lunes, 24 de marzo de 2025

#El Sueño de Kike y el Camino del Destino


 El amanecer del miércoles 19 de marzo irrumpió con una frescura invernal en Villa de las Bendiciones. A lo lejos, el canto melodioso de la tángara real, de un azul resplandeciente, flotaba entre los árboles, acompañado por el revoloteo de aves multicolores. En este rincón donde el tiempo parece detenerse, el reloj marcaba las 5:58 a. m. cuando Kike despertó de un sueño apacible.

En su mente aún vibraban las imágenes de un sueño que había tenido el domingo: se veía a sí mismo llegando a Villa de las Bendiciones en una camioneta de alta gama, una máquina fuera de este mundo, que irradiaba una energía cósmica. Intrigado, Kike decidió investigar su significado y encontró que soñar con conducir un auto puede simbolizar el control sobre la vida, la independencia, la seguridad y la autoconfianza.

Ese miércoles Kike tenía dos retos. El primero: asistir a una reunión de la UMATA en Fusagasugá a las 8:30 a. m. Con el tiempo justo, meditó por unos minutos, dejó preparado el desayuno para su hijo Juanpis y alistó su mochila con una camiseta, pantaloneta, agua y cuatro libros de su primera obra: Historias que Inspiran la Imaginación. Saldría a las 6:57 a. m., trotando por la vía Sumapaz, en un desafiante recorrido de más de 12 kilómetros.

Mientras avanzaba con paso firme, la carretera parecía transformarse ante sus ojos. La vía, antes rústica y serpenteante, tomaba la apariencia de una autopista moderna, extendiéndose imponente bajo el cielo matutino. El paisaje lo envolvía en un espectáculo de verdes y dorados, y por momentos se veía reflejado en los autos que pasaban a toda velocidad. En su mente, volvía a revivir su sueño, conduciendo aquella camioneta que parecía no pertenecer a este mundo.


A las 8:28 a. m., Kike llegó justo a tiempo para la reunión. Lo recibieron con un café caliente antes de dar inicio a la capacitación sobre el Manejo de Viveros y Establecimiento de Plantaciones Forestales. Durante cuatro horas, los participantes discutieron sobre el envase de semillas, la protección de los suelos y la importancia de los viveros en la conservación del medio ambiente.

Al final, los líderes ambientales le cedieron la palabra a Kike. A pesar de la prisa por regresar a casa, habló brevemente sobre su libro, captando el interés de los asistentes, quienes anotaron su contacto y tomaron fotografías de la obra.

A la 12:42 p. m., la reunión llegó a su fin y Kike se dispuso a tomar un colectivo para volver a casa y preparar el almuerzo de Juanpis. Sin embargo, la coordinadora del evento, con un gesto inesperado, le entregó un almuerzo adicional para su hijo. Agradecido, Kike sintió que el destino lo guiaba con pequeñas señales.

Tras compartir su comida con John, su amigo de la avícola, salió con premura y abordó un colectivo rumbo a Silvania. A la 1:44 p. m., llegó a Villa de las Bendiciones con el corazón latiendo de anticipación. Al entrar, encontró a Juanpis tranquilo, absorto en sus juegos, sin haber probado el desayuno. Se había acostado la noche anterior a las 2:00 a. m., lo que explicaba su tardanza en despertar.

Mientras Linda, desde Soacha, le enviaba mensajes preguntando por su hijo, Kike procuraba mantenerse sereno. Esa tarde compartió el almuerzo con Juanpis y, al caer la noche, escribió su blog titulado El Lunes Mágico de Kike: Encuentros, Lluvia y Libros. Luego, leyó tres cuentos a su hijo antes de acostarse, sintiéndose satisfecho por haber cumplido con su jornada.

Se acostaron juntos, a las 2:00 a. m., cerrando un día lleno de aventuras, encuentros y misteriosas coincidencias. ¿Qué nuevas sorpresas le depararía el destino en los próximos tres días previos al puente festivo?

...Esta historia continuará.

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