Johan era un chico de 16 años con una intuición fuera de lo común. Un día cualquiera, se despertó lleno de energía, siguió una corazonada y decidió salir a entrenar. Pero no lo hizo como cualquier corredor: en lugar de sus zapatillas, se calzó unos tacones y se lanzó a correr en carretera ascendente. Mientras avanzaba, se concentraba en la siguiente curva, visualizándola antes de alcanzarla. Cada vez que llegaba a una, veía la siguiente, y así fue recorriendo kilómetro tras kilómetro. Cuando completó seis, regresó a casa, incrédulo de lo que había logrado.
Al día siguiente, amaneció con los pies hinchados, pero no se detuvo: repitió el reto. Al tercer día, cojeando por el dolor, decidió ir al médico. El diagnóstico fue una tendinitis, y el doctor le prohibió correr con ese tipo de calzado, recomendándole usar zapatillas adecuadas. Johan pasó seis meses recuperándose, tiempo en el que sintió una impotencia profunda por no poder correr. Pero algo cambió en él: entendió que esos retos, por absurdos que parecieran, lo estaban formando mentalmente, y que con esa fortaleza lograría grandes cosas en su vida.
Ese instante quedó grabado en su memoria. Correr, superar límites y ver más allá era lo que lo hacía diferente. Detestaba la mentalidad limitada de quienes le decían que no podía lograr algo. Él les respondía con firmeza: "Para ti es imposible, para mí, no". Sin embargo, a medida que pasaban los años, Johan se preguntaba qué era ese algo que aún no se manifestaba dentro de él, esa chispa que aún no encontraba.
A los 24 años, Johan encontró estabilidad trabajando en una notaría, y con su astucia aplicó los principios que había aprendido en conferencias y charlas de mentores. Fue ascendiendo en su carrera. Se casó con Daniela, su alma gemela, y juntos criaron a su hija Tania, enseñándole valores y principios sólidos. Pero mientras su vida profesional avanzaba, su visión comenzó a deteriorarse. Cada año necesitaba gafas con más aumento, y estas le resultaban incómodas. A los 30 años, Johan decidió usar sus ahorros para someterse a una operación láser, aunque muchos le decían que no era una buena idea.
Con su inquebrantable creencia en sí mismo, decidió seguir adelante. El día de la operación, sintió el rayo láser quemar sus ojos. Pasó tres días con vendas, y cuando las retiraron, experimentó un milagro: veía con claridad un mundo nuevo. Por primera vez en años, podía leer letreros a lo lejos. La doctora le advirtió que si quería conservar su visión, debía acostumbrarse a mirar siempre hacia el horizonte.
Esa recomendación resonó profundamente en él. Reflexionó sobre sus días de adolescente, cuando corría y siempre veía más allá. Entendió que esa mentalidad de ir más lejos, de visualizar lo que otros no veían, había sido clave en su vida. A los 39 años, retomó el atletismo con la misma pasión que tenía cuando era joven, pero esta vez con zapatillas adecuadas. Se unió a grupos de corredores, y pronto se destacó como un atleta incansable.
Su entrenador se sorprendía por su capacidad de seguir adelante, sin importar el cansancio o las largas jornadas de ejercicio. "La mejor forma de vencer el cansancio es seguir entrenando", le repetía. Johan hizo de esa frase su mantra. Durante más de 20 años, enfrentó caídas y fracasos, pero siempre aprendió de ellos, sin rendirse jamás. Con el tiempo, se convirtió en un ejemplo de constancia y autodisciplina para todos los que lo rodeaban.
Su última entrenadora se preguntaba cómo era posible que Johan no se cansara ni se lesionara. La respuesta estaba en su mentalidad: siempre veía más allá. Esta historia nos enseña que creer en uno mismo es la clave para vencer nuestras limitaciones, y que ver más allá de lo obvio nos hace diferentes.
1 comentario:
Muchas veces nosotros mismos nos colocamos límites o limitaciones, buscamos un pretexto o excusa para no efectuar algo. Cultivamos el sentido de la intuición, al ver más allá de lo visible o anticipar cierta situación dadas las presentes.El visualizar, darle vida mental a x proyecto o situación, reafirmando y potenciando a cada nuevo día, hasta convertirla en realidad. Importante el poder de convicción, de no colocarse limitaciones y ser capaz de algo.
Publicar un comentario