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sábado, 17 de mayo de 2025

☕📘"El Termo Mágico y los Dados de Dios" (Una historia de encuentros, libros y destinos escritos en el alma)


Érase un sábado 10 de mayo, en un rincón apartado de Colombia llamado Silvania, donde las madrugadas despiertan los sentidos y acarician el alma. En Villa de las Bendiciones, el tiempo parecía detenerse, envuelto en una naturaleza exuberante que respiraba vida.

El cielo, aún oscuro, comenzaba a desvelarse con un lienzo de tonos índigo que se diluía en suaves pinceladas anaranjadas y rosadas. Copos blancos de nubes flotaban perezosos, como suspiros del amanecer. Una brisa fresca susurraba entre los árboles, llevando consigo el aroma húmedo de la tierra y el dulce perfume de las flores silvestres.

La orquesta de la naturaleza despertaba: pájaros de colores entonaban sus trinos vibrantes componiendo una sinfonía que resonaba en el valle. Insectos exóticos zumbaban como si fueran gotas de rocío tocadas por la mano de Dios. El canto de un gallo lejano se mezclaba con el murmullo de un riachuelo, tejiendo un tapiz sonoro que envolvía cada rincón. Las hojas danzaban al compás del viento y el primer rayo de sol iluminaba el rocío, haciendo brillar pequeños diamantes sobre la tierra.

Aquella madrugada era más que un instante: era un abrazo de la creación, donde el corazón latía al ritmo de la tierra.

Marcaban las 5:58 a. m. cuando Kike despertó después de un sueño profundo. La noche anterior había agradecido por la primera venta de su libro en Brasil. Oraba por esa persona que, sin conocerlo, se había dado la oportunidad de adquirir su obra virtualmente. Agradecía a la Divina Providencia y soñaba con que más personas, incluso sus amigos en el exterior como Consuelo en Nueva York —quien ya difundía sus blogs—, adquirieran su libro en su debido momento.

Ese primer lector brasileño simbolizaba para Kike el inicio de un viaje sin fronteras, donde sus palabras transformarían, sanarían e inspirarían a corazones del mundo entero.

Como cada día, Kike realizó su rutina de yoga y meditación. Mientras tanto, Linda, su esposa, le preparaba el desayuno: changua con papa y huevo, chocolate caliente con leche y arepas rellenas de queso. También alistaba los termos mágicos: uno con tinto exótico de canela, clavos y anís; otro con aromáticas de yerbabuena, hojas de limón y manzanilla fresca de su huerta.

Ese sábado tenía un reto: lograr que sus ventas igualaran a las de un día entre semana. Partió rumbo a Silvania a las 9:09 a. m. y, como señal del destino, sus primeros tres clientes habituales le compraron sin titubear.

A las 9:54 a. m., Kike llegó a una carnicería famosa entre los campesinos de las veredas. Allí, como cliente, se encontraba su amiga Damaris Mendoza, del club de lectura de Silvania, acompañada de su hija Paola López, una destacada contadora pública. Mientras esperaban ser atendidas, Damaris le decía emocionada a su hija:

—Mira, Paola, este es mi amigo Kike, un compañero de tertulia que escribió su primer libro. Es realismo mágico de lo cotidiano, una nueva corriente. Con su hijo Juanpis, sin miedo al qué dirán, recorre Silvania vendiendo tintos con un termo mágico y llevando ejemplares de su obra: Historias que Inspiran la Imaginación. Lo admiro profundamente por su valentía y espíritu emprendedor.

—¡Mamá! ¿Cómo hago para adquirir ese libro? —preguntó Paola, con los ojos iluminados por la curiosidad.

Y justo en ese instante, como si el universo respondiera a su deseo, apareció Kike bajando la calle con su termo mágico y su mochila. Damaris, sorprendida, lo saludó con un abrazo fraterno y le presentó a su hija.

—¡Qué sincronía! —exclamó Damaris—. ¡Estábamos hablando de ti!

—¡Quiero un ejemplar de tu libro ya! —le dijo Paola a Kike, con una sonrisa encantada.

—Llevo tres en la mochila —respondió él, y comenzó a buscar.

Kike abrió su mochila con el gesto solemne de quien abre un cofre de tesoros. Paola observaba con asombro: la portada del libro mostraba a un joven cruzando la puerta que separa el sueño de la realidad. Al recibirlo, sintió un hechizo en el alma.

—¿Me lo puedes firmar? —le pidió emocionada.

Kike escribió con dedicación:

Para Paola López, destacada contadora.
Paola, con gratitud, te entrego este libro, recordándote que en lo sencillo de cada día habita una fuente infinita de inspiración.
Que estas páginas despierten en ti la magia de ver lo cotidiano como un tesoro lleno de aprendizajes, sueños y nuevas posibilidades.
Gracias por darle vida a esta obra con tu lectura.



Damaris capturó el momento con dos fotos: una de la dedicatoria y otra de Kike entregando el libro. El aire se impregnó de algo mágico, como si Dios hubiese orquestado aquel encuentro.

Después del emotivo instante, Kike siguió su recorrido repartiendo tintos que despertaban el alma. Recordaba con alegría el momento vivido, aunque cayó en cuenta de que olvidó tomarle una foto a Damaris con el libro. Le enviaría las imágenes en la tarde con un mensaje cariñoso y disculpas sinceras.

Ese sábado fue exitoso: las ventas superaron las de un día laboral. A las 2:16 p. m. llegó a casa, donde Linda lo esperaba con un almuerzo criollo: arroz, pasta, papa, pollo guisado y jugo de tomate de árbol, típico de la región.

A las 3:30 p. m., Kike partió hacia el Café Zeratema, donde su amiga Estefanny le había ofrecido un espacio para exhibir sus libros. Colocó ejemplares en seis mesas, y en tres de ellas hubo interés inmediato.

Sembraba semillas de palabras, confiando en que el tiempo se encargaría de dar frutos.

Ese día, Kike reafirmó su fe: la Divina Providencia caminaba con él. El secreto era confiar en que cada día podía ser un 1 % mejor que el anterior… y que en los momentos difíciles jamás debía dejarse vencer por los miedos, las dudas o los demonios invisibles.

¿Qué nuevas aventuras le esperaban a Kike, Linda y Juanpis la próxima semana? ¿Cómo iría la entrevista desde España el miércoles?

Esta historia…
continuará.

jueves, 24 de abril de 2025


 

El domingo 20 de abril amaneció envuelto en un silencio místico, en un rincón del mundo donde el tiempo parece detenerse: Villa de las Bendiciones, en Silvania. La lluvia del día anterior había purificado el aire, y las hojas de los guayacanes brillaban como si la madrugada las hubiera pulido una a una con amor.

Kike se levantó con el alma liviana. Aunque había dormido poco, su corazón ardía como antorcha olímpica. El día anterior había sido la culminación de un sueño largamente acariciado. Y sin embargo, lo intuía: esa página de vida aún no estaba del todo escrita.

A las 8:30 a.m., después de su rutina de meditación y lectura, recibió un mensaje inesperado.

Era Nelo, una amiga entrañable con mirada de sabia y alma de caminante. Le escribió:

“Kike, me enteré que ha sido un éxito total tu libro. ¿Puedo verte hoy? Me encantaría comprar un ejemplar.”

Kike sonrió. No solo por saber que otro libro encontraría su destino, sino porque sentía que ese encuentro traía consigo algo más grande. Acordaron verse a la 1:30 p.m. en el Café Zeratema, su segundo hogar literario.

Kike se retrasó cinco minutos, atendiendo la visita de Karen y Omar, mientras Nelo llegó puntual, con una blusa roja y pantalón negro. Una combinación de colores que, aunque opuestos, evocaban elegancia, pasión, poder y misterio. Se abrazaron como lo hacen quienes se entienden más allá de las palabras.

Se sentaron junto a la ventana, donde la luz del sol entraba como una caricia. Kike sacó un ejemplar nuevo de su morral y se lo entregó con gratitud. Nelo lo recibió como quien recibe una reliquia.

“Este libro tiene energía”, dijo. “No es un libro común. Aquí hay algo más… ¿Lo escribiste desde el dolor, cierto?”

Kike asintió. No hizo falta explicar. Nelo lo comprendía todo. Hablaron de los capítulos, de los personajes que parecían salidos de la vida misma, de los mensajes escondidos entre líneas como tesoros esperando ser descubiertos.

Nelo pidió una malteada. Kike, una crema con fresas. Y entonces, le escribió una dedicatoria que había reservado solo para ella desde hacía semanas:


Para Nelo,

que en la mañana de la vida siembra semillas de amor,
y en cada paso deja huellas de luz.
Este libro y sus historias nacen con el deseo de inspirarte a ser siempre tu mejor versión,
a cultivar en tu corazón la fe, la bondad y la valentía que te hacen única.
Que cada palabra aquí escrita te recuerde que el verdadero crecimiento viene de dentro,
y que los pequeños actos de amor pueden transformar tu mundo y el de quienes te rodean.
Gracias por ser parte de este camino.


En ese instante, llegaron Karen y Omar al café. Ordenaron un tinto suave con jengibre. A cada sorbo, las ideas fluían como ríos nuevos. Nelo compartió su emprendimiento de jabones artesanales hechos con ingredientes naturales. Omar y Karen, encantados, le compraron uno cada uno. Kike ofreció su apoyo para conectarla con más clientes. Se contaron sueños y risas, se tejieron puentes.

Y entonces surgió un plan inesperado: una tertulia literaria. Un espacio donde los lectores pudieran compartir lo que sintieron al leer el libro, lo que sanaron, lo que revivieron.

“No se trata solo de vender libros”, dijo Nelo. “Se trata de despertar almas dormidas. Y eso, amigo, tú lo estás logrando.”

Se tomaron fotos para el recuerdo y se despidieron con una promesa en el aire: volver a encontrarse pronto, con más amigos, más historias, más vida.

Más tarde, ya en casa, Kike, Karen y Omar compraron víveres y cruzaron el sendero interior hacia la vivienda. Mientras Karen y Omar se sentaban en el sofá, Kike notó algo inusual en el pasillo que conduce a la habitación de Juanpis. En el suelo, en una posición curiosa, se encontraba un escarabajo verdoso. Un escarabajo almizclero.


Kike lo levantó con cuidado. Le tomaron fotos y más tarde investigó su significado espiritual:
"En la mitología egipcia, el escarabajo representa al dios Jepri, símbolo del renacimiento y la transformación eterna. Su nombre significa ‘el que llega a ser por sí mismo’."

Un escalofrío suave le recorrió la espalda. La sincronía era demasiado precisa para ser casualidad.

Esa noche, Omar compró una botella de aguardiente amarillo. Compartieron hasta la medianoche. Kike solo aceptó dos copas. Tenía una intuición que le pedía mantenerse sobrio.

Se fue a la cama pensando en la propuesta de Liliana, jefa de la biblioteca de Silvania, quien lo había invitado a un encuentro literario en Fusagasugá el miércoles. Aún no sabía si podría ir. Algo lo ataba al presente, a sus invitados, a los caminos que aún no terminaban de revelarse.

¿Qué le impedía decir que sí a ese encuentro literario?
¿Seguirán Karen y Omar en Villa de las Bendiciones hasta el martes?
¿Y qué otras señales le esperan a Kike en esta historia aún en construcción?

Esta historia continuará.

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