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viernes, 18 de abril de 2025

#"Los Visitantes del Destino en Villa de las Bendiciones"


 Era un martes 15 de abril, en un rincón escondido del mundo llamado Villa de las Bendiciones, donde el tiempo se toma licencias para detenerse y las mañanas nacen siempre bajo cielos despejados, custodiadas por el canto de los pájaros migratorios. Aquella mañana, las veredas y campos de Silvania respiraban una tregua al invierno, como si la vida entera esperara algo.

Kike despertó de un sueño profundo —uno de esos que dejan ecos en el alma— celebrando en su corazón una visita insólita: Karen Tatiana y su misterioso amigo Omar. No los había visto aún, pero algo dentro de él anunciaba que aquella llegada traería señales, cambios, y quizá… respuestas. El reloj marcaba 5:40 a.m.

Siguiendo su ritual sagrado, Kike se entregó a la meditación, 20 minutos de conversación con el silencio, luego ensayó nueve veces el libreto para el lanzamiento de su primer libro frente al espejo, hasta que las palabras se fundieron con su alma. Como quien convoca los espíritus de sus ancestros, escribió oraciones con la mano izquierda en una hoja blanca, firmó afirmaciones, leyó versículos de la Biblia y terminó “El olor a guayaba” de Gabo, donde se descubrió en las palabras de ese otro soñador, como si fuesen hermanos separados por el tiempo.

La mañana avanzó entre escobas, trapos, y un aire de preparación. Kike sabía que la casa debía estar impecable, como quien limpia no sólo su hogar, sino su espíritu. Tres horas después, todo estaba listo.

A las 3:01 p.m., Karen debía venir ya en camino. Kike la llamó y la sorpresa fue grande:
No, Kike, hasta ahora abordé el bus para irme al terminal —contestó ella.
Kike soltó una carcajada, aliviado de tener tiempo para hacer unas llamadas.

Tres llamadas, tres éxitos. La vida, que es sabia, parecía sonreírle. Entre ellas, Nini confirmó la compra de un ejemplar y Kike escribió con alma la dedicatoria:

"Que nunca se apague en ti la luz de la curiosidad, la fe en los milagros cotidianos y la certeza de que lo mejor de la vida llega disfrazado de pequeñas sorpresas."

A las 3:24 p.m. partió hacia Silvania. En el alto de la Virgen, sonó su teléfono: —Kike, ya vamos en el Altico, en Soacha —anunció Karen.
El tiempo parecía acelerarse. Revisó Google Maps, y ahí estaban, viajando rápido por la carretera como si alguien invisible los empujara. Kike, curioso, decidió esperarlos.

A las 5:16 p.m., la flota se detuvo en Silvania. Los observó descender. Karen, luminosa, y Omar, envuelto en un aura extraña, como un personaje salido de un libro sin final. Se saludaron. Kike les mostró su libro, relatando con pasión su creación, y Omar, sin pensarlo:
¡Te lo compro ya!

Subieron juntos a Villa de las Bendiciones. Karen y Omar se quedarían a pasar la Semana Santa. Pero había algo en el aire, una vibración extraña, como si la villa los estuviera esperando.

Esa noche, ellos salieron a recorrer el pueblo, tomar fotos, comprar víveres. Kike compartió la mesa con Juanpis, disfrutando una sopa de pasta con verduras, arroz, alverja, carne frita y jugo de mango. Era una cena sencilla, pero con sabor a hogar.

A las 8:00 p.m., regresaron con merienda en mano. La casa se llenó de historias, risas, maíz pira, tinto y galletas. Kike narró las peripecias de escribir su primer libro, y entre palabras, algo invisible se movía en los rincones de aquella noche.

Karen y Omar eligieron sus habitaciones, pero nadie sabía aún qué aventuras aguardaban.
¿Qué misterios escondía la visita de aquel amigo desconocido?
¿Qué señales había entrelazado el destino en esa tarde de abril?
¿Serían simples viajeros… o enviados de una fuerza mayor?

…La historia apenas comienza.


Reflexión final:

A veces, las visitas que llegan sin aviso son los mensajeros de los cambios que nuestra alma ha pedido en silencio. La vida, como un buen libro, se encarga de reunir a los personajes cuando el momento es perfecto.

miércoles, 16 de abril de 2025

#Un Encuentro que Cambió Todo


 Era el 28 de marzo, a las 3:20 p.m., en una tarde gris, de esas que parecen tener ganas de llorar en forma de lluvia. Kike, como parte de su rutina diaria, había iniciado la mañana con yoga, meditación y respiración consciente en su lugar favorito: Villa de las Bendiciones, un rincón donde el tiempo parece detenerse, donde el canto de los pájaros, el susurro del viento y el aroma de los árboles lo reconectaban con su esencia.

Después de aquella rutina que le daba claridad y paz, decidió llamar a Laura, del Café Taller Zeratema. Él notaba que Laura seguía con entusiasmo sus blogs y pensó en ofrecerle un ejemplar de su libro.

Marcó su número y, al escuchar su voz, la saludó: —Hola Laura, ¿cómo vas con tu emprendimiento?

Laura, eufórica, le respondió: —¡Muy bien, Kike! Y aprovecho para felicitarte por tus blogs, son increíbles las historias que relatas.

Kike, con gratitud, le dijo: —Gracias, Laura. Justamente te llamo para contarte que ya tengo ejemplares de mi libro a la venta. Me gustaría saber si quieres apoyarme adquiriendo uno.

A lo que Laura, en tono emotivo, respondió: —¡Claro! Y si gustas, puedo organizarte un evento de lanzamiento para el sábado 19 de abril en la tarde. ¡Anímate! Viene gente de varias regiones a escuchar este evento.

Kike, entusiasmado, le respondió: —¡Sí, dale! Me interesa muchísimo.

Así pasaron los días, y llegó el 14 de abril. Kike volvió a llamarla a las 10:05 a.m. para confirmarle la realización del evento en Sábado Santo. Kike agradeció a Laura por aquel noble gesto, que para él significaba mucho.

Pero ese 14 de abril no terminó ahí.


Esa misma noche, a las 8:36 p.m., Kike tomó su teléfono y marcó a Carolina, una amiga especial que, tiempo atrás, había tocado su corazón con su historia. Quiso saludarla y compartirle su alegría por todo lo que estaba sucediendo.

Carolina le contestó emocionada, y tras el saludo le expresó: —Gracias, Kike… gracias por aquel blog que escribiste el 20 de enero, “Soltar es Amar”. No tienes idea de lo que significó para mí. Tus palabras, escritas con el alma, tienen ese poder de sanar. Ese día, cambió algo en mí… y hoy quiero contarte que mi hijo, que estaba en Estados Unidos, ha regresado… transformado, lleno de luz y amor.

Duraron hablando una hora y veintisiete minutos, compartiendo experiencias, anécdotas y reflexiones. Kike se sorprendía con cada palabra de Carolina, confirmando una vez más que las palabras que nacen del alma jamás se apagan, sino que tienen el poder de tocar, sanar y transformar corazones, incluso a la distancia.

La charla fluyó tan profunda y sincera que en medio de la conversación, dos llamadas entraron al teléfono de Kike. Con pena, le pidió disculpas a Carolina: —Carolina, discúlpame… me están entrando dos llamadas importantes. Te prometo que seguimos esta charla, porque está siendo muy valiosa para mí.

Se despidieron con cariño y quedaron en seguir conversando más adelante, conscientes de que esas conexiones sinceras y esas palabras desde el alma siempre dejan huellas imborrables.

Desde Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parece detenerse y las palabras viajan con aroma a montaña, Kike comprendió que las palabras que se escriben con el alma jamás se apagan. Ellas se quedan latiendo en otros corazones.

Fue hasta el amanecer del miércoles siguiente que Kike decidió compartirle al mundo esta historia, entendiendo que este era solo el comienzo de un camino hermoso, donde su libro, sus palabras y sus vivencias se convertirían en compañía, refugio e inspiración para quienes necesitan volver a creer en la vida.

lunes, 7 de abril de 2025

#"El Video del Destino y el Secreto del Mirador" Una jornada donde la intuición guió los pasos del alma


 Érase un 5 de abril, en una tibia mañana de invierno en Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parece detenerse. El canto de los pájaros de colores, los ladridos de los perros y los gallos entonando su melodía formaban una sinfónica única en Silvania. Ese día, el invierno, generoso, decidió dar una tregua.

Kike se despertó distinto. Algo en su interior había cambiado. Atrás quedaban la indecisión y el letargo de una semana difícil. Tal vez fue aquella vocesita, su intuición, que el sábado anterior le susurró algo importante. Hoy era otro día. Se sentía renovado, con buena vibra, preparado para grabar el video final en el Mirador Artístico… que, al final, resultaron ser cuatro.

Dos días antes, su cita con el alcalde había sido un éxito, aunque la falta de una foto aplazó la publicación de aquel inolvidable jueves. Para él, ese día pasó de ser metáfora a realidad. El viernes siguiente celebró con sus cómplices de aventuras: la doctora Olga, don Wilson y el paisita. Pero Kike había prometido no contar esa historia sin la foto. Y Kike cumple sus promesas.

El sábado despertó con una energía sorprendente. Hizo su rutina de tres horas y recitó una y otra vez su libreto, convencido de que era su responsabilidad llevar su libro al mundo. Sacó a relucir ese león orador que llevaba dentro, convencido de ser un escritor único por su forma de interpretar lo cotidiano desde el presente.

Mientras su hijo Juanpis dormía tras acostarse a las seis de la mañana, Kike preparó desayuno y almuerzo. Su ropa de ejecutivo ya estaba lista desde el día anterior: camisa y corbata bien dispuestas. Su presentación debía ser impecable.

Después de unos ejercicios de fortalecimiento, desayunó. A las 2:00 p.m. Juanpis despertó. Kike lo ayudó a ducharse, le preparó el desayuno y lo alistó para el viaje al Mirador. Pero a las 3:15 p.m., cuando ya le tenía los zapatos listos, Juanpis se negó a ir. Prefirió quedarse, y Kike, un poco decepcionado, le dejó su merienda de onces y partió a las 3:35 p.m.

Durante el trayecto, recorriendo un kilómetro y medio, Kike admiraba la majestuosidad de la vía en la 40, ya casi lista con sus tres carriles por sentido. A las 4:00 p.m. llegó justo a tiempo. Doña Ligia y don Germán lo recibieron con los brazos abiertos y le presentaron a dos chicas, una de ellas cantante. Extrañados por la ausencia de Juanpis, escucharon atentos su explicación.

Kike hizo su calentamiento, pero fue doña Ligia, experta en libretos, quien le sugirió ajustar el movimiento de brazos, modular mejor su voz y hablar desde el alma, no como un loro. Le preparó el micrófono, y aunque al principio se enredó, fue tomando confianza. Al final, grabaron cuatro videos: dos interiores (vertical y horizontal) y dos exteriores con el mismo formato.


Kike sintió que aún le faltaba algo, por eso los subiría como borradores. Pero sabía que los próximos días serían clave para mejorar, siguiendo los consejos de doña Ligia. Al terminar, ella le ofreció un delicioso jugo de maracuyá, mientras don Germán y las chicas brindaban con cerveza. Compartieron ideas, y Kike les contó el origen de su libro, el cual doña Ligia tenía exhibido en el centro de su biblioteca.

Entre risas y abrazos, se despidieron. Eran las 5:30 p.m. Kike, preocupado por haber dejado a Juanpis solo, regresó apresuradamente a Villa de las Bendiciones. Quince minutos después, Juanpis lo recibió con una sonrisa pícara. Cenaron juntos sopa de pasta con pollo, arroz, pierna frita, papa salada, plátano maduro frito y Pony Malta.

Esa noche, antes de dormir, Kike dejó listo el borrador de su blog, titulado: "El Despertar de Kike y la Profecía del Poeta Josué". qué publicaría al día siguiente

"Cuando un sueño se escribe con el corazón, se convierte en una historia capaz de transformar otras vidas." – Kike

¿Qué nuevas aventuras esperaban a Kike la siguiente semana?

Esta historia… continuará.

viernes, 14 de marzo de 2025

#El vuelo de los sueños y los libros


 El amanecer del 12 de marzo en Villa de las Bendiciones tenía un aire mágico. Allí, donde el tiempo parecía detenerse, la brisa matutina acariciaba los árboles frondosos y un jardín en flor se estremecía con el canto celestial de los pájaros de colores. Era un lugar donde la naturaleza danzaba con el silencio del alba, preparando el escenario para un día inolvidable.

A las 5:40 a. m., Kike despertó de un sueño profundo. Consciente de que la pereza quería envolverlo, meditó en voz alta, repitiendo afirmaciones que llenaban su corazón de determinación. Dio gracias por un nuevo día, recorrió con la mente cada rincón de su cuerpo y se levantó con renovada energía. Se asomó por la ventana y miró al cielo como quien busca respuestas en el infinito. Pidió inspiración divina para escribir con acierto y tocar corazones con su pluma. Después, se sumergió en su rutina diaria de escritura y lectura, como quien afila su espada antes de la batalla.

A las 10:17 a. m., el teléfono sonó. Al otro lado de la línea, la voz de Jorge Iván, su buen amigo de Medellín, vibraba de emoción:

—¡Hombre, Kike, te felicito! ¡Eres grande! Envié anoche la descripción de tu libro a algunos amigos y me inspiraste. Quiero cuatro ejemplares de "Historias que inspiran la imaginación", uno para mí y tres para regalar. Más adelante pediré más.

El corazón de Kike latió acelerado. No solo por la venta, sino porque en aquel instante sintió que su sueño tomaba vuelo. Con voz entrecortada por la emoción, respondió:

—Gracias, don Jorge Iván. Hoy mismo te los despacho. Y, por cierto, en un capítulo del libro escribí una historia en honor a tu hermano William. Recuerdo que gracias a él cumplí un sueño de niño: volar en avión.

Los recuerdos invadieron la mente de Kike como un torrente imparable. Aquel día, hace 34 años, cuando subió al avión con destino a Cali, todo se sintió irreal. La aeronave, majestuosa y poderosa, se preparaba para despegar. Sus motores rugieron, liberando una energía contenida. Lentamente, el avión cobró velocidad hasta elevarse, dejando atrás la ciudad que se volvía pequeña bajo sus pies. Las nubes, como algodones flotantes, se extendían ante sus ojos. Era como si estuviera dentro de uno de sus sueños infantiles, donde volaba libre en un cielo sin límites. Las lágrimas rodaron por su rostro. Aquella media hora de vuelo fue una eternidad llena de asombro.

—Sí, hombre Kike —dijo Jorge Iván con un dejo de nostalgia—. William te quería mucho, hablaba siempre de ti.

Esa tarde, Kike envió los cuatro libros a Medellín. En uno de ellos, dedicó unas palabras en honor a William:

Don Jorge Iván, tu apoyo y amistad son invaluables. En estas páginas guardo también un recuerdo especial para tu hermano William, quien confió en mí y me dio alas para cumplir un sueño. Que este libro sea un faro de inspiración, recordándonos que los sueños se logran con perseverancia y fe.

Además, envió ejemplares a otros grandes amigos. A Luz Marina y su esposo, atletas de alma inquebrantable, les dedicó palabras de admiración. A Matilde, cariñosamente llamada "Maticas", le expresó gratitud por su fortaleza y amor por el deporte. Y a don José Baudilio, líder del Club CHASQUIS, le reconoció su incansable labor en el atletismo.

Aquella noche, desde las 7:00 p. m. hasta la medianoche, Kike escribió su blog titulado El Martes de las Coincidencias. A las 12:12 a. m., la primera persona en recibirlo fue Linda. Al día siguiente, lo compartiría con sus amigos.

Se acostó con el alma llena de gratitud. Había vendido siete libros en un solo día, pero más allá del número, sentía que cada ejemplar llevaba un pedazo de su historia, de sus sueños y de su esencia. Recordó a Gabriel García Márquez, quien narraba que escribió Cien años de soledad con las uñas, y se vio reflejado en él. Kike persistiría, porque la vida le estaba demostrando que, cuando los sueños se escriben con pasión, tarde o temprano, encuentran alas para volar.

lunes, 10 de marzo de 2025

#El Mensaje de la Providencia


 El sol brillaba con fuerza aquel domingo 9 de marzo, como si la vida misma le concediera una tregua después de una semana de intensas lluvias. Kike cerró los ojos y dejó que la cálida luz acariciara su rostro. Recordó las entregas de los últimos días: el viernes y el sábado, cuando la lluvia lo sorprendió en el camino. Pero él no le temía a la lluvia; al contrario, la disfrutaba. En su mente, cada gota era un mensaje del universo, una señal que lo guiaba en su travesía.

Había algo misterioso en la forma en que todo se alineaba. ¿Era simple casualidad o un mensaje divino? La conexión entre Kike, la Providencia y el universo se hacía cada vez más evidente. Mientras meditaba sobre aquellos días, recordó lo que lo había llenado de gratitud: a pesar del clima, había logrado vender tres libros diarios. Era como si una fuerza superior estuviera empujándolo suavemente hacia su destino.

Los Envíos del Viernes

El primer libro viajó a Soacha, donde su vieja amiga Toñita lo esperaba. Su amistad se remontaba a años atrás, una época de risas, aprendizaje y crecimiento personal junto a su esposo, a quien ella llamaba cariñosamente “El Sapito”. Kike, conmovido por su perseverancia, les dedicó unas palabras de gratitud.

El segundo ejemplar llegó a Medellín, a manos de Jesús Moreno, su antiguo compañero de la Inmobiliaria Real State. Diez años habían pasado desde aquellos días de aprendizajes y ventas, pero Jesús seguía siendo el mismo hombre generoso y visionario que siempre había admirado.

El tercer destino fue el hogar del ingeniero Helver Beltrán, un hombre de principios, experto en la instalación de equipos corporativos y cámaras de seguridad. Kike veía en él un ejemplo de integridad y compromiso, valores que lo motivaron a escribir una dedicatoria especial para él y sus hijos.

Las Ventas del Sábado

La racha continuó al día siguiente. El primer libro fue para William Vargas, su amigo de más de cincuenta años. Su lema, "¡Sí, señor!", reflejaba su espíritu positivo y su energía inquebrantable. Kike sonrió al escribir su dedicatoria, recordando tantas anécdotas juntos.

El segundo destino fue para Jairo Gómez y su esposa Rocío, una pareja de emprendedores que jamás se rendían. Kike admiraba su fortaleza y su capacidad para reinventarse a pesar de las circunstancias. Su libro llevaba un mensaje de perseverancia y fe en el futuro.

El último envío del día fue para José Dionisio Lozano, su colega en el mundo inmobiliario. Un maestro en el arte de manejar objeciones, José había sido una fuente de aprendizaje invaluable. Ahora, Kike le devolvía el favor con palabras de inspiración y gratitud.

El Domingo de Revelación

Mientras contemplaba aquel domingo soleado, Kike sintió que la Providencia le hablaba a través de cada uno de esos encuentros, a través de cada libro entregado, de cada historia compartida. Sabía que aquello no era una simple coincidencia. Algo más grande estaba en juego, una verdad oculta tras los detalles de su día a día. Un propósito, un sendero que apenas comenzaba a descubrir.

Se propuso continuar su hazaña desde el lunes, manteniendo la disciplina, la fe y la determinación. Sabía que la historia... continuaría.

jueves, 16 de enero de 2025

#53.40 Kms por 200 libros


 Era la mañana de un radiante miércoles 15 de enero. El sol, como un diamante en el cielo, iluminaba Villa de las Bendiciones, un lugar donde el tiempo parecía detenerse y la naturaleza cantaba su coro celestial. Kike, de pie junto al umbral de su casa, se preparaba para un desafío monumental. El aroma de las flores silvestres lo rodeaba, mientras Linda, su esposa, le daba un beso de despedida y la bendición, mientras los primeros rayos del sol pintaban el cielo con tonalidades doradas.


Con su reloj marcando cero y una mochila ligera en la espalda, Kike salió trotando hacia Fusagasugá, donde lo esperaba un destino prometedor. Al avanzar por la carretera, se encontró con el espectáculo de las palmeras que bordeaban la autopista. Altas, majestuosas, sus hojas danzaban con el viento, y Kike, mirando hacia lo alto, buscaba inspiración en su grandeza. En ese momento, imaginó tres palmeras similares adornando su hogar, como símbolos de fortaleza, sueños y esperanza.

Los kilómetros transcurrieron entre el canto de las aves, los murmullos de los trabajadores ampliando la vía y los suspiros de un hombre decidido. Al llegar al Banco W, su amiga Eliana le ofreció una oportunidad que iluminó su corazón: un subsidio, para comprar 200 libros subsidiados desde España, ejemplares que llevarían su obra "Historias que Inspiran la Imaginación" a las manos de sus lectores.

Aunque el desembolso se haría al día siguiente, Kike regresó a casa confiado en la Divina Providencia y completó 26.22 kilómetros en total. Pero el desafío no terminaba ahí. Al amanecer del día siguiente, con un cielo nublado que parecía envolver el mundo en un abrazo tranquilo, Kike volvió a emprender el recorrido. Recordó a su viejo entrenador, que siempre le decía: "Lo mejor para el cansancio es entrenar más."

En cada paso, Kike sentía la adrenalina impulsarlo. Su mente se llenaba de pensamientos sobre las personas que creían en él: amigos, familiares y los fieles lectores de sus blogs. Recordó a aquellas amigas que, en momentos de tristeza o frustración, le confesaron que leer sus blogs actuaba como un bálsamo para el alma. "Es como un hechizo," le decían, "tus palabras nos dan fuerzas para seguir adelante." Kike sonrió al pensar en el poder de sus relatos y en cómo su libro podría amplificar esa magia, llevando esperanza y motivación a más personas.

De vuelta en el banco, Eliana lo recibió con una cálida sonrisa. Tras diligenciar los formularios, el gerente quedó cautivado por la noble causa de Kike y la fuerza de sus palabras, prometiendo apoyar el proyecto. Algunos compañeros de Eliana se comprometieron a comprar el libro en cuanto llegara. Kike sintió que su misión no solo era posible, sino que ya estaba comenzando a cambiar vidas.

El recorrido de regreso fue un tributo a la victoria. Hizo una pausa en Silvania para beber agua de la montaña y comer un banano del huerto comunal, mientras contemplaba la belleza de los paisajes que lo rodeaban. Cada paso era una afirmación de su fe y una celebración de la vida.

Al llegar a Villa de las Bendiciones, Linda lo recibió con un abrazo y un jugo de guayaba frío. Esa tarde, Kike reflexionó sobre su hazaña: 53.40 kilómetros en dos días, impulsados por un sueño y sostenidos por un ejército de personas que creían en él.

Ese día comprendió que su libro no sería solo un logro personal, sino una herramienta para transformar vidas. Sus relatos, como lo hacían en sus blogs, serían un refugio para quienes buscaban inspiración, un recordatorio de que dentro de cada uno hay un guerrero capaz de enfrentar las mayores adversidades.

"Historias que Inspiran la Imaginación" no sería solo un libro, sino un puente hacia el cambio, una chispa para encender corazones y una guía para aquellos que sueñan con un mundo mejor.

Y así, Kike reafirmó una verdad simple pero poderosa: los sueños más grandes no se recorren en soledad; son los corazones unidos los que construyen los caminos hacia ellos.

jueves, 9 de enero de 2025

#El Misterio del 9: Un Llamado del Universo


 Eran las 6:39 de la mañana en una zona apartada de Silvania, en la enigmática Villa de las Bendiciones, un lugar donde el tiempo parecía detenerse y el aire estaba cargado de magia. Kike despertó de un sueño profundo, sintiendo un extraño impulso que lo mantenía pegado a las cobijas. Era como si algo invisible le susurrara al oído, tentándolo a ceder al confort. Pero en su interior, una voz firme se alzaba: "El ego no puede ganar hoy."

#cantar de una #mañana en "Villa de las Bendiciones"...donde el tiempo parece detenerse!!!

El cielo, teñido de nubes naranja sobre un lienzo azul, anunciaba un gran día. Los gallos cantaban a lo lejos, y los pájaros, con su insistente picoteo en la ventana, parecían invitarlo a levantarse. Sin embargo, la pereza lo dominaba. Cerró los ojos un instante, buscando en su interior el coraje para vencer aquella tentación. Fue entonces cuando meditó profundamente, recorriendo cada célula de su cuerpo y recordando las sincronías del día anterior.

La tarde anterior, al publicar su blog número 111, una revelación numérica lo sorprendió: el 111 sumaba 3, un número que siempre había resonado en su vida como símbolo de armonía y conexión universal. Ese día también enfrentó una decisión difícil que lo hizo sentir solo y desamparado. Sin embargo, justo en el momento más oscuro, una solución inesperada apareció como un faro en medio de la tormenta. Entendió que el temor y la indecisión eran enemigos internos, y que su mejor arma contra ellos era la meditación y la autoobservación.

La noche anterior, su amigo Ricky había dejado un mensaje que todavía resonaba en su mente:
"El misterio del 9 no solo nos conecta con nosotros mismos, sino que nos invita a trascender lo cotidiano. Nos llama a despertar la conciencia y encontrar armonía en lo que nos rodea. Si más personas se conectaran consigo mismas y con el propósito de sus vidas, el mundo sería más equilibrado y lleno de significado."

Esa conexión con el número 9 no era nueva. Desde 2016, un año marcado por este número, el 9 había comenzado a manifestarse en su vida de formas que nunca imaginó. No era casualidad. Era un llamado del universo, una guía silenciosa que le mostraba el camino. Su esposa Linda, su primera confidente, y su amigo Oscar Rico, un compañero de tertulias en Bogotá, habían sido testigos de este despertar. Ambos lo alentaron a explorar las profundidades de este misterio y a compartir sus hallazgos, aunque al principio pocos los comprendieran.

Con el tiempo, Kike comenzó a notar que el 9 aparecía en los momentos más significativos de su vida. Su propia fecha de nacimiento, 05-12-1963, escondía tres nueves. Incluso el año actual, 2025, volvía a sumarse al enigma del 9. Cada una de estas coincidencias le confirmaba que estaba en el camino correcto, que el universo tenía su propia manera de comunicarse.

El 9, un número universal, representaba el final de un ciclo y el comienzo de otro. En su vida, había sido la clave para encontrar claridad, gratitud y propósito. Lo había llevado a logros tangibles como sus libros y blogs, pero sobre todo, a una conexión más profunda consigo mismo y con lo divino.

Un Llamado Universal

En un mundo donde lo cotidiano muchas veces eclipsa lo esencial, Kike encontró en el 9 una chispa que iluminaba su camino. Pero este no era solo su mensaje, sino un llamado para todos. Tal vez no sea un número para otros; quizás sea un sueño recurrente, una pasión olvidada o una señal aparentemente trivial. Lo importante es detenerse, observar y conectar.

El universo habla constantemente, pero solo quienes aprenden a escucharlo descubren su verdadera magia. La invitación de Kike es clara: "Descubre tu propio misterio, aquello que te inspire a crecer, a explorar tu potencial y a ver más allá de lo evidente. Porque si algo tan simple como un número pudo transformar mi vida, imagina lo que podría hacer en la tuya."

El misterio del 9 no es solo un número. Es una llave, un portal hacia el descubrimiento de lo divino en lo cotidiano. ¿Estás listo para escucharlo?

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