo mejor.

Esta historia de integración y superación nos invita a reflexionar sobre la fuerza del trabajo colectivo y la importancia de creer en nuestros sueños. Como don Hermes, que reconstruyó su vida desde las cenizas, y como don Wilson, que se dedica a guiar y capacitar a los labriegos, todos tenemos la capacidad de transformar nuestras circunstancias cuando trabajamos con pasión y determinación.

jueves, 26 de diciembre de 2024

#Sancocho del Huerto a la Mesa

Era una mañana fresca y tibia en Silvania, donde las aves surcaban los cielos en un despliegue de acrobacias, danzando a un compás melódico bajo el azul claro del 26 de diciembre. En las oficinas de la UMATA, ubicadas en la Alcaldía Municipal, el reloj marcaba las 8:00 a.m. El Ingeniero Wilson García y el Dr. Leonardo, director de la UMATA, revisaban el balance de las visitas realizadas la semana anterior. Entre risas y reflexiones, destacaban la gratitud de las comunidades hacia la gestión del alcalde, el Dr. Ricardo Pulido, y su equipo.

La charla derivó hacia la importancia de los blogs para conectar con los habitantes de Silvania, Colombia y el mundo. También discutieron las dos últimas actividades programadas para cerrar el año. Hacia las 9:00 a.m., llegó Kike a las oficinas. Con un tinto preparado por don Wilson en mano, planificaron el siguiente blog en la vereda Panamá Alta, rememorando anécdotas de visitas anteriores. A las 10:00 a.m., Kike partió adelante, y don Wilson salió en su moto a las 10:40 a.m. en un recorrido de 6.20 km. Durante el trayecto, los lugareños lo saludaban con aprecio, y él disfrutaba del paisaje: un cielo despejado, pincelado de azul, y una vista de ensueño hacia Fusagasugá.

A las 11:00 a.m., se encontraron en la finca La Y, en Panamá Alta, donde don Carlos Beltran y su esposa Sofía Ojeda los recibieron con vino de manzana y galletas. Poco a poco llegaron los vecinos, cada uno con un aporte: pollo criollo, yuca, papa, auyama, cilantro, ajo, arracacha, y más, listos para preparar un sancocho cocinado a la leña. Entre los asistentes estaban:

  • María Stella Beltrán de Las Palmas

  • Edith Gutiérrez, coordinadora del grupo

  • María Nevyn López Carvajal, del Alto de la Guaca

  • María Isleny Muñoz de Sánchez, integrante

  • Marcela Molina, de la Finca Diamante

  • Luis Alberto Beltrán Pérez, caficultor destacado

  • Adalguisa Mata, integrante

  • Alquímedes Chitiva, integrante

  • Gladys Fernández y su hija, de la Finca del Recuerdo

  • José Gentil Madrigales, del lote San Pedro

Todos coincidieron en su amor por el campo desde temprana edad. Don Wilson destacó la importancia de rescatar las semillas ancestrales y recuperar los suelos mediante la lombricultura, y reconoció el apoyo del alcalde Ricardo Pulido y su equipo. Con palabras de agradecimiento, Sofía y Carlos ofrecieron su hospitalidad. Destaco la noble labor de la coordinadora del grupo Edith Gutiérrez en este año. Luego, don Wilson alentó a los "Emprendedores de la Seguridad Alimentaria" a que 2025 fuera el año de la revolución productiva, recordándoles máximas como: “Produzco lo que consumo,” “Mi finca produce de todo,” y “El que siembra cosecha.”













Cada participante compartió testimonios breves sobre el año transcurrido, destacando logros y aprendizajes. Finalmente, Kike relató cómo nació su amistad con don Wilson y el homenaje que le dedicó en un blog navideño. Cuando el sancocho estuvo listo, los anfitriones sirvieron los platos, acompañándolos con cervezas heladas. La reunión terminó entre abrazos, risas y deseos de un feliz 2025, visualizando un año mejor que el 2024.

Seguridad alimentaria 1

Seguridad alimentaria 2

Seguridad alimentaria 3

Seguridad alimentaria 4

Seguridad alimentaria 5

Seguridad alimentaria 6

Seguridad alimentaria 7

Seguridad alimentaria 8

Seguridad alimentaria 9

Sancocho en leña que delicia!!!

Compartir sancocho 1

Compartir sancocho 2

Sin embargo, algo más parecía flotar en el aire aquella tarde. Mientras el fuego de la leña crepitaba bajo la olla, una brisa inusual recorrió la finca, llevando consigo un suave aroma a flores silvestres y un murmullo que, según los más viejos del lugar, era la voz de los ancestros bendiciendo la reunión. Los más atentos afirmaron haber visto un destello entre las copas de los árboles, como si la naturaleza misma se uniera al festín en celebración de la armonía entre las manos humanas y la tierra.

La tarde avanzaba, y el cielo comenzó a teñirse de un rojo intenso. De pronto, un ave de plumaje dorado surcó el aire, dejando a todos los presentes perplejos. "Es un mensaje," murmuró una de las abuelas del grupo. "El espíritu del campo está con nosotros." Este hecho quedó grabado en la memoria colectiva como un presagio de abundancia y unidad para el año venidero.

Al concluir el día, don Wilson se levantó para dirigir unas palabras finales. “Hoy hemos demostrado que juntos podemos lograr grandes cosas. Este sancocho no solo es un alimento para el cuerpo, sino un símbolo de lo que somos capaces de construir cuando unimos esfuerzos y corazones. Recordemos que nuestra tierra nos da todo, y es nuestra responsabilidad cuidarla y respetarla. Sigamos trabajando con amor, y no olvidemos que la verdadera prosperidad comienza en el alma.”

Con esta reflexión, las estrellas comenzaron a aparecer en el cielo. La reunión en la vereda Panamá Alta no solo fue una celebración, sino el inicio de una leyenda que los lugareños contarían durante generaciones. Una historia de esperanza, unión y la magia del campo que, al igual que las semillas ancestrales, continuaría germinando en los corazones de quienes la escucharan.

martes, 24 de diciembre de 2024

#Huella de Esperanza en Loma Alta


 Era una mañana luminosa, el 17 de diciembre. El reloj marcaba las 6:00 a.m., y Silvania despertaba abrazada por un sol dorado que parecía bendecir con su calor cada rincón del municipio. Las aves, en un espectáculo celestial, llenaban el aire con sus cantos armoniosos, como si estuvieran componiendo un himno para celebrar el nuevo día. En las veredas cercanas, los campesinos forjadores del campo se preparaban para un día más de arduo trabajo, con la esperanza grabada en cada surco de tierra.

En la oficina de la UMATA, don Wilson García y la ingeniera Martha Poveda compartían un café oscuro, de aroma profundo, mientras escuchaban las palabras del director, el Dr. Leonardo Carrillo. La conversación giraba en torno a una misión importante: visitar la vereda Loma Alta, a 13 kilómetros de distancia. Lo que antes era un sendero intransitable ahora había sido transformado en una carretera digna gracias a la visión del alcalde, el Dr. Ricardo Pulido.

A las 9:00 a.m., los ingenieros emprendieron su viaje en una motocicleta, enfrentándose a un ascenso que serpenteaba entre montañas. A medida que avanzaban, parecían adentrarse en un cuadro vivo: potreros de un verde intenso, árboles majestuosos que narraban historias de tiempos pasados, cultivos de café, mora y tomate de árbol que prometían frutos dulces. Cada curva del camino era un recordatorio de la conexión entre la naturaleza y la humanidad.

Don Wilson y la ingeniera Martha, llegaron a las 9:55 a.m a 150 mts antes del salón comunal, a la casa de donde don Miguel Antonio González y su esposa Alba les ofrecieron un tinto cálido, lleno del alma de la región. Poco a poco, los integrantes del proyecto comunitario comenzaron a llegar: Janneth Baquero y Juan Manuel Ramos, líderes comprometidos; Lorena Pinzón, maestra de lombricultura; Antonio Gaitán, el avicultor generoso; Lizandro Morales, protector de suelos; Stella Sánchez, la soñadora con tierras nuevas. Y así, hasta que 35 personas llenaron el salón, cada una con una chispa de entusiasmo en sus ojos.

La reunión comenzó con palabras de aliento y sabiduría. Don Wilson felicitó a los asistentes por su dedicación y les recordó que 2025 sería un año de revolución en sus vidas: un tiempo para la unión, la producción y el renacer de sus veredas. La ingeniera Martha añadió un mensaje de esperanza, destacando la resiliencia y el amor con los que enfrentaban cada desafío.

Casa Verde 1

Casa Verde 2

Casa Verde 3

Casa Verde 4

Casa Verde 5

Casa Verde 6

Casa Verde 7

Casa Verde 8

Casa Verde 9

Casa Verde 10

Casa Verde 11

Cuando el reloj marcó la 1:00 p.m., la reunión culminó con un festín: un delicioso ajiaco campesino cocinado con leña, acompañado de masato en la casa de Miguel Antonio y su esposa Alba. Las risas y las historias se mezclaron en el aire, creando un momento que quedaría grabado en los corazones de todos los presentes.





Don Wilson y la ingeniera Martha se despidieron con prisa, pues la madre de Wilson celebraba su cumpleaños ese día. Mientras la motocicleta se alejaba, dejando una estela de polvo en el sendero, los miembros de "Productores Casa Verde" quedaron reflexionando sobre las lecciones aprendidas y las semillas de esperanza plantadas en sus corazones.

Esa tarde, mientras la comunidad compartía un asado, alguien señaló hacia el horizonte. La figura de don Wilson y Martha desaparecía entre las montañas, pero su legado de esfuerzo y dedicación permanecía. En Loma Alta, un rincón olvidado, la esperanza había echado raíces.

Y así, el trabajo incansable de líderes como el alcalde Dr. Ricardo Pulido, el Dr. Leonardo Carrillo y el equipo de la UMATA nos recuerda que las pequeñas acciones tienen el poder de transformar vidas y sembrar el futuro de una nación.

lunes, 18 de noviembre de 2024

#Semillas de Esperanza: La Jornada que Transformó Silvania

Era un lunes radiante, el 18 de noviembre, cuando la brisa fresca y el sol cálido auguraban un día lleno de promesas en la oficina de la UMATA (Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria) de la Alcaldía de Silvania. Desde temprano, don Wilson García y la ingeniera Martha Poveda organizaban con esmero los detalles para recibir a sus invitados: don Alfredo Contreras, Olga Lucía Poveda, Sandra María Ramírez y Jaimito Sanabria.

Con el corazón dispuesto, Wilson y Martha preparaban café con dedicación, sabiendo que esa jornada no solo era laboral, sino un paso hacia un cambio profundo en las tierras de la vereda Yayata, en el sector de Pomarroso. Mientras tanto, habitantes del municipio acudían a la oficina con sus peticiones. Don Wilson, con su generosidad característica, obsequiaba pequeñas bolsas de semillas nativas a cada visitante, regalándoles no solo semillas, sino también esperanza y un recordatorio de las raíces ancestrales de la tierra.

A las 8:30 a.m., los invitados llegaron. La bienvenida fue cálida, marcada por una charla técnica entre sorbos de café. Luego, el grupo se dirigió al huerto detrás de la Alcaldía, donde don Wilson, cual maestro sembrador, entregó una de caja de abono enriquecido con lombriz californiana y estiércol de caballo de forma oficial a don Alfredo. Explicó con detalle cómo, con paciencia y cuidado, una sola caja podría multiplicarse en 45, trayendo vida a los suelos fatigados.(ver videos):

https://youtu.be/YPtN4YnikGE

https://youtu.be/iphksIHuRMw

Además de la capacitación, don Wilson entregó ramas para sembrar en sus fincas y 500 bolsas a Jaimito Sanabria, quien se convirtió oficialmente en el guardián de un vivero comunitario en su casa. Con instrucciones precisas de la ingeniera Martha, Jaimito aprendió los pasos para transformar esas bolsas en recipientes fértiles, siguiendo estas pautas:

  1. Seleccionar un sitio sin encharcamientos.
  2. Usar tierra negra, cascarilla, abono orgánico o humus, y cal.
  3. Llenar las bolsas de forma compacta, evitando burbujas, y alinearlas cuidadosamente.
  4. Humedecerlas antes de sembrar.

Al finalizar, las casas de don Alfredo y de Jaimito quedaron investidas de un propósito mayor: un huerto de lombrices y un vivero comunitario, respectivamente. Estos lugares no solo serían puntos de cultivo, sino también centros de distribución para las tierras vecinas, multiplicando el alcance de este proyecto de rescate agrícola.


La jornada terminó entre sonrisas y agradecimientos. Don Wilson y Martha se quedaron atendiendo con entusiasmo a más habitantes que llegaban a la UMATA, mientras los invitados, cargados de herramientas, semillas, y sobre todo inspiración, regresaron a sus hogares.

Pero más allá de las lombrices, las ramas y las bolsas, ese lunes se sembraron en los corazones de todos semillas de esperanza. La unión de estas personas no solo marcó un hito para Silvania, sino que también dio vida a una causa noble: rescatar las semillas ancestrales y devolver a la tierra su promesa de abundancia.

Enseñanza:
Esta historia nos muestra que cuando se unen las manos y los corazones, la transformación es posible. Rescatar nuestras semillas ancestrales es más que un acto agrícola; es un llamado a valorar nuestras raíces, a cuidar la tierra y a trabajar juntos por un futuro promisorio para nuestra comunidad.

 

viernes, 15 de noviembre de 2024

#Semillas de Esperanza: Rescatando Nuestros Orígenes en Silvania


En lo alto de una colina a 600 metros de Silvania, en la región de Cundinamarca, se encuentra una finca que parece extraída de un sueño: Villa de las Bendiciones. Rodeada de paisajes exuberantes y una vista que abraza el alma, esa mañana, Jaimito, conocido por todos como “el mejor”, se preparaba para un día especial. A las 9:00 am, con el frescor de la montaña acariciando su rostro, esperaba ansioso la llegada de los invitados al encuentro mensual del Plan Semilla, liderado por el visionario don Wilson García, director del proyecto.

El celular de Jaimito vibró, rompiendo el silencio tranquilo de la mañana. Era don Wilson, confirmando que la reunión se daría a las 9:45 am y, con su generosidad habitual, adelantó que contribuiría con carne y empanadas para celebrar al final con un asado. Jaimito, emocionado, se apresuró a preparar un tinto con café y panela, utilizando productos autóctonos de la región. Mientras el aroma cálido se dispersaba por la casa, alistaba los ingredientes para un arroz con verduras al que, como siempre, añadiría su toque secreto de sabor. Vajilla y cubiertos brillaban en la mesa, listos para recibir a los invitados.

Puntualmente, a las 9:45 am, comenzaron a llegar los asistentes, entre ellos, el comité de la Alcaldía de Silvania liderado por don Wilson, la Ingeniera Agrónoma Martha Poveda, y la Psicóloga Aura Alejandra Godoy. Con una sonrisa amplia y una bandeja de tinto caliente, Jaimito los recibió en su hogar, acompañado del crujiente deleite de unas arepas con queso que trajo una vecina. Las risas y conversaciones llenaron el espacio, marcando el inicio de una jornada significativa.

La reunión, organizada por la UMATA de Silvania en el marco del proyecto de extensión agropecuaria, tuvo lugar en el corazón de la finca Santa Isabel. Los técnicos explicaron la importancia de proteger y preservar las semillas nativas, destacando su papel como base de la soberanía alimentaria y el legado ancestral. En un consenso cargado de emoción, los participantes acordaron que en la finca de Jaimito se establecería un vivero comunitario para propagar semillas que cada familia recolectara. Este vivero sería un símbolo de esperanza, donde la tierra y las manos de Silvania trabajarían juntas para garantizar un futuro sostenible.

La reunión también sirvió como espacio de aprendizaje y retroalimentación. Se revisaron temas cruciales como lombricultura, técnicas para controlar la erosión con vetiver, y la importancia de las barreras vivas en las curvas de nivel. Por su parte, la psicóloga Aura Alejandra enfatizó la necesidad de cuidar no solo la tierra, sino también la salud mental de los habitantes, recordándoles que el bienestar integral comienza desde adentro.

Mientras las palabras inspiradoras fluían, Jaimito trabajaba diligentemente en la cocina. En el aire se mezclaban los aromas del arroz con verduras, las papas saladas y el jugo de zanahoria, junto con la carne y empanadas aportadas por los generosos asistentes. Con la ayuda de doña Nelly, Jaimito sirvió un almuerzo que no solo alimentó los cuerpos, sino también los corazones, uniendo a todos alrededor de la mesa.

Entre risas y aplausos, se tomaron decisiones importantes: la casa de don Alfredo sería la sede del lombricultivo, mientras que la de Jaimito albergaría el vivero comunitario. También se planificó un gran cierre de año, un sancocho de gallina el 12 de diciembre, donde cada quien contribuiría con algo para celebrar los logros compartidos.

Al final del encuentro, don Wilson, siempre con una visión innovadora, rescató los tallos podados del “Caballero de la Noche” que Jaimito había pensado desechar. Estos serían distribuidos entre los vecinos para ser plantados en sus terrenos, recordando que incluso los restos pueden ser semillas de nuevos comienzos.

Esta historia, tejida con esfuerzo, generosidad y amor por la tierra, nos recuerda que la unión hace la fuerza y que rescatar nuestras raíces no es solo un acto de preservación, sino de profunda conexión con nuestra identidad. En Silvania, las semillas nativas no solo representan alimento, sino también esperanza y un legado para futuras generaciones.

"Semillas de esperanza", una lección que nos inspira a cuidar lo que tenemos y a sembrar con amor el futuro que queremos. 🌱

"Seguidores"

🌙 El Misterio de los Tres Encuentros

  Érase un miércoles 27 de agosto, cuando el alba emergía sobre una tierra humedecida por el rocío. La alameda dorada, hacia la curva de sen...