Walter tenía una vida próspera y abundante junto a su esposa Anny. Juntos mantenían un hogar armonioso y estable, siendo un verdadero ejemplo para quienes los conocían. Anny, que lo conocía como nadie, solía llamarlo "loco soñador". Walter compartía con ella solo algunos de sus sueños, aquellos que recordaba con mayor claridad, pues cada noche viajaba por mundos fantásticos y sin fin, donde todo parecía posible.
Una de esas noches, Walter tuvo un sueño extraordinario titulado: "Los Visitantes del Tiempo en la Casa de Walter."
En el sueño, Walter se despertó a medianoche. Una luz resplandeciente iluminaba su casa, así que decidió subir a la terraza para descubrir qué era. Al abrir la puerta, vio un objeto gigante y redondo suspendido en el aire sobre su hogar, proyectando una luz intensa que lo envolvía todo. De repente, las puertas del objeto se abrieron y dos seres iluminados emergieron de su interior.
Walter se acercó lentamente, intrigado, y en ese momento los reconoció: eran él mismo y su esposa, pero rodeados de una luz brillante. Aunque no hablaron, sintió que se comunicaban mentalmente con él, invitándolo a acompañarlos. Fascinado por la idea de aventurarse con ellos, Walter pensó en Anny. Sabía que no podía dejarla atrás.
Mientras tanto, el objeto comenzó a prepararse para despegar. Walter corrió de vuelta a la alcoba, donde Anny dormía profundamente. Intentó despertarla, llamándola con insistencia, pero ella no lo escuchaba. Frustrado, oyó que la nave estaba a punto de partir. Subió rápidamente a la terraza y vio cómo el objeto se desvanecía en el horizonte, llevándose consigo esa oportunidad única.
Observó la tranquilidad de su barrio; nadie parecía haberse dado cuenta de lo que acababa de suceder. Cerró los ojos y sintió una paz interior indescriptible. Al abrirlos, se encontró de nuevo en su cama, ya había amanecido. El sueño había sido tan vívido que se sentía como si realmente hubiera ocurrido.
Walter se levantó y miró al espejo. Por un instante, vio su reflejo emitiendo una energía cósmica. Cerró los ojos, los abrió nuevamente y vio que todo estaba normal otra vez. Entonces, Anny le comentó que la noche anterior lo había escuchado hablar dormido, llamándola por su nombre. En ese momento, Walter comprendió que el amor que sentía por ella era más importante que la oportunidad de dejar este mundo.
Desde ese día, Walter se preguntaba si alguna vez volverían los Visitantes del Tiempo. Para él, aquella fue una experiencia de gran enseñanza. Después de ese encuentro, tanto él como Anny vivieron una vida armoniosa y llena de vitalidad, como si una sombra invisible y mágica los protegiera siempre, como si la gracia de Dios estuviera con ellos en todo momento.
1 comentario:
Fenomenal historia, se persive como ficción, pero todo es posible. Dicen que las máquinas del tiempo fueron creadas hace mucho, dándonos la posibilidad de viajar al pasado.o futuro.Excelente historia, se podría llevar a un corto metraje.
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