Simón, un hombre de 57 años, y su esposa Brenda vivían en armonía, en un hogar estable construido con amor y respeto mutuo. Juntos tenían dos hijos y un negocio próspero. Eran una pareja de espíritu indomable, siempre con la actitud de salir adelante. Aunque lograban buenos ingresos, también disfrutaban de grandes lujos y de los placeres de la vida, sin pensar mucho en el futuro ni en la importancia de ahorrar.
Un día, sin previo aviso, un virus extraño se propagó rápidamente por la metrópoli. El gobierno decretó una cuarentena estricta, aislando completamente la ciudad del resto del mundo durante casi tres años. Las fronteras se cerraron, las comunicaciones se cortaron, y los habitantes tuvieron que aprender a sobrevivir con lo que tenían a su alcance.
En medio de la adversidad, Simón y Brenda encontraron una oportunidad única: su negocio comenzó a prosperar en medio del caos. Durante esos tres años, lograron pagar sus deudas y, una vez más, cayeron en el derroche de lo que ganaban, creyendo que la bonanza duraría para siempre. La gente a su alrededor los admiraba y confiaba en ellos como grandes emprendedores.
Sin embargo, todo cambió cuando el virus desapareció tan repentinamente como había llegado. Muchos sospechaban que había sido parte de un experimento gubernamental, pero lo cierto es que las fronteras se abrieron y personas de otras ciudades comenzaron a emigrar a esta próspera región. Con ellos llegaron también malas costumbres, y pronto la economía local se vio afectada. Una crisis financiera golpeó al país, y los intereses bancarios se dispararon de un día para otro. Solo aquellos que habían ahorrado lograron mantenerse a flote, mientras que Simón y Brenda, al no haber previsto el futuro, se encontraron en serios problemas económicos.
Desesperados, intentaron salvarse pidiendo más préstamos para cubrir sus deudas, pero su situación se agravó rápidamente. Estuvieron al borde de perderlo todo. Sin embargo, no perdieron la fe en sí mismos ni en su capacidad para salir adelante. Vendieron su propiedad, que había sido su principal fuente de ingresos, y se mudaron a una pequeña casa en un pueblo hermoso, aunque humilde. Este nuevo hogar no les generaba ingresos, pero representaba un nuevo comienzo, una oportunidad para reinventarse.
Con creatividad e ingenio, comenzaron a encontrar maneras de generar ingresos de la nada, aprovechando cada oportunidad con sabiduría e inteligencia. A pesar de los tropiezos, nunca les faltó lo necesario para sobrevivir. Aprendieron a ser autosuficientes, sembrando en su propio terreno y consumiendo lo que producían. La vida les enseñó a ser recursivos, como si una Divinidad Interior los guiara.
Un día, a Simón se le ocurrió una idea innovadora: adaptarse a los nuevos tiempos de la inteligencia artificial y alinearse con las tecnologías emergentes. Con el tiempo y su persistencia, esta idea se materializó, y poco a poco fueron superando sus dificultades financieras. La Divina Providencia siempre estuvo de su lado, brindándoles fuerza y esperanza.
Los amigos que habían estado cerca en los tiempos de bonanza se alejaron en la adversidad, pero aquellos que demostraron verdadera lealtad se unieron a Simón y Brenda, formando parte de un equipo que, con el tiempo, se convertiría en una comercializadora a nivel mundial. Su negocio creció al son de los tambores y la cítara, símbolo de su perseverancia y espíritu emprendedor.
Simón y Brenda aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la sabiduría financiera. Decidieron seguir el ejemplo de los judíos: ahorrar el 10% de sus ingresos, donar el 10% a los necesitados, destinar otro 10% para ayudar a familiares cercanos, invertir el 20% en nuevas oportunidades, y utilizar el 50% restante para sus necesidades diarias.
Esta historia es un recordatorio de que la verdadera prosperidad no se encuentra en el dinero, sino en la capacidad de adaptarse, de creer en uno mismo, y de tener fe en Dios y en el futuro.
1 comentario:
Buen blog, nos deja buenas enseñanzas y sugerencias para un mejor bienestar. Interesante tabla de porcentajes para el manejo del dinero 👍👍. Excelente agilidad para escribir.
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