El nacimiento de una marca literaria y una nueva corriente que desafía el tiempo
En una remota aldea llamada Villa de las Bendiciones, donde la naturaleza susurra secretos al oído del viento y los días parecen diluirse en un tiempo sin relojes, amaneció un martes 29 de abril con una frescura mágica. Eran las 5:15 a. m. cuando Kike despertó tras un breve sueño de tres horas. En otra habitación, Juanpis, su pequeño hijo y compañero de aventuras, aún irradiaba una energía sorprendente pese a haber pasado en vela la noche anterior.
Kike no recordaba su sueño, pero algo en el aire le decía que aquel día no sería uno más. Tenía 45 minutos para alistarse. Gracias a su previsión, ya todo estaba preparado desde la noche anterior. Bañó a Juanpis, se bañó él mismo, preparó el desayuno y, con dulzura, vistió a su hijo. A las 6:00 a. m., salieron rumbo a su cita con el destino.
A las 6:12 a. m. llegaron frente a la alcaldía de Silvania, justo a tiempo para encontrarse con Jheraldine, la coordinadora del grupo de emprendedores de la Casa de la Mujer. Poco a poco fueron llegando los demás participantes. A las 6:36 partió el mismo bus que los había llevado el día anterior a la Feria del Libro, esta vez rumbo a una capacitación muy especial.
Durante el recorrido recogieron más soñadores desde Subia, San Raimundo y Granada. Mientras el verde paisaje desfilaba por la ventana, Juanpis se quedó dormido en el regazo de su padre, quien lo contemplaba con ternura.
Kike creía que el destino era la Cámara de Comercio de Cazucá, y así lo pensaba también Linda, su esposa, que acompañaba a su hija Taly. Pero cuando el bus pasó de largo, Kike se alarmó. Se acercó a Jheraldine y esta le aclaró que la capacitación era en la sede Kennedy. De inmediato llamó a Linda, quien aunque algo contrariada, aceptó tomar otro transporte. Cuando llegó, Kike ya le tenía reservado un puesto junto a Juanpis, con silla y computador. Nada era casualidad.
Comenzó entonces la capacidad transformadora de un día mágico. La facilitadora Monik Yeps, mujer de sabiduría luminosa, los guiaba en un taller llamado “Diseña tu Marca”. Fue en ese instante, entre palabras que tejían futuros y sueños que tomaban forma, que nació oficialmente una idea poderosa:
“Jaime Humberto Sanabria – Historias que inspiran lo cotidiano”,
una marca literaria, pero también un movimiento de alma y palabra.
En el descanso, Kike, Linda y Juanpis se tomaron una foto que el corazón ya había capturado antes: los tres caminando juntos hacia un propósito mayor.
Como broche de oro, Kike presentó su libro ante más de 20 asistentes. El aplauso no fue solo por el texto, sino por la historia viva que lo acompañaba. Al final, agradeció como siempre a los facilitadores, y al misterio de la vida que ese día le había permitido compartir en familia lo que tanto soñaba.
Luego, todos vivieron una experiencia de realidad virtual. A Linda y a Kike les fascinó; a Juanpis, no tanto: prefería seguir explorando su propio universo a través del celular. A las 3:00 p. m., el bus partió de regreso a Silvania. Linda se despidió con amor para quedarse en Soacha, ayudando a su hija Taly, quien en febrero había dado a luz a mellizos.
El camino de vuelta fue sereno. Muchos dormían profundamente. Kike se despertó justo al llegar a Subia. Miró su reloj: 46 minutos desde Soacha. A las 5:04 p. m., padre e hijo llegaron nuevamente a Villa de las Bendiciones.
En casa, Kike calentó el almuerzo que había dejado listo: una sopa de conchitas con verduras y pollo, acompañada de arroz, papa, plátano maduro, maíz pira y pollo criollo frito, con un jugo de lulo que sabía a infancia.
Esa noche, Kike no solo se acostó a dormir. Se acostó a soñar despierto. La imagen vivida en la Cámara de Comercio germinaba dentro de él, como una semilla con fuego. Quería crear una nueva corriente literaria basada en su experiencia, en su verdad.
Y escribió una frase para su próximo libreto:
“Sigo soñando porque las palabras terminan por cambiar el mundo,
y jamás, jamás… jamás se apagan.”
Esa semana tenía una lectura pendiente:
“Milagros que se cumplen” de William Thomas Tucker.
Algo en su interior le susurraba que ese libro le revelaría un secreto aún oculto.
¿Qué misterio encerraba esa lectura que parecía estarle llamando en sueños?
…Esta historia, apenas comienza.
1 comentario:
Felicitaciones Jaime por la creacion de su marca literaria
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