viernes, 31 de enero de 2025

#Nueve Días en la Piel del Quijote: Un Viaje Entre la Locura y la Inspiración



 Érase un 31 de enero a las 6:12 a.m., cuando la luz dorada del amanecer comenzaba a dibujar un nuevo día sobre Villa de las Bendiciones. Allí, en medio de frondosos árboles y el canto melódico de los pájaros, el tiempo parecía detenerse. Kike despertó con el cuerpo algo fatigado pero con el alma encendida. La jornada anterior había sido titánica: transportar 200 libros en una zorra no era una tarea menor. Sin embargo, esa carga no era solo de papel y tinta; cada volumen contenía un universo de ideas, historias y sueños esperando ser descubiertos.

Como cada mañana, meditó en silencio, hizo sus oraciones y pidió inspiración para escribir historias que despertaran almas. Miró el horizonte con ojos de explorador, como si esperara recibir un susurro del viento o un guiño del destino. Ese día, el reto era colosal: culminar la lectura de Don Quijote de la Mancha, una obra de 1016 páginas. Restaban 139 páginas y el desafío no era solo físico, sino también mental y espiritual.

A las 8:30 a.m., con la disciplina de un caballero en su última batalla, cronometró su tiempo. Desayunó, se hidrató y tomó tinto en pequeñas pausas estratégicas. Cada capítulo era un duelo entre la razón y la locura, un viaje por la geografía de la imaginación. La fatiga mental comenzó a asediarlo en el último tramo. Las palabras se volvían pesadas, el cansancio lo embargaba como si atravesara un desierto sin oasis a la vista. Pero Kike no se rindió. A paso lento, con la tenacidad de quien persigue una quimera, terminó su travesía en tres horas y media. Exhausto, se recostó sintiendo la mezcla de victoria y extenuación.

Al final de la tarde, con la mente más serena, desplegó el mapa incluido en el libro. Siguiendo el rastro del ingenioso hidalgo, revivió cada aventura como si las hubiera cabalgado en persona. Luego, se sumergió en la biografía de Cervantes y en la cronología de su época, comprendiendo que su lucha, como la del Quijote, no fue en vano.

El Reto de Leer Don Quijote en 9 Días

La idea de leer el Quijote en nueve días había nacido en diciembre. Kike sabía que las festividades y otros compromisos lo harían posponerlo hasta el momento adecuado. Cuando enero le dio la bienvenida, tomó la decisión de sumergirse en la lectura como un caballero que emprende su misión sagrada. Distribuyó las páginas estratégicamente: 100 páginas diarias los primeros cinco días, 125 páginas desde el sexto y, en el último día, el remate con 139 páginas. Sabía que sería la prueba más exigente.

El lenguaje complejo del siglo XVII fue un obstáculo al inicio, pero su visión estaba clara. Había preparado su mente como un atleta que visualiza la meta antes de la carrera. No se permitió distracciones. Se concentró con tal profundidad que, en ciertos momentos, sintió que entraba en la mente de Cervantes, conectando con el autor más allá del tiempo y el espacio.

Cada página era un peldaño en una escalera invisible hacia un conocimiento mayor. No había tregua, solo el placer de avanzar, de sentir la historia vibrando en sus venas. Y cuando terminó, entendió que no solo había leído un libro: había vivido una experiencia transformadora.

Las Enseñanzas del Quijote en la Vida de Kike

Don Quijote de la Mancha le dejó algo más que palabras. Fue una revelación, una brújula para la vida. Aprendió que:

  • La libertad es un valor irrenunciable.

  • La virtud y la humildad son escudos contra la adversidad.

  • Luchar por lo que uno cree es la esencia de una vida con propósito.

  • La pasión es la fuerza que mueve al mundo.

  • Nunca hay que subestimarse ni rendirse.

  • Es vital mantener los pies en la tierra sin dejar de soñar.

  • La sabiduría no solo se encuentra en los libros, sino en la honestidad y la experiencia.

  • Vivir auténticamente, sin miedo al qué dirán, es la verdadera locura lúcida.

Al cerrar el libro, Kike sonrió. Se dio cuenta de que, al igual que Don Quijote, él también era un soñador que creaba historias nacidas de la inspiración. Y sus lectores, al igual que Sancho Panza, lo acompañaban en su travesía, creyendo en su visión, riendo y reflexionando con él.

Así terminó su viaje de nueve días con el Quijote, pero al mismo tiempo, fue el comienzo de muchas otras aventuras donde la imaginación seguiría cabalgando libre por los campos de la literatura y la vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Admirable leer ese tomo de gran volumen en tan poco tiempo. Sin duda encontró muchísimas palabras de un uso poco común, las cuales obligan a una pausa visual de reconocimiento positivo y consultar su significado a tiempo inmediato o posterior.

Anónimo dijo...

Leer esa obra, deja sin dudas un enrrequecumiento cultural integral, nuevo léxico, manera de escribir y contar una realidad y ficción combinada, etc.

Alex dijo...

El solo hecho de medirsele a leer el Quijote es toda una proesa por su volumen y por su lexico igual leer la obra cumbre de la litertura española es enrequicedor.
usted la leyo en 9 dias la disfruto y hasta saco conclusiones aplicadas a la vida lo felicito usted es un lector voraz

Oscar dijo...

"La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos” lo dijo el caballero de la triste figura

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