Era un domingo 16 de febrero, 5:40 a.m., en Villa de las Bendiciones, "donde el tiempo parece no detenerse". El alba se anunciaba con la danza de los pajaritos de colores, su canto armonioso y el leve picoteo en las ventanas, como un himno celestial.
Kike despertó con una energía inusual, como si una fuerza invisible lo impulsara a transformar lo vivido el día anterior. Se sumergió en su rutina de tres horas de meditación, oración, yoga y escritura, reflexionando sobre un pensamiento que lo intrigaba. Al abrir nuevamente "Tónico para el alma" de Osho, encontró un pasaje revelador:
"Nos da ambos mundos. Nos da el otro mundo (el de la divinidad) y nos da este mundo también. Entonces, uno es pobre. Uno también tiene riqueza, pero no material. Hay muchas formas de riqueza, y el hombre que es rico porque tiene dinero es el más bajo en cuanto a categoría de riqueza."
Inspirado, Kike anotó en su diario:
La riqueza no se limita solo al dinero. Hay muchas formas de ser rico, y la riqueza material es solo una de ellas. El hombre que solo posee dinero es el más pobre de los ricos. La verdadera riqueza radica en la creatividad, la pasión y la conexión con nuestro ser interior. La meditación nos enriquece al revelarnos nuestro yo más profundo y libera nuestros talentos. Cada persona nace con un don único, y si no lo desarrolla, siempre sentirá que algo falta en su vida.
Con esa reflexión, se sintió el hombre más rico del mundo. Sus pensamientos coincidían con las enseñanzas de Jesús: "Todo lo que pidan en oración les será concedido". Y entendía que la verdadera oración es el silencio de la meditación.
Después, dedicó dos horas a la lectura de Gabo y tomó notas de una crónica sobre la Convención de Ginebra en julio de 1955. Mientras tanto, el día transcurría. Realizó sus ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, sintiéndose un poco adolorido por el trote de 26 km del día anterior en la vía del Sumapaz. Estaba terminando de escribir su blog cuando su teléfono sonó. Era la Dra. Olga, una fiel admiradora de sus escritos, quien lo invitó a un asado en su finca para celebrar el cumpleaños de su hija, Paula Daniela Salamanca Romero, una joven ejemplar y apasionada por el marketing.
Linda no estaba en Silvania, así que Kike fue solo. A las 4:00 p.m., llegó a la finca y quedó admirado por la energía emprendedora de la Dra. Olga. Mientras esperaban a los invitados, ella lo llevó a la cocina y conversaron. Sin batería en sus audífonos, Kike tuvo que acercarse para entenderla mejor. Luego, la Dra. Olga le mostró su caballo de paso, que bañaron con esmero junto a su empleado.
Poco después, llegó "El Paisita", un personaje con una historia fascinante que Kike no pudo evitar querer plasmar en un blog. Tras la entrevista improvisada, disfrutaron del asado en un ambiente de risas y camaradería. A las 7:00 p.m., Kike se despidió y tomó el sendero oscuro de regreso. Mientras caminaba los 2 km que lo separaban de Villa de las Bendiciones, se detuvo a ratos para dejar pasar los carros y motos, iluminando su camino con la luz intermitente de su celular.
Al llegar a casa, se dedicó a ampliar un guion que quería memorizar para el día siguiente. Duraba un minuto y treinta segundos, y se propuso un desafío doble: repetir la hazaña del sábado, recorriendo los 26 km hasta Fusa, pero esta vez memorizando su guion mientras corría.
¿Lo lograría?
Esta historia continuará...