Roger siempre fue un niño con una energía inagotable y una curiosidad sin límites. Creció en un barrio humilde, donde las distancias no existían en su mente; para él, el mundo era un inmenso terreno de exploración. Cada mañana, antes del amanecer, Roger emprendía su camino a la escuela, caminando más de dos horas para llegar a tiempo a clases. Con el paso de los días, se dio cuenta de que si corría en lugar de caminar, podría salir más tarde de casa y aun así llegar a tiempo. Pero al poco tiempo, se percató de algo más: corriendo, llegaba incluso más rápido que sus compañeros.
Fue durante esos trayectos que su profesor de Educación Física, Michael, notó algo especial en él. Observaba con interés la energía desbordante de Roger y cómo, a pesar del cansancio que a veces confesaba, siempre encontraba la manera de sonreír y participar con entusiasmo en las actividades deportivas. Un día, mientras Roger compartía con Michael lo agotadoras que eran las largas caminatas diarias, el profesor le comentó, medio en broma, que el mejor remedio para el cansancio era seguir entrenando. Roger no dijo nada en ese momento, pero aquellas palabras quedaron resonando en su mente y tocaron algo profundo en su ser.
De regreso a casa, mientras caminaba bajo el sol de la tarde, Roger comenzó a imaginarse un plan. Se inspiró en los entrenamientos que veía en internet y decidió que quería ser más que un simple corredor de trayectos escolares. Se comprometió a mejorar cada día y, con su pasión encendida, formó un grupo de corredores con sus compañeros de clase, una idea que el profesor Michael no solo aprobó, sino que alentó con entusiasmo.
Pronto, Roger se hizo conocido como el niño que siempre estaba corriendo. Aprovechaba cualquier oportunidad para entrenar; incluso se ofrecía como mensajero, entregando encomiendas y recorriendo largas distancias por montañas, valles, y desiertos, desafiando todo tipo de terrenos. Llegó a correr más de 50 kilómetros diarios, enfrentando los elementos con determinación y una sonrisa en su rostro.
Este espíritu incansable lo llevó a destacarse en las competencias deportivas intercolegiales, y no pasó mucho tiempo antes de que los comités de deportes nacionales comenzaran a notar su talento innato para las carreras de trail en montaña. Roger se convirtió en una leyenda local, conocido por su perseverancia, su amor por correr, y su habilidad para transformar cada paso en un nuevo reto superado.
La historia de Roger es un testimonio de cómo la disciplina y la pasión pueden convertir lo imposible en posible. Él nos enseña que, cuando se trata de alcanzar nuestros sueños, la distancia nunca es un obstáculo, sino una oportunidad para crecer y superar nuestros propios límites. Todo se reduce a la actitud con la que enfrentamos cada desafío.
1 comentario:
Linda historia, redactada y escrita de manera fenomenal. Así, como el caso de Roger, han sido el acontecer de muchos...muchos estudiantes y profesores de antaño. Ahora,casi que en la mayoría hay ramales carreteables. Podium don Jaime 🥇
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