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jueves, 7 de agosto de 2025

#"El Lunes en que la Montaña Susurró su Secreto" (Crónica de un día donde la fe y la magia se encontraron en el mismo camino)


 

Erase un lunes 4 de agosto cuando el amanecer, caprichoso, decidió dormirse un poco más sobre los cerros de un rincón oculto de Colombia: Villa de las Bendiciones.
Aquel lugar donde la neblina no solo cubre los cafetales, sino que parece guardar secretos antiguos en sus pliegues; donde las quebradas conversan con las piedras, las cigarras cantan como si no conocieran el silencio, y los perros ladran a presencias que solo ellos pueden ver.
Aunque la autopista Panamericana ha partido la montaña en dos, todavía en el alma del pueblo se siente un pulso invisible: el misterio de lo ancestral, la magia de lo simple.

Eran las 3:33 de la madrugada —hora que algunos llaman portal y otros casualidad— cuando Kike abrió los ojos. Se encomendó a Dios y agradeció por sus 35 años de casado con su amada Linda. Envió un pensamiento de amor a ella, a su hijo Juanpis, y a todos aquellos que, sin saberlo, eran parte de su bendición diaria: los que compraban sus tintos, los que algún día tendrían su libro Historias que Inspiran la Imaginación, los que le regalaban una sonrisa en la calle.
A todos les deseó lo mismo: que hoy les fuera un 1% mejor que ayer y mañana un 1% mejor que hoy.

Linda y Juanpis estaban lejos, en Bogotá. A Kike le correspondía aquel día enfrentar el frío, la llovizna y la soledad, armado solo con su carrito —su “carrito mágico”— y la certeza de que todo lo que ocurre tiene un propósito.
A las 5:31 am comenzó a rodar por el camino de placa huella, mientras recordaba que el domingo había leído tres horas continuas y escrito dos nuevos blogs. La montaña lo recibía con su aliento fresco, como si lo empujara suavemente hacia adelante.

Llegó al hospital a las 5:58 am. La fila era larga, unas cincuenta personas. Se colocó el tapabocas y, como si fuera parte de su misión, convenció a varios de usarlo también. Algunos, agradecidos, le compraron tintos, aromáticas y pericos para espantar el frío.
Ese día, las ventas parecían tener un compás propio, como si una mano invisible guiara cada moneda hacia él.
"El que resiste, persiste", se repetía, mientras sentía que algo extraordinario se estaba gestando.

A las 8:15 am, agradeció a la Divina Providencia por el récord alcanzado y se dirigió a la plaza para reunirse con su socio, don Wilson. Cargaron termos, cuadraron cuentas, y Kike continuó su recorrido hasta regresar a Villa de las Bendiciones a las 11:52 am. Preparó su desayuno —una sopa de pasta con pechuga criolla— y descansó exactamente 27 minutos. 


La tarde trajo la segunda parte de la historia. A las 3:33 pm, volvió a salir. Al pasar frente a la alcaldía, la coincidencia —o el destino— lo puso frente a la concejal Diana Triana, quien cumplió su promesa de comprar su libro. En ese instante apareció el presidente del concejo, Dr. Jairo Alberto Leal.
Kike, con la serenidad que solo da la fe, le habló de su obra. El doctor, como si ya lo hubiera estado esperando, percibió su humildad y ordenó a la secretaria, Laura Contreras, agendarlo para el día miércoles.

Por dentro, Kike sintió que la montaña misma le sonreía. Esa era su oportunidad de oro. Al contárselo a don Wilson y a la ingeniera Martha, lo felicitaron y le dieron consejos para presentarse impecable.

La noche llegó con cansancio y gratitud. Ese aniversario número 35 con Linda había sido un desfile de sorpresas invisibles: un récord de ventas, un nuevo libro vendido, y la invitación para presentarlo ante el concejo. Solo le faltó el abrazo de su esposa para completar la escena.

En casa, bajo el agua fría de la montaña, pensó en lo curioso de las horas: 3:33 am, 11:52 am, 3:33 pm… como si fueran marcas en un mapa secreto que él aún no entendía.
Cenó, compartió sus blogs y leyó comentarios de desconocidos: uno lo felicitaba por el cierre de Richi y el Balón que Susurraba Sueños; otro, quizá poeta o escritor, lo aplaudía por la tensión y el ritmo de Kike, el Vendedor de Café.

Kike se acostó. El sueño lo venció rápido, como si la montaña, satisfecha, lo acunara.
Pero la pregunta quedó flotando en la neblina de Villa de las Bendiciones:
¿Repetiría la hazaña en ventas?
¿Conquistarían sus palabras al honorable concejo?

…Esta historia continuará.

domingo, 13 de julio de 2025

#"El Tintico Mágico y la Profecía del 1%"

Érase un martes 8 de julio en un lugar apartado de Colombia, donde el tiempo parece detenerse y donde nada extraordinario es imposible. Ese lugar, que parece sacado de un sueño, se llama Villa de las Bendiciones, en Silvania.

Marcaban las 1:08 a. m. cuando Kike despertó sobresaltado de un sueño profundo. En su mente retumbaba una frase como un eco sagrado:
—Hoy seré 1% mejor que ayer... y mañana seré 1% mejor que hoy.
Aunque solo había dormido tres horas —se había acostado exactamente a las 10:08 p. m.— sentía que había descansado una eternidad. Intentó conciliar el sueño de nuevo, pero los pensamientos lo arrastraban como un río desbordado. Entonces, comprendió que debía ponerse en acción.

Bajó a la sala en silencio y, como si lo guiara una fuerza invisible, se sumergió durante hora y media en la lectura. “¿Qué mejor libro que ‘Vivir para contarla’ de Gabriel García Márquez?”, pensó mientras pasaba las páginas. En ese viaje literario, se reencontró con los pasajes no lineales de la vida del Nobel colombiano, desde su infancia en Aracataca hasta su viaje a Ginebra en 1955, reconociendo en sus líneas la fuerza de una vocación irrenunciable.

Cuando el reloj marcó las 2:34 a. m., el sueño volvió a envolverlo. Descansó hasta las 4:05 a. m., momento en el que se levantó a preparar tintos y aromáticas. Luego, hizo yoga y ejercicios de fortalecimiento; cargar los termos, que pesaban alrededor de 7 kilos, era para él una prueba física y espiritual. Soñaba con un vehículo especial que le permitiera transportar sus productos, y estaba convencido de que ese “carro mágico” llegaría al día siguiente desde Bogotá.

A las 5:31 a. m. partió rumbo al Hospital Ismael Silva. Su misión: vender tapabocas, tintos, aromáticas, almojábanas, corazones de chocolate, maní y huevos cocidos. Kike estaba comprometido con recuperar la inversión de la edición de su primer libro, Historias que Inspiran la Imaginación, a través de la venta de tintos. Agradecía a la Divina Providencia por haberle puesto en el camino a don Wilson, su socio y apoyo en el emprendimiento, con quien podía sostener su hogar y cumplir con sus obligaciones.

Terminó su jornada en el hospital hacia las 9:00 a. m. Luego pasó a la plaza a recargar los termos y comenzó su recorrido por las calles de Silvania. Fue entonces cuando ocurrió el inesperado encuentro que marcaría el día.

Al llegar al local de don Carlos Domínguez —quien es un gran emprendedor de un almacén de mascotas donde bañan perros y venden productos veterinarios— Kike notó, como siempre, ese amor incondicional hacia los animales. Carlos ya le había abonado la mitad del valor de un ejemplar del libro, y Kike había prometido entregárselo al día siguiente. Pero esta vez, Carlos lo recibió con una sonrisa brillante y una propuesta inesperada:

Te consigné el restante del libro. ¿Me lo puedes traer esta tarde con dedicatoria y autógrafo para mí y mi hija Salomé?
¡Con gusto, don Carlos! —respondió Kike, emocionado—. ¿Cuál es tu emprendimiento actual?
Soy zootecnista y concejal de Silvania —dijo con orgullo—. Y me encantaría tomarnos una foto con el libro y grabarte un video.

Kike, algo sorprendido, replicó:

Hoy estoy de ropa de trabajo, no venía preparado.
No importa, Kike. Así, tal como eres, está perfecto. Quiero mostrarle al mundo que el escritor también es un guerrero de las calles. Subiré las fotos y el video este fin de semana a mis redes sociales. Quiero que Silvania, Colombia y el mundo te conozcan. Que todos te apoyen comprando tu libro y tus productos. Tú lo mereces.




Y así fue. Grabaron el video. Kike expuso su libro, contó qué lo había inspirado a escribirlo, cuánto tiempo llevaba viviendo en Silvania y cómo había nacido la idea del 1% mejor cada día. Don Carlos escuchaba con atención, con los ojos brillantes.

Después del encuentro, Kike continuó su ruta, volvió a Villa de las Bendiciones y allí lo esperaba Linda con un desayuno lleno de amor. Mientras tomaba el primer sorbo de tinto, escribió con dedicación la siguiente dedicatoria:

Dedicatoria especial para Carlos Domínguez y su hija Salomé

Con gratitud sincera y profundo aprecio, dedico estas palabras a ti, Carlos Domínguez, gran amigo, ser humano inigualable y ejemplo de compromiso con el bienestar de los demás.

Destacado zootecnista, cuya admirable labor en favor de los animales es digna de respeto, y concejal del municipio de Silvania, donde tu vocación de servicio se refleja en cada acción orientada al progreso de nuestra comunidad.

Gracias por apoyar mi camino como escritor adquiriendo un ejemplar de mi primera obra, Historias que Inspiran la Imaginación, y por difundirlo con generosidad en tus redes sociales. Ese gesto habla de tu grandeza y de tu constante disposición a apoyar los sueños de quienes te rodean.

Que este libro sea una fuente de inspiración para ti y para tu querida hija Salomé, recordándoles que, con voluntad y pasión, siempre podemos ser un 1% mejores cada día.

Con admiración y afecto,
Jaime Humberto Sanabria
Villa de las Bendiciones, Silvania – Colombia
Julio 2025

Aquella tarde, Kike entregó el libro a don Carlos con alegría. Terminó su jornada vendiendo tintos por las calles de Silvania hasta las 7:02 p. m. Exhausto pero satisfecho, regresó a casa, almorzó tarde y se dio una merecida ducha fría. Mientras el agua corría por su cuerpo, pensaba:
“Hoy Dios me puso otro ángel en el camino.”

Ese ángel se llamaba Carlos Domínguez, un concejal honesto e influyente que había decidido hacer resonar el mensaje de su primer libro y abrirle el camino para el segundo.

Pero quedaban aún preguntas flotando en el aire de Silvania como hojas al viento:

¿Se cumplirían las expectativas de Kike con el nuevo carro mágico que llegaría desde Bogotá?
¿Lograría duplicar sus ventas y sumar nuevos productos como el carajillo artesanal?
¿Publicaría don Carlos las fotos y el video aquel fin de semana, haciendo viral el mensaje?

Esta historia continuará...

 

domingo, 29 de junio de 2025

✨#"El Abrazo del Tiempo: Un Encuentro que Ilumina el Alma"


 Era un 3 de junio, y el amanecer en Villa de las Bendiciones se desplegaba como un lienzo celestial. El sol, aún tímido tras las montañas, parecía querer contar un secreto ancestral. En ese rincón encantado de Silvania, donde el tiempo parece detenerse, las aves multicolores y diminutos insectos danzaban como gotas de Dios, entonando un canto sagrado a las 3:40 de la mañana.

Kike despertó de un sueño profundo con el presentimiento de que aquel día traería algo especial. Se levantó sereno, realizó su rutina sagrada: ejercicios, meditación y yoga. Luego preparó sus tintos y aromáticas, los elixires mágicos que lo acompañaban a diario. Se hidrató con gratitud y partió a las 5:04 am hacia el Hospital Ismael Silva de Silvania, donde cada mañana compartía no solo productos como tapabocas, tintos y aromáticas, sino también palabras de ánimo a quienes esperaban una cita médica o un examen de laboratorio.

Hasta las 8:10 am cumplió su misión matutina. Luego pasó donde don Wilson a cuadrar cuentas del día anterior. A las 9:36 am comenzó su recorrido por las arterias comerciales de Silvania: talleres de motos, carnicerías, supermercados, almacenes... Allí lo esperaban sus clientes habituales, quienes reconocían el toque especial de sus tintos y el alma sanadora de sus aromáticas, preparadas por Linda en Villa de las Bendiciones, con una fusión sagrada de yerbabuena, albahaca y homero.

A las 11:34 am, tras culminar su ruta en el punto de encuentro con los muchachos de las motos, regresó a casa, dejó sus termos mágicos, se despidió de Linda y partió rumbo a Bogotá en un Expreso Bolivariano al mediodía.

Durante el trayecto, Kike cerró los ojos y meditó. En ese instante, como un destello de intuición, recordó llamar a Don Octavio Botero, un viejo amigo y gran emprendedor de la cacharrería en el corazón de Bogotá.

—¡Hola Don Octavio! Le hablo para contarle que voy rumbo a Bogotá —dijo Kike con voz vibrante.

—¡Kike! ¡Qué alegría saber de ti! ¿Cuántos libros llevas? —respondió Don Octavio con sorpresa.

—Llevo tres ejemplares —contestó Kike.

—Perfecto, te apoyo con dos. Te espero en el almacén a las 2:30 pm —dijo con decisión.

—Gracias Don Octavio, le haré una dedicatoria muy especial —prometió Kike, con el alma encendida.

Al llegar a Soacha, Kike visitó a doña Yorly, una fiel lectora que ya había adquirido su obra meses atrás. Luego pasó a comprar productos de Omnilife y se dirigió en Transmilenio hasta la estación San José, desde donde caminaría a su destino: la mítica cacharrería El Rayo, un templo del emprendimiento en Bogotá, fundado hace 33 años.

Allí, en medio de cajas, estanterías y memorias, lo recibió William, antiguo empleado y testigo del legado de Don Octavio. Conversaron sobre el libro, sobre los días pasados y las esperanzas renovadas. De pronto, bajó por las escaleras Don Octavio, quien interrumpió una importante junta directiva para abrazar al viejo amigo que no veía desde 1997.

El tiempo pareció detenerse mientras se fundían en un abrazo que borró décadas. Kike recordaba los días en que le había colaborado con trámites notariales y asesorías, y Don Octavio evocaba su confianza en aquel joven honesto que hoy llegaba como escritor.

Kike lo felicitó por su evolución: más de tres almacenes, más de 30 empleados, y una reputación impecable. Luego le entregó una dedicatoria escrita desde el alma:


Dedicatoria especial para Don Octavio Botero, su esposa e hijos

Con profundo aprecio y admiración, dedico estas palabras a usted, Don Octavio, entrañable amigo y destacado comerciante del mundo de la cacharrería y papelería; fundador visionario de la tradicional Cacharrería El Rayo, que desde hace 33 años ha iluminado con su servicio y compromiso el corazón de su comunidad.

Gracias por su valioso apoyo al adquirir dos ejemplares de mi primera obra, Historias que Inspiran la Imaginación. Su gesto no solo impulsa mi camino como escritor, sino que también me confirma que la amistad sincera y el respaldo genuino siguen siendo pilares fundamentales para crecer.

Que este libro sea una chispa más que alimente su luz interior y la de su hermosa familia, y que siga cosechando éxitos, como lo ha hecho durante toda una vida de esfuerzo y dedicación.

Gracias por creer en mí y por valorar este humilde emprendimiento literario.

Con bendiciones, respeto y aprecio sincero,
Jaime Humberto Sanabria
Villa de las Bendiciones, Silvania – Colombia
Junio 03 de 2025


No hubo tiempo para largas charlas. Don Octavio debía regresar a su reunión con empresarios y directivos. Pero para Kike, ese breve reencuentro fue un destello de eternidad, una lección viva: el tiempo no borra los lazos verdaderos, los fortalece.

Con algunas compras bajo el brazo, emprendió el regreso a Villa de las Bendiciones. Llegó sobre las 7:02 pm. Allí lo esperaba Linda con su sonrisa cálida y una aromática humeante.

Esa noche, al cerrar los ojos, Kike agradeció por el día vivido, por la amistad revivida y por la magia del reencuentro. Sintió que ese día era un susurro de la vida, recordándole que revivir momentos felices no solo nutre el alma, sino que también le da sentido al presente.

Porque cada encuentro verdadero es una chispa que enciende el corazón.


🌟 Esta historia continuará...

La siguiente aventura llevará a Kike al encuentro con una gran emprendedora y profesional de la salud en Silvania.
¿Qué otros misterios y enseñanzas le deparará la vida cotidiana?

lunes, 21 de abril de 2025

#“El Escarabajo Sagrado y las Voces del Amanecer”


 Historia

Érase un viernes santo, 18 de abril, en un sitio paradisiaco, rodeado de exuberante naturaleza, donde los pájaros multicolores y las cigarras tejían un coro armónico en un remoto lugar llamado Villa de las Bendiciones, en Silvania, donde el tiempo parece detenerse. Eran las 6:21 a.m. cuando Kike despertó de una noche tranquila, atrapado aún en la magia de un sueño que lo había cautivado.

Soñó con un hombre avaro que intentaba aprovecharse de una humilde mujer en una extraña apuesta. Sin embargo, ella, a pesar de su cansancio y su sencillez, se sobreponía, y cuanto más perdía aquel hombre, más se enojaba, cegado por su soberbia y orgullo. En el último lance, apostó todo… y fue vencido. La mujer, agotada pero invencible, se alzó como la gran triunfadora. En ese instante, una voz desconocida pronunció:
"Cuando avanza la mañana, es una buena mañana."

Kike despertó, buscó su libreta y su esfero, y anotó aquella frase enigmática. No tenía lógica en ese momento, pero horas después la descifró:
“Persiste y vencerás.”
Y comprendió que él era ese espíritu humilde que lucha contra los obstáculos representados por el hombre avaro.

Mientras seguía acostado, evocó los días anteriores. El martes habían llegado sus visitantes: Karen Tatiana y Omar. El miércoles, entre charlas y recuerdos, Omar se confesó:
—Querido Kike, he sido escritor de cuentos, poesías, crónicas y fanzines. También pintor y músico aficionado. Lo que hago, lo hago con esmero, aunque algunos digan que carece de técnica. Vivo una práctica espiritual no como religión, sino como trascendencia, sin pretensiones de superioridad. Respeto toda vida, hasta la de los insectos diminutos… son pequeñas porciones de Dios.

Kike se sintió identificado. Omar continuó:
—Dicen que el signo que me rige, diciembre, me ha dotado de sensibilidad y dotes artísticas. Por eso, tus historias son un espejo en el que me reflejo. Aquel miércoles salieron a hacer compras. Kike logró reunir a última hora una cuota gracias a la venta de sus libros. Aquella tarde, Omar los invito a disfrutar de una cerveza propia de la región en el Café Zeratema.

A la mañana siguiente, Kike le dedicó su primer libro:

“Para Omar, caminante del espíritu y el arte:
Gracias por abrir tu corazón en este encuentro inesperado, que más que casualidad, siento fue un llamado de almas afines. Eres un tejedor de historias y buscador incansable de sentido.
Que estas Historias que Inspiran sean para ti un espejo de tu viaje interior, y de esos seres diminutos y maestros invisibles que, como tú dices, son pequeñas porciones de Dios.
Gracias por coincidir en el misterio de la vida. Que Deepak, Eckhart y Gabo sigan siendo faros para ambos.”

Omar se propuso terminar de leer Historias que Inspiran la Imaginación antes de volver a Bogotá.

La tarde lluviosa del jueves los llevó a caminar por un sendero que Kike conocía hasta llegar al pueblo. Esta vez convencieron a Juanpis para que los acompañara. Recorrieron tres kilómetros por caminos frondosos, charcos de lluvia, y bordeando el río Subia, hasta Silvania.


Kike les mostró la cancha acústica, la iglesia… y Omar los sorprendió invitándolos a un almuerzo en un sitio exclusivo: cuchuco y una picada deliciosa con longaniza, rellena, papa criolla, carne de cerdo y limonada en un restaurante frente a la alcaldía. De allí partieron, a un tercer piso panorámico de un edificio emblemático, cerca de la alcaldía, se deleitaron con cervezas, aromáticas y brownies. Compraron víveres para el viernes santo, cuando gran parte del comercio cerraba.


De regreso, a solo 150 metros de Choriloco, Omar se topó con un escarabajo verde metalizado, enorme y brillante. Le tomaron fotos y videos; era algo único. Más tarde, Kike investigó y descubrió que estos escarabajos son símbolo de esperanza y renovación. En algunas culturas, su aparición señala que la naturaleza está en plena actividad.

Esa noche, Omar salió a comprar una torta de frutas: era el cumpleaños de Karen. Lo celebraron con vino y aguardiente amarillo Néctar. Conversaron de música, crecimiento personal y encuentros literarios en Bogotá. Omar le compartió a Kike su obra: CHIFLÓN REBELDE 2 DIGITAL FINAL. Fue un jueves santo inolvidable.

Ya el viernes, a las 8:37 a.m., Kike, tras meditar, orar y activar sus chakras, se sumergió en la lectura de Una Historia para Contar de Gabo, donde el Nobel narraba la memoria de su infancia y juventud, el origen de su imaginación.

Luego bajó a conversar con Karen, quien le contó, con cierto misterio, que había escuchado la voz de un hombre hablando en la madrugada. Kike, intrigado, fue a revisar a Juanpis y lo encontró dormido. Omar seguía descansando. El misterio quedó en el aire.


Karen preparó huevos revueltos con cebolla y tomate, embueltos silvanenses y chocolate caliente. Más tarde, Omar y Kike recolectaron leña e improvisaron un fogón, mientras Karen recogía auyamas, papas y verduras de la huerta. Con pollo criollo prepararon un delicioso sancocho, acompañado de limonada de naranjas ácidas de la finca.


La tarde transcurrió entre conversaciones sobre literatura y mentores espirituales. Fue entonces cuando, en la sala, apareció un escarabajo sagrado de color negro, igual al de los jeroglíficos egipcios. Lo recogieron, le tomaron fotos y videos. Kike investigó:
El escarabajo egipcio, símbolo del Sol naciente, de protección contra el mal y de fuerza diaria, era también un emblema de resurrección.

Aquella noche, Kike recibió mensajes de amigos cercanos pidiéndole disculpas por no poder asistir al lanzamiento de su primer libro, pues se hallaban de vacaciones. Kike preparó una y otra vez su libreto para su presentación en el Café Taller Zeratema de Silvania.

Y así, con el misterio del escarabajo, las voces del amanecer y los mensajes ocultos en los sueños, la aventura de Kike, Karen Tatiana, Omar y Juanpis apenas comenzaba.

…Esta historia continuará.

lunes, 7 de abril de 2025

#"El Video del Destino y el Secreto del Mirador" Una jornada donde la intuición guió los pasos del alma


 Érase un 5 de abril, en una tibia mañana de invierno en Villa de las Bendiciones, donde el tiempo parece detenerse. El canto de los pájaros de colores, los ladridos de los perros y los gallos entonando su melodía formaban una sinfónica única en Silvania. Ese día, el invierno, generoso, decidió dar una tregua.

Kike se despertó distinto. Algo en su interior había cambiado. Atrás quedaban la indecisión y el letargo de una semana difícil. Tal vez fue aquella vocesita, su intuición, que el sábado anterior le susurró algo importante. Hoy era otro día. Se sentía renovado, con buena vibra, preparado para grabar el video final en el Mirador Artístico… que, al final, resultaron ser cuatro.

Dos días antes, su cita con el alcalde había sido un éxito, aunque la falta de una foto aplazó la publicación de aquel inolvidable jueves. Para él, ese día pasó de ser metáfora a realidad. El viernes siguiente celebró con sus cómplices de aventuras: la doctora Olga, don Wilson y el paisita. Pero Kike había prometido no contar esa historia sin la foto. Y Kike cumple sus promesas.

El sábado despertó con una energía sorprendente. Hizo su rutina de tres horas y recitó una y otra vez su libreto, convencido de que era su responsabilidad llevar su libro al mundo. Sacó a relucir ese león orador que llevaba dentro, convencido de ser un escritor único por su forma de interpretar lo cotidiano desde el presente.

Mientras su hijo Juanpis dormía tras acostarse a las seis de la mañana, Kike preparó desayuno y almuerzo. Su ropa de ejecutivo ya estaba lista desde el día anterior: camisa y corbata bien dispuestas. Su presentación debía ser impecable.

Después de unos ejercicios de fortalecimiento, desayunó. A las 2:00 p.m. Juanpis despertó. Kike lo ayudó a ducharse, le preparó el desayuno y lo alistó para el viaje al Mirador. Pero a las 3:15 p.m., cuando ya le tenía los zapatos listos, Juanpis se negó a ir. Prefirió quedarse, y Kike, un poco decepcionado, le dejó su merienda de onces y partió a las 3:35 p.m.

Durante el trayecto, recorriendo un kilómetro y medio, Kike admiraba la majestuosidad de la vía en la 40, ya casi lista con sus tres carriles por sentido. A las 4:00 p.m. llegó justo a tiempo. Doña Ligia y don Germán lo recibieron con los brazos abiertos y le presentaron a dos chicas, una de ellas cantante. Extrañados por la ausencia de Juanpis, escucharon atentos su explicación.

Kike hizo su calentamiento, pero fue doña Ligia, experta en libretos, quien le sugirió ajustar el movimiento de brazos, modular mejor su voz y hablar desde el alma, no como un loro. Le preparó el micrófono, y aunque al principio se enredó, fue tomando confianza. Al final, grabaron cuatro videos: dos interiores (vertical y horizontal) y dos exteriores con el mismo formato.


Kike sintió que aún le faltaba algo, por eso los subiría como borradores. Pero sabía que los próximos días serían clave para mejorar, siguiendo los consejos de doña Ligia. Al terminar, ella le ofreció un delicioso jugo de maracuyá, mientras don Germán y las chicas brindaban con cerveza. Compartieron ideas, y Kike les contó el origen de su libro, el cual doña Ligia tenía exhibido en el centro de su biblioteca.

Entre risas y abrazos, se despidieron. Eran las 5:30 p.m. Kike, preocupado por haber dejado a Juanpis solo, regresó apresuradamente a Villa de las Bendiciones. Quince minutos después, Juanpis lo recibió con una sonrisa pícara. Cenaron juntos sopa de pasta con pollo, arroz, pierna frita, papa salada, plátano maduro frito y Pony Malta.

Esa noche, antes de dormir, Kike dejó listo el borrador de su blog, titulado: "El Despertar de Kike y la Profecía del Poeta Josué". qué publicaría al día siguiente

"Cuando un sueño se escribe con el corazón, se convierte en una historia capaz de transformar otras vidas." – Kike

¿Qué nuevas aventuras esperaban a Kike la siguiente semana?

Esta historia… continuará.

miércoles, 12 de marzo de 2025

# "El Martes de las Coincidencias"


 Era un 11 de marzo en una mañana tibia y radiante. El reloj marcaba las 5:40 a.m., y el cielo azul con pinceladas de naranja en sus nubes blancas anunciaba un día especial. En Villa de las Bendiciones, un lugar donde el tiempo parecía detenerse, la sinfonía celestial del canto de los gallos y los pajaritos de colores acompañaba el despertar de Kike.

Abrió los ojos con la mente despejada, dispuesto a comenzar su ritual matutino: meditación, oración y autoobservación. Luego de elevar sus plegarias, se asomó a la ventana y observó una escuadra de aves migratorias surcando los cielos. Con la certeza de que ese martes le traería sorpresas, pidió inspiración para escribir historias que tocaran almas.

Cumplió con los deberes del hogar y dedicó una hora a su maratón de lectura, donde los relatos de Gabriel García Márquez lo transportaban a otros mundos. "¡Qué gran maestro!", pensaba, sintiendo la presencia de Gabo a su lado, como si le susurrara secretos de la narrativa.

A las 10:17 a.m., comenzó a llamar a sus amigos para contarles sobre su nuevo libro. Eduardo, su hermano, fue el primero en contestar y no dudó en comprar un ejemplar. Luego, contactó a Carlos Cárdenas, defensor de los suelos en Silvania, quien le solicitó un blog sobre su causa. Kike aceptó con gusto, pidiendo unos días para entregarlo.

A las 10:54 a.m., marcó a su amiga María Tellez, con quien compartió una amena conversación sobre su nueva faceta como escritor. Sin embargo, varias de sus llamadas quedaron sin respuesta. Fue entonces cuando un presentimiento le estremeció el corazón: tenía pendiente hablar con Marlen.

A las 11:28 a.m., llamó y, al primer timbrazo, ella contestó con asombro:

—¡Kike, justo estaba pensando en ti! Esta mañana, mientras trotaba por el parque San Cristóbal, vi a un atleta que se alejaba y por un instante creí que eras tú. Aceleré el paso para alcanzarte, pero cuando lo logré, me llevé una desilusión. No eras tú... Pero no perdía la esperanza de saber de ti. Horas después, tu llamada me sorprendió.

Kike sintió un escalofrío de emoción. ¡Era como si sus pensamientos hubieran tejido un puente invisible entre ellos! Marlen le prometió que hablaría con sus compañeros del grupo de atletismo para visitarlo y comprar su libro.

Animado por la charla, Kike contactó a Maticas, quien lo felicitó efusivamente y le pidió un ejemplar con dedicatoria para su familia. Luego, envió mensajes a Luz Marina y Adelita, quienes también le hicieron pedidos.

Por la tarde, a las 5:30 p.m., llamó a su amigo Jorge Iván en Medellín, con quien no hablaba desde 1992. La conversación evocó recuerdos entrañables, especialmente sobre William, el hermano de Jorge, quien había confiado en Kike en el pasado. —Mándame cuatro ejemplares mañana mismo—, le pidió Jorge Iván antes de entrar a una reunión.

A las 7:00 p.m., Kike llamó a don José, presidente del Club Deportivo Chaskis, quien también le expresó su apoyo y le encargó un libro.

Aquella noche, Kike se acostó con una sonrisa de gratitud. La vida lo había sorprendido con conexiones inesperadas, con encuentros que parecían guiados por un hilo invisible del destino. Mientras cerraba los ojos, se preguntó qué nuevos misterios le depararía el día siguiente.

… Esta historia, continuará.

viernes, 28 de febrero de 2025

#El Sendero del Destino: Un 27 de Febrero Inolvidable


 El amanecer del 27 de febrero se desplegaba con un velo de serenidad, mientras el reloj marcaba las 5:58 a. m. Kike despertó con la determinación de un guerrero, con la meta clara de vender al menos dos o tres libros en el día. Su jornada comenzó con su ritual habitual: meditación, oración, yoga y la escritura de una carta de automotivación. A las 10:00 a. m., tras completar su rutina de ejercicios —flexiones, abdominales y movimientos articulares—, apagó la estufa donde preparaba el desayuno y se dispuso a salir con paso firme, con la determinación palpitando en su pecho. Vestía su pantaloneta, camiseta y zapatillas minimalistas, como un corredor preparado para un desafío más grande que él mismo.

Con un cronómetro en cero, Kike arrancó con potencia. A pocos metros, unos vecinos caminaban por el sendero y, al escuchar su paso decidido, voltearon a verlo y se hicieron a un lado. —¡Buenos días, vecinos! ¡Les deseo un excelente día! ¡Bendiciones! —exclamó Kike con voz enérgica. Ellos lo observaron con asombro, viendo cómo se alejaba como una sombra veloz entre la brisa matinal.

Al doblar a la derecha, inició un ascenso imponente, una prueba exigente que para muchos sería un obstáculo, pero para Kike era un reto más en su camino. Subió sin titubear, superando cada metro con un ritmo fuerte y constante. Los vecinos que lo veían pasar lo saludaban con admiración, como si presenciaran el ascenso de un héroe anónimo. Finalmente, tras una escalada desafiante, coronó la cima, alcanzando la Carretera Central en un tiempo de 12:18.



Sin perder el ritmo, descendió vertiginosamente dos kilómetros hasta el parador Choriloco. A su paso, los trabajadores de la ampliación de la vía lo saludaban con respeto, reconociendo en él una fuerza de voluntad inquebrantable. La bajada fue un juego de movimientos entre zigzags y pendientes pronunciadas, hasta llegar a Villa de las Bendiciones en 36:18. Allí, realizó sus estiramientos, se hidrató y comió un banano, listo para el siguiente desafío del día.

Luego, Kike tomó su teléfono y se conectó con viejos amigos del atletismo en Bogotá. Llamó a Carlos Rodríguez, un atleta legendario del Bosque de San Carlos, quien, pese a los años, mantenía su disciplina y espíritu guerrero intactos. Luego contactó a Estanislao, un fondista comprometido con la formación de nuevas generaciones de corredores. Siguió con Humberto Palacios, que entrenaba incansablemente 100 kilómetros a la semana con la mira puesta en la maratón de Cali. También conversó con Mercedes, una corredora inquebrantable, y con Felisa, una atleta de alto rendimiento que acumulaba podios como un alquimista recolectando oro.

—Tú te fuiste de Bogotá y el grupo se dispersó —le confesó Felisa con nostalgia. —¡Cuando el gato se va, los ratones hacen fiesta! —respondió Kike con una carcajada, provocando la risa de su amiga.

Finalmente, llamó a doña Guillermina, una antigua vecina que ahora vivía en Viotá con su esposo, don José, quien, para alivio de Kike, se encontraba mejor de salud. Antes de colgar, envió un mensaje de cumpleaños a su amiga Carmencita Moreno y compartió con todos ellos el enlace de su libro Historias que Inspiran la Imaginación, disponible en varios formatos e idiomas. Todos prometieron apoyarlo, emocionados de ver cómo su amigo se abría camino en el mundo de la literatura. Uno de ellos incluso le dijo: —Tú serás el mejor escritor de todos los tiempos. Esa frase resonó en su mente como una profecía. ¿Podría ser cierto?

Más tarde, Kike recalentó el almuerzo del día anterior: frijoles con cebollas cabezonas enteras y un toque de zucchini amarillo, rico en minerales y vitaminas. Lo acompañó con arroz integral con verduras, papa salada, carne de cerdo frita y jugo de zanahoria. Cada bocado le pareció un banquete celestial. En ese instante, comprendió que la magia no solo estaba en los grandes logros, sino en la capacidad de apreciar los pequeños placeres de la vida.

La noche cayó sobre el 27 de febrero, y Kike, envuelto en gratitud, miró al cielo y agradeció a la Divina Providencia por un día incierto pero maravilloso. Se acostó con el corazón liviano, sabiendo que nuevas aventuras lo esperarían al día siguiente.

Esta historia… continuará.

viernes, 14 de febrero de 2025

#✨ "El Libro que Susurró al Alma: El Mensaje de un Nuevo Amanecer" ✨


 La mañana del 13 de febrero amaneció nublada, envuelta en un aire de misterio y expectativa. Kike despertó después de un sueño profundo y apacible, con la sensación de haber viajado a un mundo desconocido mientras dormía. Miró la hora: 5:40 a.m. Aún con los ojos entrecerrados, recordó que a las 2:58 a.m. había despertado brevemente, sintiendo una energía envolvente, casi mística, que lo acompañaba en la quietud de la noche. En lugar de luchar contra el insomnio, cerró los ojos y dejó que la meditación lo guiara de vuelta al sueño.

Tenía muchas cosas en mente, pero una de ellas le preocupaba en especial: el arreglo de la luz. Para su fortuna, don José, un buen vecino, le había conseguido un electricista que solucionó el problema en menos de cinco minutos. Con esa tarea resuelta, Kike se sumergió en su rutina diaria de entrenamiento y disciplina. Dos horas de ejercicio, mente enfocada y un objetivo claro: escribir.

Desde el día anterior tenía dos blogs en mente y sabía que debía plasmarlos con la misma pasión con la que vivía cada instante. A las 11:00 a.m., tras cumplir con los quehaceres del hogar, se sentó a escribir el primero: "El Salto de Fe de Kike". A las 2:00 p.m. ya lo tenía listo y sintió una satisfacción serena al ver su historia cobrar vida.

Fue entonces cuando el destino comenzó a susurrarle al oído. Su teléfono sonó, y al contestar, escuchó la voz entusiasta de su tocayo Jaime Triana:

—Tocayito, quiero comprarte el libro. ¡Resérvame un ejemplar!

Kike sonrió.

—Tocayito, con gusto te lo separo. Si quieres, te hago la dedicatoria a ti y a tu compañera. Ni más faltaba, hermano. ¡Un abrazo y bendiciones!

Minutos después, otro mensaje llegó. Era de su amiga Mireya, atleta del Olaya en Bogotá, pasándole la dirección para que le enviara su ejemplar.

—Con gusto, mi campeona, mañana mismo te lo envío —respondió Kike, sintiendo que cada venta no era solo un libro más entregado, sino una semilla sembrada en el corazón de alguien que apreciaba su esencia.

La tarde avanzó, y Kike se dedicó a escribir su segundo blog: "El Susurro del Destino: Kike y la Promesa del Nuevo Amanecer". Mientras las palabras fluían, se tomó un descanso para preparar su almuerzo. Arroz con verduras, ensalada de remolacha y zanahoria, papas y una sardina bañada en salsa de tomate. Para acompañarlo, un jugo fresco de zanahoria recién sacada de su huerta. Todo tenía un sentido, todo se alineaba con su propósito de vida.

Cuando cayó la noche y estaba a punto de publicar su blog, un mensaje inesperado iluminó su pantalla. Era su gran amigo y cómplice literario, Óscar. Juntos habían compartido incontables tertulias en Bogotá, intercambiando libros de crecimiento personal y literatura clásica. Recordaba aquellas tardes en su negocio, donde conversaban sobre intelecto, sueños y los misterios del universo.

Pero esta vez, Óscar no solo escribía: también enviaba una foto. En ella, junto a su esposa e hijos, sostenía con orgullo el libro "Historias que Inspiran la Imaginación". La imagen transmitía una magia especial. Kike pudo ver el brillo en los ojos de la familia de Óscar, como si el libro les estuviera susurrando secretos, como si en sus páginas guardara un mensaje que solo ellos podían descifrar.

Junto a la foto, Óscar escribió:

"Mi maestro escritor, un cordial saludo de mi familia. Mil gracias por la mención."

Pero eso no fue todo. Óscar continuó con palabras que tocaron el alma de Kike:

"Mi gran amigo y literato de la más alta disciplina, hoy me llegó el libro de su autoría y es una joya invaluable.
Le daría un mensaje inspirador al mundo si se anima a lanzar su propio contenido por plataforma de podcast, le compartiría a la humanidad un contenido excelso de su conocimiento y riqueza literaria. Un gran abrazo."

Kike sintió un escalofrío recorrer su espalda. Era como si el universo le estuviera enviando señales, empujándolo hacia un nuevo camino que aún no había considerado. Respiró profundo y respondió con el corazón:

"Mi querido amigo Óscar, tus palabras son un verdadero tesoro para mí. Saber que el libro ha llegado a tus manos y que lo valoras de esa manera es un regalo invaluable.
Tu apoyo y confianza en mi trabajo me impulsan a seguir compartiendo mi pasión por la escritura. Me emociona la idea del podcast, y créeme que lo consideraré seriamente. Si algún día me animo, será un honor contar con un oyente y amigo como tú. Un fuerte abrazo y gracias por tu inspiración constante."

Óscar cerró la conversación con un mensaje que selló el momento:

"Hoy mismo comienzo a leerlo."

Esa noche, Kike cerró los ojos con una sensación indescriptible. Había terminado de leer "Tónico para el Alma" de Osho, y sintió que, de alguna manera, el libro había hablado directamente a su espíritu. Desde hacía unos días, sentía una energía envolviéndolo, como si una presencia divina estuviera a su lado, disipando sus miedos y transformándolos en luz.

El destino tenía un plan para él, y él estaba listo para escucharlo.

jueves, 13 de febrero de 2025

#"El Salto de Fe de Kike"


 Era un 11 de febrero de 2025, a las 6:00 a. m., en Silvania. La mañana despertaba con un aire apacible y misterioso. Una nube gigante, teñida con pinceladas de color naranja, cubría la casa de Kike, mientras en el horizonte se divisaban nubes grises que presagiaban lluvias en la tarde. En "Villa de las Bendiciones", donde el tiempo parecía detenerse, Kike aguardaba con expectación un correo crucial: la respuesta de la agente literaria en España sobre la fase final de la comercialización de su libro a nivel mundial.

Había prometido no revisar su correo ni mensajes hasta completar su rutina matutina: ejercicios de meditación, oración y reflexiones escritas, además de la lectura continua de dos libros clave en su crecimiento personal: uno de Gabo, para enriquecer su léxico, y otro de Osho, para fortalecer su motivación. No fue sino hasta las 9:00 a. m. cuando finalmente abrió su bandeja de entrada. Ahí estaba el esperado mensaje de María del Mar, su agente literaria de LETRAME.

La noticia era un hito en su carrera: debía cambiar su perfil en Instagram acorde a su nueva vocación de escritor para que la editorial pudiera compartir su contenido con el mundo. Además, le concedían una entrevista... pero hasta mayo. Sin embargo, había una segunda opción: enviar un video de un minuto o minuto y medio para que ellos lo publicaran en sus reels.

La emoción inicial dio paso a una ola de incertidumbre. Por dos horas, Kike se sintió abrumado. Sabía que el éxito de su libro no dependía exclusivamente de la editorial, sino de su capacidad para convencer al mundo de la importancia de su obra. La idea de exponerse a través de un video lo inquietaba, pero finalmente, tras una hora de meditación, llegó a una conclusión ineludible:

—No hay de otra. Tendré que atreverme a dar ese salto cuántico hacia la fama. Pero no lo hago por la fama, lo hago porque quiero que mi mensaje llegue a millones de personas en el mundo.

Con renovada determinación, miró la cantidad de libros que se publicaban diariamente en todas las plataformas y, con el alma en vilo, pidió a la Divina Providencia la inspiración necesaria para crear un video que cautivara a su audiencia. Se sentó a escribir el libreto, ensayó múltiples veces frente a su celular, grabó y borró, perfeccionando cada toma. Se dio un plazo de una semana para tener el video listo.

Por la tarde, a las 3:30 p. m., su celular sonó. Era su entrañable amigo Óscar Rico, su cómplice literario desde sus días en Bogotá. Antes de que Kike pudiera contarle sobre el video, Óscar le lanzó una sugerencia inesperada:

—Hermano, ¿por qué no haces un handstand en el video? Es una forma única de hacerte notar. Tienes un don para escribir diferente a muchos escritores.

La propuesta lo tomó por sorpresa, pero al instante encajó con su objetivo.

—¡Qué coincidencia, mi hermano! Justo me pidieron un video para convencer al mundo de la importancia de mi primer libro. Ya que lo mencionas, mándame unos tips para hacer handstands. También he estado pensando en narrar mis blogs por audio para la gente que no gusta de leer.

Óscar, emocionado, le respondió:

—¡Esa es la actitud, Kike! Y, por cierto, necesito que me envíes un ejemplar con una dedicatoria para mí, mi esposa y mis hijas.

—¡Por supuesto, hermano! Envíame la dirección y los nombres para la dedicatoria. Mañana mismo te lo mando.

Más tarde, chateó con su amigo Manuel Céspedes, quien, con su sabiduría y generosidad de siempre, le sugirió cuidar la ambientación y el vestuario para que el video tuviera un impacto visual poderoso.

Esa noche, en lugar de terminar su blog, se dedicó a cambiar su nombre de usuario en Instagram, alineándolo con su nueva identidad como escritor. A la 1:00 a. m., finalmente se acostó, visualizando el gran salto que estaba por dar: una presentación ante el mundo, con el objetivo de transformar corazones a través de sus escritos inspiradores.

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