El 30 de enero amaneció con un cielo de azul profundo, decorado con nubes blancas que parecían copos de algodón flotando en la inmensidad. La brisa matutina susurraba secretos que solo los corazones atentos podían descifrar. En Villa de las Bendiciones, Kike despertó con una energía especial, sintiendo que algo extraordinario estaba por suceder.
La noche anterior, antes de cerrar los ojos, había repetido en su mente las enseñanzas de Deepak Chopra sobre la transformación del ADN a través de la meditación. Su alma vibraba en gratitud, su espíritu se fortalecía con cada oración, y su cuerpo respondía con una vitalidad inquebrantable. Al amanecer, Kike realizó su rutina con devoción: meditó, agradeció, leyó la Biblia y, finalmente, se sumergió en la lectura del Quijote de la Mancha, decidido a devorar sus páginas durante tres intensas horas.
Pero justo cuando el reloj marcó las 8:28 a.m., un acontecimiento insólito lo sacó de su concentración. Al salir de su cuarto para ir a saludar a su hijo Juanpis, sus ojos se encontraron con un pequeño pájaro posado en el pasadizo del segundo piso. Lo extraño no era solo su presencia, sino su quietud. No se asustaba, no huía, simplemente lo miraba, como si esperara algo.
Kike sintió que ese encuentro tenía un significado. Sacó su celular, tomó fotos, grabó videos. Se acercó lentamente, pero el pájaro seguía ahí, confiado, impasible, como si la presencia de Kike fuera parte de un plan divino.
Intrigado, bajó a la sala y retomó su lectura del Quijote. Justo cuando estaba por terminar un capítulo, el teléfono sonó. Era la empresa de mensajería Envía, notificándole que los 200 libros estaban listos para recoger. Su corazón latió más fuerte. ¡El gran momento había llegado!
—Dame 15 minutos —respondió con entusiasmo—. Estoy a 600 metros del Alto de la Virgen, si quieres, nos encontramos allá.
Mientras se calzaba las zapatillas, su compañera Linda alistaba la zorra con manilas para transportar la valiosa carga. Kike salió emocionado, sintiendo que cada paso lo acercaba a un sueño hecho realidad. Cuando llegó al punto de encuentro, el transportista lo esperaba con cinco cajas repletas de historias.
—¿Por qué tanta alegría? —preguntó el mensajero con curiosidad.
Kike sonrió, sacó un libro y se lo mostró con orgullo.
—Porque en estas cajas hay 200 oportunidades para cambiar vidas.
El transportista tomó una foto del libro.
—Lo puedes encontrar en Google —dijo Kike—, "Historias que Inspiran la Imaginación" de Jaime Humberto Sanabria.
Se despidieron, y Kike emprendió el regreso a Villa de las Bendiciones, empujando la zorra con el peso de los libros y el corazón ligero de emoción. Cada paso sobre la tierra era un recordatorio de su lucha, de su pasión, de su propósito. Este no era solo un día más. Era un día marcado por la sincronicidad del universo.
Al llegar, con los brazos en alto y una oración de agradecimiento en los labios, se hidrató y continuó su lectura. Pero la magia aún no había terminado.A las 11:34 a.m., Linda lo llamó con una voz cargada de asombro:
—Mira a tus espaldas.
Kike giró y quedó sin aliento. Varios pájaros de colores picoteaban la ventana, como si quisieran entrar, como si trajeran un mensaje desde lo más profundo del universo.
Sacó su celular y comenzó a grabarlos. No huían. No temían. Al contrario, parecían disfrutar ser filmados. Revoloteaban con gracia, posándose de nuevo, repitiendo el ritual una y otra vez. Era un espectáculo místico, una danza celestial que solo podía interpretarse de una manera: el universo le estaba hablando.
Ese día, Kike avanzó 125 páginas del Quijote, quedando a solo 138 páginas de terminarlo. Pero lo más importante no era el número de páginas, ni siquiera la llegada de los libros. Lo que realmente quedó grabado en su alma fue el mensaje silencioso de los pájaros:
"Cuando eliges la gratitud, el universo conspira a tu favor. Cuando persigues tus sueños con fe, la vida te responde con señales claras. Hoy, unos pequeños mensajeros de plumas me recordaron que estoy en el camino correcto."
Así terminó aquel 30 de enero, un día de libros, de señales, de vuelos inesperados y de certezas profundas. Porque en la vida, los milagros no siempre llegan con estruendo. A veces, tienen la forma de un pájaro que no huye y de un libro que espera ser leído.
Moraleja:
El poder de la gratitud y la fe es real. Si inicias tu día con pensamientos elevados, el universo te responderá con milagros inesperados. La clave está en creer, en actuar y en escuchar las señales que la vida te envía. ¿Estás listo para reconocer las tuyas?
3 comentarios:
El universo retribuye y agradece el proceder, manifestándose de diversas maneras, una de ellas, ser visitado por aves confiadas por el respeto y amor humano con el cual se les ha tratado. Felicitaciones por esos 200 ejemplares, fue rápido el proceso de impresión y arribo.
Loable labor, el haber realizado ese proceso de tener a disposición 200 ejemplares, facilitando muchísimo su adquisición Muchas felicitaciones.
Que las aves se comporten de esa manera es muy inusual se requiere que exista magia conexion con el universo bondad y usted cuenta con eso Jaime
Publicar un comentario