jueves, 13 de febrero de 2025

#✨ El Susurro del Destino: Kike y la Promesa del Nuevo Amanecer ✨


 Historia:

El reloj marcaba las 4:41 a.m. en una madrugada aún envuelta en penumbras. En Silvania, donde el viento tibio susurraba secretos a las hojas, Kike despertó con una sensación especial en el pecho. No era un día cualquiera. Había algo en el aire, una certeza inexplicable que lo llenaba de energía.

Se sentó en la orilla de su cama, cerró los ojos y meditó. Durante veinte minutos, dejó que la calma se instalara en su ser. Después, con la fe de un peregrino, elevó una oración:

—Dios, dame sabiduría e inteligencia para escribir historias que inspiren al mundo.

Y al abrir los ojos, lo sintió: algo poderoso estaba en marcha.

Como si el tiempo se estirara para concederle un respiro más amplio, aprovechó su hora extra de vigilia. A las 8:00 a.m., Kike se sumergió en la calidez de las palabras, escribiendo con el corazón dos dedicatorias, una para su entrañable amigo Óscar Rico en Bogotá y otra para su querido sobrino Alfonsito Barrantes en Cajicá.

Cada línea que trazaba era un reflejo de su alma, un eco de gratitud por los lazos que el destino había tejido a su alrededor.

Con los libros dedicados y listos para viajar a sus destinatarios, Kike emprendió camino hacia Interrapidísimo. El sol, ya instalado en el cielo, parecía sonreírle. Sin embargo, su jornada apenas comenzaba.

Se dirigió a la Alcaldía de Silvania, donde una oportunidad inesperada aguardaba. Yaneth Rivera, su amiga y aliada en proyectos educativos, le había confiado una misión: presentar una propuesta de cursos gratuitos del SENA para el municipio.

Pero el destino, siempre juguetón, lo desvió momentáneamente.

—El alcalde está en una reunión con la comunidad de Molino Rojo —le informaron.

Sin dudarlo, Kike se dirigió al sector, donde una tensa reunión tenía lugar. Líderes comunitarios, ingenieros del Consorcio La 40, interventores, la CAR, la Gobernación, la Personería, concejales y el propio alcalde, Dr. Ricardo Pulido, escuchaban con seriedad las denuncias de los habitantes.

Las casas cercanas al proyecto del tercer carril habían comenzado a agrietarse peligrosamente. La comunidad, desesperada, había organizado un plantón para exigir respuestas. La indignación flotaba en el aire como un fuego latente, listo para estallar.

Kike observó en silencio, capturando cada emoción, cada frase, cada gesto. El realismo mágico de la vida misma se desplegaba ante sus ojos: el drama de familias al borde de perder su hogar, el choque entre progreso e historia, el pulso firme de quienes luchaban por justicia; recalcando que seguirían indefinidamente con el plantón.

El alcalde, con voz firme, respaldó a la comunidad y exigió al concesionario asumir la responsabilidad. Las miradas se cruzaron, los murmullos se disiparon y, por un instante, Kike sintió que las páginas de su próximo libro ya estaban escribiéndose solas.

Al finalizar la reunión, se acercó a Yaneth, quien le sonrió con complicidad.

Dame un momento, Kike. El alcalde te atenderá pronto.

Y así fue. Con la brevedad de quien tiene mil asuntos en la mente, el Dr. Pulido escuchó su propuesta y respondió con entusiasmo:

Excelente iniciativa. Te espero el viernes de la próxima semana en mi oficina. Hablaremos a fondo. Y tráeme un ejemplar de tu libro, quiero comprártelo.

Kike salió con una sonrisa en los labios y una certeza en el alma: el destino le había reservado ese día para abrirle nuevas puertas.

Al llegar a casa, listo para plasmar en su blog las historias que el día le había regalado, se encontró con un desafío inesperado: no había luz.

Miró la pantalla en negro. Sus dedos ansiosos quedaron en suspenso. Sus pensamientos, atrapados en el silencio de la espera.

No se resistió. Aceptó el mensaje del universo: ese día no era para escribir, era para reflexionar, para asimilar.

Se acostó más temprano, arropado por la gratitud, y cerró los ojos con la serenidad de quien confía en el mañana. Durmió profundo, como nunca antes, sintiendo que el destino le susurraba un secreto al oído:

Descansa, Kike. Mañana escribirás dos veces más fuerte.

FIN

1 comentario:

Janeth Rivera dijo...

Que buen escritor y me gusta como plasmas cada momento ,cada sensación y sentimiento en tus escritos

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